Luego de una intensa polémica que desató la noticia de un sideral aumento salarial, la vicepresidenta Victoria Villarruel congeló las dietas de los senadores nacionales hasta el 31 de marzo próximo. En realidad es una prórroga por vía administrativa del congelamiento que ya regía pero que técnicamente venció el 31 de diciembre pasado. Sin la decisión de Villarruel, los legisladores iban a pasar a cobrar más del doble: 9 millones de pesos en bruto desde enero.
Una decisión que frenó además otro momento de tensión en la interna oficialista desatada entre sus dos principales figuras institucionales, el presidente Javier Milei y la Vicepresidenta, a quien desde la Casa Rosada responsabilizaban del nuevo aumento salarial para los senadores.
Si bien el congelamiento rigió hasta el martes pasado, tenía tiempo hasta la tercera semana de enero, momento en el cual empieza la rendición de sueldos como es habitual en el sector público y privado. Con el congelamiento hasta finales de marzo, ya en período ordinario, los senadores continuarán percibiendo 4,5 millones de pesos.
Precisamente, la intención ahora de la Villarruel es que la cuestión de las dietas sea debatida en el período de sesiones ordinarias, que se inicia el 1 de marzo.
“He firmado el Decreto que ordena el congelamiento de las dietas de los senadores hasta el 31 de marzo de 2025 para que lo traten en sesiones ordinarias”, anunció la Vice en la red X, donde subió la copia del documento.
Sin respaldo del kirchnerismo
La movida contó con la adhesión de los bloques del Frente Renovador de la Concordia Social (nada que ver con el massismo), La Libertad Avanza, PRO, Unión Cívica Radical, las Provincias Unidas y Libertad, Trabajo y Progreso. “Es mi intención que el Senado acompañe al pueblo argentino en el esfuerzo que está haciendo”, agregó.
Faltó el apoyo del kirchnerista Unión por la Patria y de los santacruceños José María Carambia y Natalia Gadano. En el kirchnerismo, de hecho, advertían ayer que la decisión será cuestionada internamente por considerarla irregular. Sentencian que lo que correspondía era que el cuerpo lo decida.
El aumento de las dietas de los senadores fue una de las principales polémicas que afrontó la Cámara alta durante 2024. Fue a principios de año, allá por abril, cuando los sueldos de los legisladores se encontraban “atados” a los aumentos de las paritarias de los trabajadores del Congreso. En base a ello, y en un acuerdo entre oposición y oficialismo, se pactó un sistema de aumentos nuevo compuesto por 2.500 módulos, más un adicional por “gastos de representación” y 500 más por “desarraigo”. Eso llevó sus dietas a $7 millones en mano, lo que generó un fuerte rechazo de un sector de la política y de la opinión pública. Además se agregaron una dieta más a las 12 existentes, a modo de aguinaldo.
En agosto, durante una sesión del cuerpo y porque la polémica había virado a escándalo, agigantado por las críticas de Javier Milei, los senadores acordaron congelar sus dietas hasta el 31 de diciembre del año que acaba de irse. Desde la presidencia del Senado aseguraron que hasta ayer habían recibido pedidos de extensión del congelamiento de todos los bloques firmantes de la resolución, como para otorgarle más volumen político, y cuyos fundamentos están en línea con los postulados de ajuste y austeridad del gobierno nacional.
“En atención a las políticas de esta gestión y la crisis económica actual resulta necesario que representantes del pueblo compartan con el esfuerzo que efectúa la sociedad en su conjunto, guiados por la ética de la solidaridad y promoviendo políticas públicas acordes a la realidad”, precisa Villarruel en uno de los considerandos de la medida.
También precisa que el congelamiento fue sancionado “en el entendimiento que la política no puede quedar ausente del esfuerzo que se le pide a la sociedad a fin de restablecer el orden económico perdido”. Y hace referencia a cómo en la Ley Bases el Gobierno declaró la emergencia pública en materia administrativa, económica, financiera y energética por el plazo de un año.
El tema ya había generado fuertes cruces con la Casa Rosada. La propia ministra de Seguridad Patricia Bullrich había declarado que el presidente Javier Milei estaba “indignado”.
Proyectos pendientes
Hay dos proyectos pendientes en relación a las dietas que deberían tratarse en las sesiones ordinarias. Lo dicho: es lo que pretende Villarruel para despegar su figura de un tema incómodo. Ahora serán los propios senadores -ella no lo es- quienes tendrán que analizar qué camino adoptar ante próximos aumentos de los módulos con los que se rige la Cámara alta para calcular los haberes de los empleados.
Además, la Rosada tendrá un argumento menos para pegarle en la lógica de desgaste permanente contra su figura que implementa el Ejecutivo desde hace meses.
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