El agravamiento de la crisis, con una inflación que marcha en niveles superiores al 104% anualizado pero con distintas variables de la economía “encepadas” que auguran nuevos saltos bruscos en los precios cuando sean liberadas, muestra a una dirigencia política mirándose el ombligo sin proyectar una solución sustentable a la compleja situación social que decantará el “fallido” experimento del Frente de Todos.
En Juntos por el Cambio hoy intentan evitar un agrietamiento definitivo a raíz de la implosión que produjo en el PRO la pelea a cielo abierto entre Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri tras la habilitación de elecciones concurrentes en CABA que, según el ala dura del “partido amarillo”, darían a alguna ventaja competitiva al radical Martín Lousteau.
Si bien la estrategia de emancipación del alcalde porteño se explica por cuestiones tácticas, intenta construir liderazgo con los socios de JxC para enfrentar al cada vez más evidente tándem que conforman Macri y Patricia Bullrich, representa un riesgo para el devenir de una coalición opositora que acelera sus propias tensiones en la medida que ve más cerca su vuelta al poder.
Si bien en Casa Rosada suelen chicanear con que en el armado opositor “se están almorzando la cena” con este supuesto triunfalismo, la deriva en la que se encuentra el oficialismo, sin un proyecto común y con una gestión que no logra aventar la sensación de crisis permanente, da sustento a la mayor competitividad que parece mostrar la oposición de cara a los comicios presidenciales del 22 de octubre.
El acto del último jueves con el que el kirchnerismo volvió a embestir contra la Corte Suprema expuso que se va desinflando el operativo clamor por “Cristina 2023”. Sin la Vice en lo más alto de la boleta del FdT, que es la que mejor mide en los sondeos previos, no se observa hoy la posibilidad que surja un candidato de “consenso”. Por eso tanto desde el Ejecutivo como desde otros sectores del oficialismo observan que irremediablemente deberán atravesar las PASO con el riesgo latente de agravar las tensiones entre los bandos en pugna. La incertidumbre es grande y hoy nadie vislumbra una reunión entre Alberto y Cristina para acordar cuestiones básicas de la maquinaria electoral del peronismo.
Un jefe sindical con peso en la CGT se mostró decepcionado con toda la clase política y reconoció que no está preparada para diagramar políticas de estado como una reforma previsional que evite un colapso de las jubilaciones en un futuro cercano. “Es algo necesario pero no están preparados. A Macrón le están quemando París por esta reforma y da terror pensar lo que pueda ocurrir acá”, se resignó. Es uno de los tantos referentes gremiales que le bajó el pulgar a Sergio Massa en paralelo al desborde inflacionario y que resiste su presencia en el acto cegetista por el 1° de Mayo. Se aferra a la ilusión de que se “vista de candidato” algún gobernador triunfante en las elecciones que se registrarán en cinco provincias el 14 de mayo.
“Derrotismo”
Pero hoy prima un clima de “derrotismo” en varios sectores de la coalición oficial que no observan siquiera un proyecto aglutinante que les permita llegar de la mejor forma a los próximos comicios. Opera en ese ánimo el peso de la crisis pero también de la interna permanente. Así, los gobernadores justicialistas pero también muchos intendentes del Conurbano “alambran” sus territorios y solo se concentran en conservar el poder. Ni siquiera los conmueve la ilusión “de la sorpresiva jugada de Cristina” que esperan en el kirchnerismo. “Esto es el 2001 del peronismo porque dejó de ser el partido del orden y el poder. Ya se nota un desbande total, nadie se quiere hacer cargo”, opinó un dirigente bonaerense que coincidió con el citado gremialista en que el 14 de mayo podría arrojar alguna certeza sobre el armado que viene del oficialismo. Mientras, persisten interrogantes acerca de cómo será en el corto plazo el vínculo entre Massa y la Vicepresidenta.
El reloj hacia los comicios se acelera y no hay un “plan platita” a la vista. Sí en el Instituto Patria preocupan los efectos inflacionarios del “dólar agro” que Hacienda concedió al campo para conseguir divisas para recomponer reservas cada vez más flacas. En la Mesa de Enlace, con todo, reclaman más medidas que atenúen los efectos recesivos de la sequía.
Larreta, Bullrich y Javier Milei estuvieron el miércoles en La Rural prometiendo una quita en las retenciones a las exportaciones. Hubo gestos entre la precandidata de JxC y el dirigente libertario. También Macri, en un evento previo en el mismo escenario, le “subió el precio” al economista al incluirlo en eventual balotaje con un candidato de la coalición opositora.
En el PRO nadie duda que hasta las PASO el ex presidente y Bullrich harán más visible una alianza por “la vinculación natural que hay entre ellos”. Prueba de ello fue el paso al costado que dio la ex ministra de Seguridad en la presidencia del partido dejando su lugar al diputadomacrista Federico Angelini y, en paralelo, buscando dejar expuesto a Larreta al que acusa de relegar la gestión por los recurrentes viajes al interior para hacer campaña.
Interrogante
El gran interrogante es si Macri explicitará ese apoyo antes del 13 de agosto o lo proporcionará, más sutilmente, en “grageas”. Sí parece decidido a involucrarse en el ordenamiento de su partido ante el desafío que considera lo sometió el alcalde porteño no sólo al decidir la forma de votación en capital sino con sus últimas declaraciones. “No se olvida de esas provocaciones como buen calabrés que es”, sostuvo, con humor, un diputado que conoce a ambos referentes y descarta que el exmandatario seguirá involucrado en la definición electoral de la coalición opositora.
Pese al acercamiento del alcalde porteño con el radicalismo, el viernes estuvo en Mendoza apoyando a Alfredo Cornejo tras el “levantamiento” del diputado Omar de Marchi (PRO) que competirá por la gobernación por afuera de JxC, en el entorno de la exministra de Seguridad aseguran que sigue negociando con los referentes del centenario partido con vistas a lo que consideran una inevitable confección de fórmulas cruzadas.
El precandidato presidencial de la UCR, Gerardo Morales, salió a bancar al alcalde porteño y remarcó que la boleta única, dispuesta en CABA para separarla de las listas sábanas nacionales, “es una bandera de JxC”. El gobernador jujeño intentó en las últimas horas tranquilizar las aguas agitadas en el “partido amarillo” ante el temor que esos cimbronazos afecten la unidad del armado opositor.
Desconfianza
El acercamiento del ala dura del PRO con Milei, un histriónico crítico de Raúl Alfonsín, genera desconfianza también en la Coalición Cívica. Elisa Carrió espera gestos claros de Macri que no comprometan la unidad de la alianza opositora, que por alguna razón los máximos dirigentes de los partidos que la integran insisten en decir que “la unidad no está en juego”.
Las dos alianzas son el escenario elegido para el internismo. El país no se entretiene con ese espectáculo.
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