Con fuerza y sin plan arrancó  el ajuste más ambicioso  de la historia argentina
ANÁLISIS

Con fuerza y sin plan arrancó el ajuste más ambicioso de la historia argentina

Ni plan, ni programa económico de estabilización ni mucho menos estrategia de crecimiento. Los anuncios del ministro Caputo (y sus complementos con medidas del Banco Central) solo constituyen un primer capítulo de fuerte ajuste fiscal con devaluación e intento de corrección de precios relativos (tarifas, servicios, etc). 

Se parte de un diagnóstico que indica tres urgencias a atacar: 

  • Lograr equilibrio fiscal financiero (requiere recortar unos 5 puntos del PBI) 
  • Corregir y liberar precios relativos, empezando por el tipo de cambio llevando el dólar oficial a $ 800 y devaluando el peso un 55%. 
  •  Acumular reservas hasta que se produzca la liquidación de agrodólares en abril. 

Una primera observación deber reconocer que, aun ante la necesidad de esta etapa preparatoria para lanzar una estabilización, la preparación de las medidas y la comunicación de las mismas resultan desprolijas y descoordinadas. Más allá de generalidades, falta la definición de un rumbo y de un programa económico con metas de mediano plazo para ayudar a conducir las expectativas de los agentes económicos. 

Se identifica lo fiscal como raíz fundamental de otros desequilibrios macro (deuda, inflación, dólar) y por ende se apuntan los cañones a lograr un ajuste de shock, que pretende eliminar no solo el déficit primario en 2024 (del orden de los 3 puntos) sino también el componente de intereses de la deuda (2,2 puntos) para alcanzar equilibrio financiero.

A los efectos de compensar parte del fuerte impacto sobre los ingresos y pobreza, se contempla la duplicación del monto de la AUH y un 50% de suba de la Tarjeta Alimentar. Esto es un universo de alrededor de 2,5 millones de perceptores. 

Desafíos 

La viabilidad fiscal y política de las medidas anunciadas es aún una incognita ya que para muchas se requieren leyes (las de ingresos) y manejo de la esperable conflictividad social/sindical que surgirá como reacción a las medidas de recorte de gastos.

Para atacar el segundo item puesto sobre la mesa del diagnósitco (precios relativos y dólar atrasado), se dispone una fuerte devaluación del tipo de cambio oficial que lleva la relación peso-dólar a 820 (mayor al esperado “dólar Francos “ de $ 650). 

Se hace conjuntamente con un aumento provisorio del impuesto país a las importaciones (del 17,5%), lo que arroja un tipo de cambio efectivo de $ 940. En tanto se establece que las exportaciones se liquidarán en un esquema mixto (blend) con 80% del oficial y 20% del CCL. Pero además se generalizan las retenciones al 15% para todas las expo no agropecuarias. Se estima que el tipo de cambio promedio ponderado para todas las operaciones comerciales se ubica en torno a $ 900, con una mejora del 50%.

La apuesta aquí es lograr una devaluación competitiva a través de una sobre-rreacción inicial del tipo de cambio en terminos reales, que lo pone actualmente a niveles del overshooting de 2002/2003, sabiendo que será un desafío muy importante preservar competitividad real en los meses venideros dado el fuerte salto inflacionario que se espera (antes de esta devaluación y suba de tarifas y combustibles la inflación viaja a ritmos del 15% mensual). Las autoridades saben que dicho valor es excesivo, pero la clave aquí es contener el pass through (devaluación a precios), para que no se coma toda la suba del tipo de cambio. Ello a su vez dependerá de la implementación y resultados de la consolidación fiscal y del manejo de los pasivos del BCRA y financiamiento. 

Se anuncia un módico ajuste del 2% mensual para los próximos tres meses en el tipo de cambio oficial con el objetivo de dar una mini ancla cambiaria que contribuya con el súper ancla fiscal. La necesidad de incentivar exportaciones y aminorar importaciones resulta clave para la urgencia de mejorar rápidamente el nivel de reservas internacionales líquidas del BCRA. 

Dado que son enormes los desafíos en materia de deuda pendientes en moneda dura para normalizar el pago de deudas comerciales de los importadores, resulta clave seguir en las próximas semanas la posibilidad de conseguir financiamiento vía mercados internaciones (¿repos?) y arreglar la continuidad del programa con el FMI. Llamó la atención que, dado el expertise del ministro y sus antecedentes en los mercados, presentara el plan o las medidas sin anunciar ninguna fuente concreta de financiamiento adicional (ni internacional ni local). 

Luego de los anuncios del ministro, el BCRA confirmó que mientras se vayan corrigiendo los desequilibrios del frente fiscal y externo, no se podrán eliminar los controles cambiarios y de capitales. O sea sigue el cepo. Nada de shock por este lado, y tampoco por el lado de un desarme de golpe de las leliq y pases remunerados (como tanto había insistido el presidente electo y buena parte de sus cuadros técnicos). 

Esto recién empieza y son primeros pasos (vendrán más), sin embargo podemos ir viendo los test que seguirán el mercado y analistas para ver de qué manera se perfila el arranque de este conjunto de medidas: 

  • Brecha cambiaria y compra de USD por parte del BCRA. Primeros días consustancial reducción de la brecha y comprando divisas. 
  • Partiendo de elevada inflación, fuerte inercia y mecanismos de indexación muy aceitados, cobrará fundamental importancia observar en qué proporción la devaluación se traslada a precios y alimenta o no el espiral salarios, precios, tasas, tipo de cambio. 
  •  Qué otros mecanismos compensatorios se irán planteando para la caída del poder adquisitivo de asalariados, jubilados y buena parte de la población más vulnerable que queda afuera de la AUH y tarjeta alimentar. 
  •  Seguir la estabilidad del fondeo vía plazos fijos luego de decidir no tocar la tasa, lo que implicará rendimientos fuertemente negativos por al menos dos o tres meses. 
  •  Cuál puede ser el grado de afección de la recaudación e ingresos fiscales en un escenario de la brusca recesión como el que seguramente se avecina en los próximos meses. 
  •  Cuál será la capacidad de neutralizar la conflictividad social en las calles y de qué forma se gestarán los apoyos legislativos para las iniciativas que requieren pasar por el

Congreso. 

Da toda la sensación que el presidente Milei juega al límite poniendo de entrada un plan de ajuste muy contundente basado en el diagnóstico de que los umbrales de tolerancia social (que se expresaron mayoritariamente a favor de sus propuestas) esta vez entienden la magnitud de los problemas y los costos que hay que soportar para superarlos. Será un viaje muy movido y con muchas novedades que exceden esta primera reacción a los anuncios de arranque.

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