Los analistas entienden que, de acuerdo a la evolución de la economía y de los precios, Argentina transita un largo período de estanflación desde hace muchos años, es decir, la combinación de nulo crecimiento o caída de la economía con inflación alta.
El presidente electo Javier Milei adelantó hace pocos días, a las puertas de asumir como sucesor de Alberto Fernández, que durante su gestión habrá una “estanflación” que podría durar alrededor de dos años hasta que la situación se revierta.
Un informe elaborado por la Fundación Libertad y Progreso en base a datos oficiales muestra señales de alarma para el gobierno entrante: Argentina se encuentra en estanflación desde el año 2011; Alberto Fernández entrega el gobierno con un 813,7% de inflación desde diciembre de 2019 hasta la fecha. Pero hay especialistas que sostienen que desde la vuelta a la democracia sucedió en por lo menos 15 de los últimos 40 años.
Desde 1985 hasta 2020, se registró estanflación en por lo menos 15 años. Tras los dichos de Milei, 2024 podría sumarse a la lista de gobiernos que sufrieron de este efecto, como fue en 1989 bajo la presidencia de Raúl Alfonsín; en 1990 durante la presidencia de Carlos Menem; en 2002 con Eduardo Duhalde como presidente; en 2009, 2012 y 2014 bajo el mandato de Cristina Kirchner; en 2016, 2018 y 2019 bajo la presidencia de Mauricio Macri; y en 2020 durante el gobierno de Alberto Fernández.
Pero si nos ajustamos a las cifras oficiales del INDEC sobre la evolución del PBI argentino a partir de 2012 indican que en 7 de los últimos 11 años la economía se contrajo respecto del año anterior.
Los años 2012, 2014, 2016, 2018, 2019 y 2020, además de 2023, tienen como denominador común no solo el retroceso económico sino también la inflación de dos dígitos. Este año, se suma la particularidad de una inflación agravada, de tres dígitos.
Al respecto, Aldo Abram, director Ejecutivo de la Fundación Libertad y Progreso, señaló que: “Ahora, se puso de moda un término técnico: 'estanflación'. O sea, estancamiento con creciente inflación, que es lo que hemos estado viviendo hasta ahora. Lo malo es que no terminará hasta que el nuevo gobierno empiece a resolver los problemas de fondo y avance en reformas estructurales, eliminando todos los controles de precios y regulados, saliendo a un tipo de cambio único, con un Banco Central independiente que no financie al Estado, quitando los subsidios a las tarifas de servicios públicos a los que pueden pagar y recién el segundo semestre empezará a bajar la inflación y recuperarse la economía. Si se siguen haciendo las reformas, luego la mejora se acelerará”.
Haciendo foco en la administración actual, la estanflación fue la regla. La actividad económica tocó un pico en julio del 2022, que sin embargo estuvo al mismo nivel del alcanzado en octubre de 2017.
Comparado a ese valor, hoy el EMAE está 0,8% por debajo. Todo en el marco de una fuerte aceleración en los precios, que tocaron el 142% interanual, los niveles máximos desde 1991.
En los 12 años que van de estanflación, la inflación se aceleró del 22,8% anual en 2011 al 142,7% registrado en octubre de 2023. Es decir, una suba de 119,9 puntos. En todo ese lapso, la inflación anual más baja registrada en Argentina fue del 21,4%, en julio de 2017, es decir, claramente en la zona de dos dígitos.
Desde la salida de la convertibilidad en el año 2002, la inflación acumulada por cada mandato presidencial fue superando a la del anterior. En los 129 meses que duró la Convertibilidad (abril 1991- enero 2002), el índice de precios acumuló una suba de 48,3%. Durante el mandato de Néstor Kirchner la suba fue de 63,1%. Seguida de los 122,1% y 171,8% de los mandatos de Cristina Fernández de Kirchner. Más cerca en el tiempo, encontramos una inflación acumulada de 295,7% para el gobierno de Mauricio Macri. Y llegamos al 813,7% de la gestión del presidente saliente Alberto Fernández (hasta octubre).
Por su parte, el nivel de actividad económica, medido a través del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) del INDEC, ha oscilado en torno a los mismos niveles durante los últimos 12 años, mientras que la inflación se ha mantenido por encima del 20% anual, y en ascenso, desde el 2010.
Señal de un estancamiento
En septiembre de 2023, último dato disponible, el EMAE se ubicó apenas 2,7% por encima del promedio de 2011. Señal de un estancamiento que perdura desde hace más de una década. Mientras tanto, la población argentina creció un 13,1%, lo que nos ha llevado a una persistente declinación del ingreso por habitante. Con estimaciones oficiales hasta septiembre, el ingreso por habitante se encuentra en los niveles de abril del año 2007.
La gestión económica estuvo acompañada de políticas que buscaron esconder inflación abajo de la alfombra, a través de congelamientos y controles de precios, provocando una fuerte distorsión de los mismos.
Esto se puede ver claramente en la comparativa de inflación núcleo respecto de la inflación de los bienes y servicios regulados, según lo revela el informe de L y P.
En este sentido, desde diciembre de 2019, el IPC de regulados aumentó un 512%, mientras que el IPC núcleo, que excluye los productos regulados y con comportamiento estacional, lo hizo en 866%. Es decir, en promedio, los precios ‘libres’ aumentaron 354 puntos más que los regulados.
Para peor, los salarios no acompañaron la suba de los precios y quedaron marcadamente por debajo de la inflación. Teniendo en cuenta el Índice de Salarios del INDEC, desde diciembre de 2019 hasta septiembre del 2023, acumularon una suba de 683%.
Con lo cual, la pérdida de poder de compra ha sido significativo. Por ejemplo, el azúcar aumentó 2.237%, los huevos un 1.395%, el arroz 1.341%, la carne de cuadril 1.043% y la yerba 895%, según el propio relevamiento que realiza el INDEC.
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