Tras la declinación de la vicepresidenta Cristina Kirchner a aceptar la candidatura presidencial del espacio oficialista, decisión que habría alineado los planetas en el peronismo, la novela del Frente de Todos continúa y tiene como protagonista al gobernador bonaerense, Axel Kicillof, el activo más potente que le queda al oficialismo para jugar en los comicios.
Ante la carencia de una figura fuerte que traccione de arriba hacia abajo en el tramo presidencial de la boleta, no son pocos los dirigentes del peronismo que proponen la opción "Axel para arriba". Esta estrategia consiste en quitar a Kicillof de su ámbito natural que es la candidatura a la reelección y ponerlo a competir por el premio mayor (pero más improbable): la Casa Rosada.
Hasta ahora, el mandatario kirchnerista, quien mejor retiene los votos de la vicepresidenta según todas las encuestas, venía resistiendo estoicamente las presiones del líder de La Cámpora, Máximo Kirchner, pero el corrimiento de Cristina Kirchner del escenario electoral lo obliga a aceptar la posibilidad de que su destino sea otro al que imagina y desea.
En última instancia, la decisión final la tendrá la expresidenta, que todavía no anunció su preferencia y está mirando todo el tablero antes de tomar una decisión. Kicillof es leal a Cristina Kirchner y en definitiva no va a hacer nada que se entienda como desobediencia.
Como una forma de marcarle la cancha, aunque sin faltar a la verdad, el ministro de Desarrollo de la Comunidad de su propio gobierno, Andrés "Cuervo" Larroque, sostuvo que el gobernador "siempre va a hacer lo que defina Cristina que es quien conduce".
Elecciones ¿desdobladas?
A través de sus voceros, Kicillof intenta influir para que no lo muevan de su plan original. Por eso, y más aún ahora que no está Cristina Kirchner como opción en la boleta presidencial, el Gobierno bonaerense dio a entender que desdoblaría las elecciones bonaerenses respecto del calendario nacional. Es una forma de ratificar que el lugar del ex ministro de Economía es la provincia, y que no va a arriesgarse a que un candidato presidencial "muletto" enganchado a su boleta le reste chances frente a Diego Santilli, su principal rival en los comicios.
"Kicillof es el natural candidato de la provincia, es el que más mide respecto a cualquier candidato", expresó su jefe de asesores y mano derecha, "Carli" Bianco.
Si Cristina Kirchner resolviera otra ingeniería y Kicillof tuviera que recalar en la boleta presidencial, lo haría únicamente como candidato único. Eso obligaría a un trabajo fino de negociación para desarmar las precandidaturas que ya fueron lanzadas, como la de Daniel Scioli, que está dispuesto a llegar hasta el final en su aspiración de participar de las PASO del Frente de Todos.
Las postulaciones de Eduardo "Wado" de Pedro, Agustín Rossi y Juan Grabois, en cambio, no serían un problema en este sentido. Ni siquiera la de Sergio Massa, que aún no comunicó si quiere jugar sus fichas para la presidencia.
En el entorno del mandatario kirchnerista sacan cuentas y son conscientes de que la elección presidencial es una meta muy difícil de cumplir en las actuales condiciones políticas caracterizadas por el descrédito de la coalición gobernante en un contexto de inflación descontrolada. Calculan que en el balotaje es probable que el voto opositor se termine unificando en contra del candidato oficialista y eso pulverice las chances de retener el poder para el oficialismo.
En cambio, en la provincia no hay balotaje y se gana por un solo voto, lo cual en el marco de la dispersión opositora por la irrupción de Javier Milei sumado a la penetración que sigue teniendo el kirchnerismo en el conurbano bonaerense ofrecen un panorama mucho más alentador.
Así lo entienden, por ejemplo, algunos intendentes que están genuinamente preocupados por conservar el poder en sus territorios y necesitan un candidato provincial fuerte en la boleta para apuntalar sus chances.
Por caso, el intendente de Berazategui, Juan José Mussi, aseguró que "Kicillof se tiene que quedar en la Provincia porque "sino correríamos el riesgo de perder todo".
Claramente, ningún otro dirigente del Frente de Todos, ni siquiera Martín Insaurralde, genera la misma confianza en los jefes territoriales para ocupar la candidatura a gobernador.
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