Convencido a sí mismo de que es una figura global, Javier Milei actuó rápido en el caso venezolano: en comunicación constante con María Corina Machado desde antes de las elecciones del último domingo, fue uno de los primeros en hablar de fraude fuera de las fronteras venezolanas y aparece como uno de los principales reclamantes de una posición firme de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Su meta: situarse como la clara contracara de Nicolás Maduro en este escándalo de dimensiones transnacionales y buscar su propio posicionamiento como líder de la región, bien lejos del brasileño Lula Da Silva, quien anoche increíblemente dijo que el domingo electoral de Venezuela había sido un “proceso normal y tranquilo” pero insiste en que el oficialismo debe mostrar las actas de escrutinio para evacuar las “dudas”. La OEA ya sacó un comunicado en el que habla de que el régimen chavista perpetró “la manipulación más aberrante”, en referencia al cuestionado resultado.
Gesto con Mondino
Hoy el cuerpo se reunirá en Washington, en una sesión de emergencia. A pesar de que la Argentina tiene embajador en el organismo (Sonia Cavallo, la hija del ex ministro de Economía), Milei mandará a la canciller Diana Mondino, sacándola así de cierto segundo plano al que la había desplazado por cuestiones de la interna del gabinete.
Es un mensaje inequívoco del compromiso personal con la pelea que seguro planteará la Organización: instar oficialmente a Maduro, en una resolución que será votada con holgura, a que le permita a la oposición participar del conteo y que haga pública toda la información del escrutinio, posición que con frases más diplomáticas están asumiendo otros países.
Es que con el transcurso de las horas y la ausencia de las actas el fraude se hace más evidente.
La representante del bolivaria no en Buenos Aires, Stella Lugo, partía anoche a Caracas con toda su gente. El encargado de negocios de Argentina allí, Andrés Mangioratti, hará lo propio mañana, compelido por el régimen a abandonar el edificio de la embajada en 72 horas. Incluso le cortaron la luz, como para presionar más y meter miedo.
Pero el gobierno de Milei tiene un problema en Venezuela: la embajada alberga a seis refugiados políticos, perseguidos por el chavismo, que son colaboradores directos de Machado, en los hechos la líder de la oposición.
¿Qué hacer con ellos? No se los puede dejar librados a su suerte. Allí está ahora la Cancillería pidiendo auxilio a otros países para hacer el recambio de lugar para los asilados, pero no es tarea fácil. En verdad, son una papa caliente para cualquier país.
Repercusiones en el país
En Argentina, parte del arco opositor se plegó a la condena por la elección tan manipulada. En especial el PRO, cuya voz más alta, Mauricio Macri, no dudó de hablar de fraude. Previsible: cuando fue presidente la relación con Maduro fue nula, claramente se alineó a otro eje político continental pero nunca rompió relaciones.
Lo notable en nuestro país es el silencio de la dirigencia del kirchnerismo, un espacio político históricamente cercano, cercanísimo, a Maduro y antes, claro, a Hugo Chávez. Ningún dirigente con peso en esa facción del peronismo, todavía la más dominante, se expresó en público.
Sí hubo una lista difundida por el gobierno venezolano de veedores internacionales de varias partes del mundo que “dieron fe” de que las elecciones no fueron fraudulentas. Una larga nómina de organizaciones y entidades todas alineadas con el régimen con una obviedad incluso desde sus nombres. En el caso de los argentinos, grupos como el Movimiento Evita, el Frente Patria Grande, el Frente Transversal Nacional y Popular, el gremio ATE Capital, entre otros, figuran en el listado, la mayoría de raigambre kirchnerista o de la izquierda clásica vernácula.
Incluso figura La Cámpora, el engranaje político liderado por Máximo Kirchner.
Sin embargo, extraoficialmente fuentes de la agrupación salieron a decir que ellos no habían viajado en tanto espacio político, que no sabían porqué estaban en esa lista.
¿Tal vez algunos dirigentes que fueron a título personal y pecaron de apoderarse de la representación grupal para la ocasión? Posible. Por cierto, la desmentida no salió de boca de Máximo, lo que tal vez le hubiera dado más contundencia.
¿Y Cristina Kirchner? Nada. Ni un posteo corto en la red X. Por supuesto que no tiene obligaciones en este sentido. Pero asoma extraño, teniendo en cuenta la simbiosis que había hasta hace nada con Maduro, condecorado por su gobierno con la máxima distinción que entrega la Argentina (La Orden del Libertador San Martín).
Como sus dirigidos, acaso este silencio también sea una forma de lealtad, una suerte de servicio prestado desde su lugar actual.
¿Habla el sábado?
Lo que sí avisó Cristina por redes, vía un reposteo, es que el sábado estará en la clausura de un curso internacional titulado “Realidad política y electoral de América Latina”, que se dicta en México, organizado por Morena, el partido de izquierda fundado por el todavía presidente Andrés Manuel López Obrador. Parece imposible que no se refiera al tema.
COMENTARIOS