Después de terminar su tercer año de gestión con la inflación más alta en 32 años y sin ninguna batalla épica que le permita cohesionar al convulsionado frente interno, el Gobierno acelera su enfrentamiento con la Justicia, que determina un quiebre con la oposición.
Si bien en los años electorales no suele haber demasiada actividad legislativa, la decisión de Juntos por el Cambio de no participar hasta tanto el oficialismo deseche el juicio político contra la Corte Suprema, al que asimila como un ataque contra la “institucionalidad” de la República, hace prever que por mucho tiempo no habrá actividad en el recinto. En el Senado, donde manda Cristina Kirchner, nada hace prever una situación diferente.
Como respuesta a esta estrategia opositora, el Ejecutivo envió 27 proyectos a Extraordinarias para intentar hacer pagar el costo político a JxC de no querer debatir en el Parlamento iniciativas como la moratoria impositiva o la reforma a la controvertida ley de alquileres.
El problema radica en que con un diálogo político quebrado entre oficialismo y oposición -ni siquiera se pudo ratificar a las autoridades de la Cámara de Diputados- nada indica que pueda prosperar el debate en el recinto de alguna normativa durante el año.
Un “show”
Juntos por el Cambio denuncia que en realidad se trata de armar un “show”, en la comisión de juicio político donde se sustanciará la acusación contra los cuatro ministros del alto tribunal, a los que se podría citar. Se espera que el trámite, que comenzaría en febrero, se extienda durante tres o cuatro meses y llegue a su clímax con la campaña electoral en marcha.
Alberto Fernández no logró unificar al peronismo en tamaña empresa, pero sí ha logrado una tregua con el kirchnerismo, que tiene entre ceja y ceja a los supremos y a la justicia federal en general.
Esa paz interna, con todo, pende de un hilo: la decisión del jefe de Estado de mostrarse en modo campaña en sus últimas apariciones públicas y su discurso positivista -a comienzos de semana estrenó un spot defendiendo “los éxitos de su gestión” y con críticas a Mauricio Macri- podrían tensionar a la cúpula del FdT, donde aún no hay acuerdo en cómo definir las candidaturas presidenciales.
Ese relato optimista, según La Cámpora, se da de bruces con los bolsillos flacos de una población que tuvo que afrontar una inflación de casi el 95% en 2022.
Caída del consumo
La consultora Focus Market, registró una caída del 3,5% del consumo masivo durante el año pasado. Producto de las tasas altas y las medidas restrictivas, la actividad crece, pero a un ritmo más bajo. La histórica sequía que afecta a la producción agrícola provoca mayor incertidumbre y hace temer un menor ingreso de divisas. Paradójicamente, la actividad bursátil registra un boom.
Massa viene intentando negociar una pauta salarial del 60% con algunos dirigentes de la CGT para mitigar las expectativas inflacionarias. Pero sólo constituyó un globo de ensayo: la mayoría de los dirigentes se encuentra de vacaciones y si bien existieron “conversaciones informales”, casi la totalidad esperará la evolución del IPC durante el primer trimestre para decidir si acompaña esta iniciativa. Pablo Moyano, que se largó a “controlar Precios Justos”, ya avisó que “es difícil que los gremios acepten un 60% de aumento salarial”.
Con Cristina descansando en Calafate, el Presidente parece querer avanzar un casillero en la carrera presidencial ante la falta de posicionamiento de otros candidatos del espacio. Aunque Massa “juegue a la mancha” sobre una eventual postulación, como definió un funcionario, es probable que en mayo próximo pueda subirse a la oferta electoral del FdT. Aún nadie sabe qué decidirá la Vice respecto al tigrense: varios sectores que orbitan en torno al kirchnerismo desconfían del líder del Frente Renovador.
Desconfianza
Hay desconfianza también en el Presidente hacia sus socios del FdT, por eso ha perdido fuerza en las últimas horas la posibilidad de convocar a una “mesa electoral” o bien al postergado Congreso del PJ -se suspendió en septiembre pasado por el atentado contra Cristina- como forma de consensuar una estrategia electoral común. En cambio, el primer mandatario apuesta a “diálogos” más cercanos con grupos de intendentes o de caciques provinciales.
Pero la Liga de Gobernadores peronistas no apoya su eventual intento por la reelección. Tampoco este grupo ha definido una estrategia común y, en cambio, ha decidido “alambrar” sus distritos: hasta ahora son 11 las provincias que adelantan elecciones y en las próximas semanas se podrían sumar otros distritos. Las declaraciones del gobernador cordobés Juan Scharetti haciendo pública su intención de generar una fórmula presidencial que surgiría de una elección interna con el salteño Juan Manuel Urtubey cobró significación porque de esa manera se crea un nuevo partido con base en el peronismo federal, en una apuesta para salirse de la grieta entre el macrismo y el kirchnerismo y sumar nuevos dirigentes para disputar la presidencia.
El radical Facundo Manes es uno de los apuntados, pero el neurólogo aún permanece “dentro de JxC”. Recién la semana próxima retomaría las recorridas de campaña con un discurso que promueve “un plan estratégico” que posibilite al país ingresar en un sendero de “desarrollo”.
Cumbre de la UCR
El titular de la UCR, Gerardo Morales, viene de convocar en Mar del Plata a una cumbre del centenario partido que tuvo varias ausencias, entre ellas la del senador Alfredo Cornejo que desde Mendoza le enrostró elípticamente su amistad con Massa. El jujeño tejió una alianza programática” con Elisa Carrió de cara a los comicios nacionales y sigue cerca de Horacio Rodríguez Larreta, quien junto con Lousteau, Morales y Santilli compartió una comentada fotografía.
El alcalde porteño sigue sus recorridas por el interior, aunque aún demora su lanzamiento oficial como precandidato. La sombra de Macri, que volvió a menear una eventual postulación durante la presentación de su libro en La Feliz, parece condicionar sus movimientos.
Al armado opositor lo unifica la embestida del oficialismo contra la Justicia, por caso, pero los posicionamientos rumbo a los comicios desnudan diferencias aún sin saldar. Ni siquiera hubo un repudio conjunto al ataque a los tres poderes del Estado de Brasil de hace una semana por parte de seguidores de Jair Bolsonaro.
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