ENFOQUE
Elecciones: ¿Hay dos modelos en pugna?
Pese a que la Argentina vivió los dos últimos años en un proselitismo permanente, la campaña comenzó formalmente este viernes para las Primarias del 9 de agosto, con la expectativa de que los candidatos dejen de lado los eslóganes y profundicen sobre sus planes para el próximo período de Gobierno.
En ese contexto, uno de los grandes debates pendientes es si realmente hay dos modelos de país en pugna expresados entre los principales candidatos o son variantes con una misma matriz.
De antemano se sabe que el próximo presidente, ya sea Daniel Scioli o Mauricio Macri, los mejores posicionados en la carrera electoral, o Sergio Massa, que parte más atrás en las encuestas, impondrá un estilo político distinto al que prevaleció en los últimos doce años con Néstor y Cristina Kirchner.
Ese no será un simple cambio cosmético porque la confrontación -con el campo, el FMI, Estados Unidos, los fondos buitre y la Justicia, entre otros- formó parte del ADN kirchnerista y difícilmente se mantengan como impronta del nuevo Ejecutivo.
"Scioli es a la política lo que el papa Francisco es a la religión. Es difícil pelearse con él", concedió Eduardo Duhalde, uno de los críticos más agudos de la era K, marcando las distancias entre el gobernador y los Kirchner.
Campañas
Esta primera etapa de campaña nacional posiblemente resulte más confortable para Scioli que para Macri porque el candidato del oficialismo no tiene rivales internos desde que la Presidenta ordenó el relevo de Florencio Randazzo de la carrera grande.
El jefe de Gobierno, en cambio, deberá garantizar primero la continuidad del Pro al frente del Ejecutivo porteño en la ciudad. Luego, habrá que ver cómo se desenvuelve la pulseada contra Elisa Carrió y Ernesto Sanz para las PASO. Los rivales en ambas contiendas son los mismos, pero el adversario de fondo es el oficialismo y hacía allí apunta su discurso.
Esas primarias también servirán de filtro para la contienda entre Massa y José Manuel de la Sota, quienes conformaron el Frente UNA, aunque el voto opositor tendrá otras alternativas en la izquierda, Margarita Stolbizer y Adolfo Rodríguez Saá. Para la mayoría de ellos las PASO serán trampolín o debacle.
Modelos
El gobernador bonaerense suele hablar de continuidad y el jefe de Gobierno de cambio, pero en verdad comparten más posiciones políticas y económicas que las que dejan traslucir. Esa convergencia angostó la avenida del medio por la que intentó transitar Massa con su "cambio justo".
Parado sobre el eje discursivo del oficialismo, Scioli recuerda que Macri ordenó votar a su tropa legislativa en contra de las medidas medulares del kirchnerismo.
Según su análisis, de un lado está el modelo de la inclusión y del otro el de la desigualdad. Sin embargo, Macri ya dejó entrever que de todas esas decisiones la única que revisaría sería la de continuar con el déficit de Aerolíneas.
Pese a que no hay debate presidencial previsto antes de las PASO, -sí habría antes de la primera vuelta del 25 de octubre-, sería saludable que estas definiciones queden claras en la campaña junto con otras clave para la economía que viene.
¿Qué harán con los subsidios a la energía? ¿Cómo se resolverá el cepo cambiario? ¿Es necesaria una devaluación? ¿Cuál será la relación con el mundo? ¿Qué medidas adoptarán contra la inflación? ¿Cómo se aplicarán y compensarán las rebajas impositivas al campo y los asalariados en caso de que sean aplicadas? Son algunas de las preguntas que los aspirantes a suceder a Cristina Kirchner deberían contestar. Por ahora estos interrogantes suelen recibir generalidades como respuesta.
Hay líneas de pensamiento coincidentes entre los principales asesores económicos de ambos y los de Massa, quienes sostienen que cualquier plan de trabajo debe estar asociado al gradualismo, aunque Scioli pivotea entre los diseñadores del actual modelo como Axel Kicillof y otros referentes que reclaman cambios.
En ese marco y luego de asegurarse la candidatura única en el FPV, el gobernador bonaense posiblemente deje traslucir su versión menos kirchnerista para capturar votos en el electorado indefinido. Los votantes de paladar negro ya saben, con el ingreso de Carlos Zannini a la fórmula, que como mínimo es la alternativa menos nociva para su doctrina.
El período proselitista también se desenvolverá en medio de la nueva cruzada del Gobierno contra la Justicia, implementada a través de la designación de jueces suplentes en tribunales clave.
Macri y Massa claramente están en contra de la maniobra, mientras que Scioli se muestra alineado a la Presidenta pero evitar pronunciamientos contundentes.
En ese marco, hay más preguntas por responder en las próximas semanas: ¿habrá políticas de transparencia y combate a la corrupción? ¿Cuál será la receta ante la principal precupación de los argentinos que es la inseguridad?
En política exterior, los dos creen que el próximo gobierno deberá ampliar su base de relaciones y consideran que el acercamiento de Estados Unidos a Cuba genera un ambiente propicio para avanzar en esa dirección.
