Una misa sin cánticos pero con mensajes contra la política social
UNA RELACIÓN GOBIERNO-IGLESIA QUE SE TENSA

Una misa sin cánticos pero con mensajes contra la política social

En medio de la polémica por los fondos para los comedores, monseñor Ojea destacó el rol de las organizaciones sociales

Con cierta elipsis pero con contundencia, la Iglesia Católica argentina volvió a emitir ayer un mensaje crítico contra el gobierno de Javier Milei. Fue durante la homilía que celebró monseñor Oscar Ojea -titular de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA)- en una misa que encabezó en la iglesia de la Virgen del Milagro de Caacupé, ubicada en La Matanza. Allí, junto al equipo de sacerdotes que trabaja en las villas, le rindió homenaje a las mujeres que atienden los merenderos y comedores populares.

Conviene ponerle un marco a la cuestión.

Uno: el último viernes, durante una misa en el barrio porteño de Constitución, la homilía de ese día fue tapada por cánticos explícitos en contra del gobierno, lo que generó una ola de críticas en las redes cuando la imagen se hizo viral. La Iglesia pidió formalmente disculpas por eso y se defendió explicando que el sacerdote oficiante fue sorprendido en su buena fe.

Dos: los llamados comedores populares quedaron bajo la lupa a partir de acusaciones del gobierno libertario respecto a irregularidades en muchos de ellos, de la inexistencia de otros y del desmanejo del dinero público que habrían hecho varias organizaciones sociales durante la gestión anterior, incluyendo extorsión a personas necesitadas -planes a cambio de asistir a marchas- y desvíos de dinero destinado a la asistencia hacia las arcas de agrupaciones políticas de izquierda.

Ojea ayer resaltó el rol de las organizaciones sociales como articuladores entre el Estado y la gente -Milei pretendería terminar con esoy la importancia de la existencia de los comedores. Particularmente, el rol de las mujeres que suelen estar al frente de los mismos, leit motiv de la convocatoria. La misa se dio después de una seguidilla de mensajes que salieron del seno la Iglesia, manifestando un enorme fastidio y preocupación por la tardanza en el reparto de alimentos almacenados en galpones. Ese episodio derivó en una crisis política dentro del Gobierno, particularmente en el ministerio de Capital Humano, que conduce Sandra Pettovello, de extrema confianza del presidente. y ratificada en el cargo. Cuando estalló el escándalo de los depósitos estoqueados -con algunos alimentos próximos a vencer- dispuso un rápido operativo de distribución con la logística del Ejército y la ayuda de la organización privada CONIN.

En la misa de ayer hubo unas 300 personas. No mencionaron al Presidente ni al Gobierno en sí mismo. Tampoco hubo cánticos. Pero durante la homilía de media hora, Ojea fue bien claro al plantear su preocupación por la situación alimentaria y el crecimiento de la pobreza, que la Iglesia dice advertir especialmente en los barrios populares del Conurbano.

Se leyó el pasaje del Evangelio que cuenta que Jesús les pidió a sus discípulos que ellos le dieran de comer a la multitud que los había seguido hasta una zona desértica. “Jesús se pone en el lugar de aquel que tiene hambre. Los discípulos piensan: ‘Qué se arreglen como puedan; si tienen hambre, que se vayan y se arreglen’. Los apóstoles se olvidan de la compasión de Jesús. Cómo nos ha pegado esa dureza de corazón. Está tan metida dentro de nosotros y es tan contraria al Evangelio”, señaló monseñor Ojea.

 

LOS CURAS DE BARRIOS Y VILLAS

La ceremonia fue impulsada por el Equipo de Sacerdotes de Barrios Populares y Villas de la Argentina quienes, digámoslo, siempre han tenido afinidad ideológica con el kirchnerismo. Se desarrolló en una parroquia que es parte del predio de San José Obrero, la obra del Padre Nicolás Angelotti (conocido como “Padre Tano”), ubicado a metros de las villas Puerta de Hierro y San Petersburgo. La consigna “La vida como viene”, estribillo de una de las canciones entonadas en la misa, dominó la ceremonia.

“En estos tiempos de crisis y confusiones, nos duele que a muchas de estas doñas se las haya acusado de robar o vender los alimentos”, señalaron los curas villeros. Se referían a la sospecha de que alimentos provistos por el Estado son luego vendidos por particulares, gente supuestamente vinculada a organizaciones piqueteras. Hay denuncias judiciales sobre este tema.

Entre los presentes estuvo monseñor Gustavo Carrara, arzobispo auxiliar de la Ciudad Autónoma. Fue quien, días atrás, pidió las disculpas por los cánticos en la misa de Constitución que ofició.

En la previa, la expectativa pasaba por saber si la ceremonia tendría presencia militante y especialmente si se repetirían los cantitos contra Milei. No pasó. “Es una misa para unir, no para dividir”, habían coincidido los curas. De todos modos, hubo asistencia piquetera. Como gente de la UTEP y el MTE, agrupaciones que responden al autodeclarado amigo del Papa, Juan Grabois. Hubo un fuerte operativo policial desde temprano en la zona. Feligreses, curiosos, medios, dirigentes sociales y hasta barras del Club Laferrere se dieron cita. Este último dato, el de la presencia de hinchas, fue desmentido por fuentes de la Iglesia que hablaron sólo de simpatías sin connotaciones violentas por ese club barrial. Detalles. Para destacar: cero incidentes.

 

CUESTIÓN DE RESPONSABILIDAD

“Cada uno sabe cuál es la responsabilidad que le toca. A veces la gente viene enojada a los barrios, a buscar comida. Ahora me arrancan la comida, la comida falta y tenemos que decir no hay más”, contó Ojea. Su homilía duró unos 30 minutos. “En una crisis, la solidaridad tiene que ser más grande, tenemos que aportar responsabilidad. No tenemos que tirar la comida, porque falta en muchos hogares, es un momento difícil, de necesidades”, agregó. Palo para el gobierno por el incidente de los alimentos que casi se vencen.

Antes del momento de la comunión, los sacerdotes recibieron ollas y recipientes de parte de los feligreses y los colocaron en el altar de la parroquia. Ojea propuso bendecir las manos de las encargadas de los comedores. En el cierre, un grupo de cocineras subió a recibir de manos del obispo bandas con los colores de la Bandera y la inscripción “Madre de la Patria. ¡Gracias!”.

Cuando la misa terminó, detrás de la iglesia se entregaron porciones de guiso que habían sido preparadas en una olla popular.

Todo el evento fue un mensaje inequívoco de la Iglesia por los costos sociales del ajuste económico que lleva adelante Milei, que objetivamente ha profundizado las estadísticas de pobreza en un contexto -positivo para el Presidente- de baja de la inflación. También, que hay una cuestión de profunda diferencias ideológicas entre las jerarquía eclesiástica, cuyos movimientos en este sentido son bendecidos por Jorge Bergoglio, y este gobierno. Que vienen de la época de la campaña electoral y que el par de encuentros cordiales entre el presidente argentino y el Pontífice evidentemente no han podido subsanar.

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