“Alberto Fernández conserva capacidad de daño. Por eso se opone a derogar las PASO o a cualquier iniciativa que venga de nuestro lado o de los gobernadores”, se sinceró una fuente camporista en una semana en la que el kirchnerismo no pudo ocultar el malestar por la designación “inconsulta” del Presidente de las tres nuevas integrantes del gabinete -Victoria Tolosa Paz, “Kelly” Olmos y Ayelén Mazzina- y de su provocador discurso en el Coloquio de IDEA, en el que cuestionó elípticamente a las administraciones de Cristina Kirchner.
El jefe de Estado decidió volver a diferenciarse del cristinismo para intentar conservar algo de capital político y mostrarse como un dirigente de “diálogo” frente a los desafíos que presenta el país, en la antesala de la definición de la estrategia electoral del Frente de Todos. Es cierto que esta reacción se produjo en el marco de una coyuntura que lo muestra en “soledad” al no ser incluido en ninguno de los tres grandes actos que tendrán lugar mañana en ocasión de una nueva conmemoración del 17 de Octubre.
En clave electoral
Tanto el encuentro de la CGT por la mañana en Obras Sanitarias como las manifestaciones vespertinas previstas en el estadio de Laferrere -de parte de las organizaciones sociales oficialistas que aprovecharán para presentar el “Partido de los Comunes”- o la variopinta convocatoria de Plaza de Mayo, deberán leerse en clave electoral.
La mesa chica de la central obrera, sin el moyanismo, blanqueó que durante el encuentro presentarán el Movimiento nacional sindical peronista con el que aspiran a emular lo que hacían las 62 Organizaciones en las décadas del ‘70 y el ‘80, es decir, participar en la rosca interna del PJ con un paraguas institucional que les permita recuperar la “cuota sindical” en las listas de candidatos, en 2023.
Sí habrá que prestar especial atención al frente que acordó movilizarse frente a Casa Rosada bajo la consigna “Unidad nacional por la soberanía con Justicia Social”: reúne al frente sindical moyanista, pero también a sindicatos y organizaciones con sesgo progresista, a La Cámpora y al PJ bonaerense.
El bono para indigentes
Seguramente habrá más de una crítica al trazado económico: por lo pronto, las agrupaciones sociales que decidieron no ir al acto de La Matanza, como Barrios de Pie y el Frente Darío Santillán, reclamarán el inmediato pago de un bono para indigentes al que se había comprometido Sergio Massa con lo recaudado por la liquidación del campo devenida del “dólar soja”.
Lo cierto es que esta peculiar alianza se comenzó a gestar horas después del atentado que sufriera Cristina el pasado 1° de septiembre: en primer lugar, referentes de cada espacio se reunieron para dar respuesta “en la calle” al intento de magnicidio y en contra de los denominados discursos de odio.
Como esa manifestación no prosperó, los organizadores continuaron las reuniones con vistas al armado de una masiva marcha para celebrar el Día de la Lealtad. Pensando en las elecciones nacionales del año próximo, parecería ir tomando forma un armado fuerte en torno a la Vicepresidenta.
Disputa de liderazgos en la oposición
La “lucha de egos”, como definió Mauricio Macri en la semana, ha puesto de manifiesto una disputa de liderazgos en el PRO y la UCR que se viene acrecentando en la medida que ven más cercana la vuelta al poder producto de la aguda crisis que atraviesa el Gobierno.
En su discurso en el foro económico realizado en Mar del Plata, Alberto pidió a los ejecutivos presentes ver “el vaso medio lleno” al resaltar los números de crecimiento de la actividad que tendrán, según expuso nuevamente con filminas, los últimos tres años de mandato. También tuvo tiempo para enviar elípticas críticas al kirchnerismo, al preguntarle a los empresarios si durante su gobierno se les había pedido “un centavo” para acceder a contratos “de obra pública” o se los había “perseguido con la AFIP”.
Sin respuestas frente a la inflación
Pese a intentar hacer un balance positivo de su gestión no pudo dar respuestas sólidas hacia el principal problema que marca su administración: la inflación. Volvió a decir que se encuentra en un proceso de desaceleración, el mismo argumento que había utilizado el exministro Martín Guzmán luego del 6,7% de marzo pasado. En septiembre este indicador marcó apenas 0,5% menos que aquél pico y aún no se computan las subas en los servicios de luz y gas que, en teoría, comenzarían a aplicarse durante el corriente.
En verdad, la suba de precios es un problema sin solución y por eso pululan globos de ensayo en torno a este fenómeno. Desde el Palacio de Hacienda se echó a rodar la versión de un inminente plan de estabilización que con el correr de las horas fue perdiendo fuerza.
Con las paritarias en pleno proceso de reapertura -en las últimas horas el gremio de aceiteros acordó un 98% de aumento-, parece irreal hablar de un “congelamiento” por parte de un gobierno sin la suficiente fuerza política para establecer un programa de shock, con eventuales consecuencias sociales en los niveles de empleo e ingresos.
Mientras, la CGT planifica un acto propio para celebrar una fecha tan cara al peronismo: no quiere resignar “las paritarias libres” a cambio del pago de las sumas fijas con las que presiona Massa, pero también el kirchnerismo y los gremios afines.
Desafío para la oposición
La inflación también es analizada por las fundaciones de los partidos que componen Juntos por el Cambio. Es el desafío que tendrá la coalición opositora en caso de volver al poder, al igual que un urgente ordenamiento del sistema cambiario, que hoy ofrece una veintena de cotizaciones del dólar. De todo esto estuvieron hablando la líder del PRO, Patricia Bullrich, y otro precandidato presidencial, como el radical Gerardo Morales, que coincidieron en una sugerente foto.
La posibilidad de que los candidatos de los dos principales partidos se entrelacen en fórmulas mixtas parecería ir tomando cuerpo. También en el equipo de Horacio Rodríguez Larreta, donde vienen marcando diferencias con las “bajadas de línea” con las que insiste Macri en cada aparición pública, exploran esta alternativa.
Sin embargo, el otro postulante fuerte de la UCR, Facundo Manes, se opone a esa posibilidad. Considera que en los últimos años el radicalismo ha ganado volumen político y puede competir con una propuesta propia. Con el respaldo del Comité Provincia, sigue intentando fortalecer las chances del centenario partido con vistas a una competencia interna con el PRO. Claro, siempre y cuando el oficialismo no logre eliminar las primarias del calendario electoral del año próximo.
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