En campaña, no obstante, preparan exposiciones contrapuestas para derribar mitos sobre la respectiva miopía exterior: es posible que Macri se muestre más latinoamericanista y Scioli más amigable con el mundo desarrollado que sus antecesores.
En ese contexto, uno de los grandes debates pendientes es si realmente hay dos modelos de país en pugna expresados entre los principales candidatos o son variantes con una misma matriz.
De antemano se sabe que el próximo presidente, ya sea Daniel Scioli o Mauricio Macri, los mejores posicionados en la carrera electoral, o Sergio Massa, que parte más atrás en las encuestas, impondrá un estilo político distinto al que prevaleció en los últimos doce años con Néstor y Cristina Kirchner.
Ese no será un simple cambio cosmético porque la confrontación -con el campo, el FMI, Estados Unidos, los fondos buitre y la Justicia, entre otros- formó parte del ADN kirchnerista y difícilmente se mantengan como impronta del nuevo Ejecutivo.
"Scioli es a la política lo que el papa Francisco es a la religión. Es difícil pelearse con él", concedió Eduardo Duhalde, uno de los críticos más agudos de la era K, marcando las distancias entre el gobernador y los Kirchner.
Campañas
Esta primera etapa de campaña nacional posiblemente resulte más confortable para Scioli que para Macri porque el candidato del oficialismo no tiene rivales internos desde que la Presidenta ordenó el relevo de Florencio Randazzo de la carrera grande.
El jefe de Gobierno, en cambio, deberá garantizar primero la continuidad del Pro al frente del Ejecutivo porteño en la ciudad. Luego, habrá que ver cómo se desenvuelve la pulseada contra Elisa Carrió y Ernesto Sanz para las PASO. Los rivales en ambas contiendas son los mismos, pero el adversario de fondo es el oficialismo y hacía allí apunta su discurso.
Esas primarias también servirán de filtro para la contienda entre Massa y José Manuel de la Sota, quienes conformaron el Frente UNA, aunque el voto opositor tendrá otras alternativas en la izquierda, Margarita Stolbizer y Adolfo Rodríguez Saá. Para la mayoría de ellos las PASO serán trampolín o debacle.
Modelos
El gobernador bonaerense suele hablar de continuidad y el jefe de Gobierno de cambio, pero en verdad comparten más posiciones políticas y económicas que las que dejan traslucir. Esa convergencia angostó la avenida del medio por la que intentó transitar Massa con su "cambio justo".
Parado sobre el eje discursivo del oficialismo, Scioli recuerda que Macri ordenó votar a su tropa legislativa en contra de las medidas medulares del kirchnerismo.
Según su análisis, de un lado está el modelo de la inclusión y del otro el de la desigualdad. Sin embargo, Macri ya dejó entrever que de todas esas decisiones la única que revisaría sería la de continuar con el déficit de Aerolíneas.
Pese a que no hay debate presidencial previsto antes de las PASO, -sí habría antes de la primera vuelta del 25 de octubre-, sería saludable que estas definiciones queden claras en la campaña junto con otras clave para la economía que viene.
¿Qué harán con los subsidios a la energía? ¿Cómo se resolverá el cepo cambiario? ¿Es necesaria una devaluación? ¿Cuál será la relación con el mundo? ¿Qué medidas adoptarán contra la inflación? ¿Cómo se aplicarán y compensarán las rebajas impositivas al campo y los asalariados en caso de que sean aplicadas? Son algunas de las preguntas que los aspirantes a suceder a Cristina Kirchner deberían contestar. Por ahora estos interrogantes suelen recibir generalidades como respuesta.
Hay líneas de pensamiento coincidentes entre los principales asesores económicos de ambos y los de Massa, quienes sostienen que cualquier plan de trabajo debe estar asociado al gradualismo, aunque Scioli pivotea entre los diseñadores del actual modelo como Axel Kicillof y otros referentes que reclaman cambios.
En ese marco y luego de asegurarse la candidatura única en el FPV, el gobernador bonaense posiblemente deje traslucir su versión menos kirchnerista para capturar votos en el electorado indefinido. Los votantes de paladar negro ya saben, con el ingreso de Carlos Zannini a la fórmula, que como mínimo es la alternativa menos nociva para su doctrina.
El período proselitista también se desenvolverá en medio de la nueva cruzada del Gobierno contra la Justicia, implementada a través de la designación de jueces suplentes en tribunales clave.
Macri y Massa claramente están en contra de la maniobra, mientras que Scioli se muestra alineado a la Presidenta pero evitar pronunciamientos contundentes.
En ese marco, hay más preguntas por responder en las próximas semanas: ¿habrá políticas de transparencia y combate a la corrupción? ¿Cuál será la receta ante la principal precupación de los argentinos que es la inseguridad?
En política exterior, los dos creen que el próximo gobierno deberá ampliar su base de relaciones y consideran que el acercamiento de Estados Unidos a Cuba genera un ambiente propicio para avanzar en esa dirección.
En campaña, no obstante, preparan exposiciones contrapuestas para derribar mitos sobre la respectiva miopía exterior: es posible que Macri se muestre más latinoamericanista y Scioli más amigable con el mundo desarrollado que sus antecesores.