JUNÍN DEL BICENTENARIO
La construcción política de cara a los 200 años de la Ciudad
Quienes provenimos de tradiciones políticas históricas vamos reproduciendo dogmas, costumbres, ideologías, lugares comunes. Muchos los respetamos, nos dan una identidad, un recorrido a lo largo de los años que nos define, nos hace sentir orgullosas y orgullosos de nuestra militancia; otros se transforman en premisas que nos hacen muy difícil avanzar.
Quienes provienen de espacios políticos nuevos, en el sentido de que surgieron al calor de una época particular, marcada por el neoliberalismo, la moda de las ONG -organizaciones no gubernamentales para ocupar el lugar de un Estado retraído, pequeño, ausente- suelen adaptarse fácilmente a las demandas que aparecen y captar la atención de nuevos sujetos sociales, pero indefectiblemente el poco camino recorrido les da discursos vacíos, difusos, formas de organización volátiles, que no enamoran, no dan previsibilidad, no entusiasman a quienes piensan en construcciones de largo plazo.
Asimismo, convivimos con diversas formas de hacer política, de relacionarnos con lo público, lo colectivo. La política de partidos –significativamente particular en los tiempos que corren- se ve atravesada por las intervenciones sociales, comunitarias, sectoriales, sindicales, culturales, solidarias. Y, por si esto fuera poco, la juventud está retornando a los espacios de toma de decisiones, de ejecución, de difusión de ideas.
Como dijo Rafael Correa, presidente de Ecuador, con todos estos condimentos no estamos ante una época de cambios sino que atravesamos un cambio de época.
No somos ajenos a esto en nuestra ciudad, para pensar y construir el Junín del Bicentenario debemos diagramar nuevas de formas de hacer política, desde la tolerancia y la apertura, desde la responsabilidad y el compromiso. La tarea que nos convoca nos tiene que encontrar inalterables en nuestros principios, pero teniendo ante lo nuevo una actitud muy permeable. Estamos pensando de acá a una década y es una enorme oportunidad para que lo que nos unifique sea un programa de reformas que hagan grande a Junín con las mayorías adentro. No podemos repetir construcciones políticas del pasado si queremos abocarnos a esto, errores, vicios, mezquindades, alcahuetería, arbitrariedades, dogmas.
Flaco favor nos hacemos como sociedad si no analizamos correctamente el momento histórico y repensamos nuestras formas de interpelar.
Porque de lo que se trata es de “construir el barco, y al mismo tiempo salir a navegar”, ir haciendo nuevas herramientas políticas, transversales, plurales, democráticas para la construcción de un nuevo Junín que reciba sus 200 años con inclusión, modernización, producción, cultura. Tanto tiempo nos dividimos por avenidas, por las vías del tren, por apellidos, por costumbres y zonas, por intereses sectoriales y caprichos políticos, que tal vez este sea el momento de aplicar lo que dijo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner: no se trata de preguntar ¿vos de dónde venís? Sino de saber ¿Hacia dónde queremos ir? Y que eso nos unifique y nos encuentre con quienes sueñan una ciudad para todos y todas. Debemos estar a la altura de ese desafío. Muchos, muchas, ya recogimos el guante y vamos por más.<
(*)Precandidata a diputada
Frente para la Victoria
Quienes provienen de espacios políticos nuevos, en el sentido de que surgieron al calor de una época particular, marcada por el neoliberalismo, la moda de las ONG -organizaciones no gubernamentales para ocupar el lugar de un Estado retraído, pequeño, ausente- suelen adaptarse fácilmente a las demandas que aparecen y captar la atención de nuevos sujetos sociales, pero indefectiblemente el poco camino recorrido les da discursos vacíos, difusos, formas de organización volátiles, que no enamoran, no dan previsibilidad, no entusiasman a quienes piensan en construcciones de largo plazo.
Asimismo, convivimos con diversas formas de hacer política, de relacionarnos con lo público, lo colectivo. La política de partidos –significativamente particular en los tiempos que corren- se ve atravesada por las intervenciones sociales, comunitarias, sectoriales, sindicales, culturales, solidarias. Y, por si esto fuera poco, la juventud está retornando a los espacios de toma de decisiones, de ejecución, de difusión de ideas.
Como dijo Rafael Correa, presidente de Ecuador, con todos estos condimentos no estamos ante una época de cambios sino que atravesamos un cambio de época.
No somos ajenos a esto en nuestra ciudad, para pensar y construir el Junín del Bicentenario debemos diagramar nuevas de formas de hacer política, desde la tolerancia y la apertura, desde la responsabilidad y el compromiso. La tarea que nos convoca nos tiene que encontrar inalterables en nuestros principios, pero teniendo ante lo nuevo una actitud muy permeable. Estamos pensando de acá a una década y es una enorme oportunidad para que lo que nos unifique sea un programa de reformas que hagan grande a Junín con las mayorías adentro. No podemos repetir construcciones políticas del pasado si queremos abocarnos a esto, errores, vicios, mezquindades, alcahuetería, arbitrariedades, dogmas.
Flaco favor nos hacemos como sociedad si no analizamos correctamente el momento histórico y repensamos nuestras formas de interpelar.
Porque de lo que se trata es de “construir el barco, y al mismo tiempo salir a navegar”, ir haciendo nuevas herramientas políticas, transversales, plurales, democráticas para la construcción de un nuevo Junín que reciba sus 200 años con inclusión, modernización, producción, cultura. Tanto tiempo nos dividimos por avenidas, por las vías del tren, por apellidos, por costumbres y zonas, por intereses sectoriales y caprichos políticos, que tal vez este sea el momento de aplicar lo que dijo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner: no se trata de preguntar ¿vos de dónde venís? Sino de saber ¿Hacia dónde queremos ir? Y que eso nos unifique y nos encuentre con quienes sueñan una ciudad para todos y todas. Debemos estar a la altura de ese desafío. Muchos, muchas, ya recogimos el guante y vamos por más.<
(*)Precandidata a diputada
Frente para la Victoria