El ministro de Seguridad porteño, Marcelo D’Alessandro, defendió el operativo y la represión frente al domicilio de Cristina Kirchner en Recoleta el pasado sábado y responsabilizó al kirchnerismo por lo sucedido, al tiempo que lanzó una advertencia: “No me va a temblar el pulso para usar la fuerza pública cuando tenga que hacerlo para recuperar la paz social".
D'Alessandro sostuvo que "nuestra responsabilidad como funcionarios es agotar todas las instancias de diálogo antes de llegar a esa medida”, en relación al acuerdo suscripto en una audiencia dispuesta por la Justicia entre funcionarios porteños y del Gobierno Nacional para evitar que escale el conflicto en las calles.
La semana pasada se sucedieron diversas movilizaciones Juncal y Uruguay, donde vive Cristina, luego de que el fiscal Diego Luciani pidiera condenarla a 12 años de prisión y la inhibición perpetua a ocupar cargos públicos en el marco de la causa Vialidad. El sábado, sin embargo, la zona apareció vallada por orden del Gobierno porteño, lo que fue visto por la militancia como una provocación y motivo de mayor congregación.
“Hubo parrillas y las sacamos. Hubo batucadas y las sacamos, y hubo fuegos artificiales. Imaginen adultos mayores queriendo dormir, gente enferma, chicos con autismo soportando esta situación todos los días. Intentamos el diálogo, obviamente tuvimos oídos sordos y el sábado pretendían amanecer con una feria y una especie de acampe todo el fin de semana y dijimos que no, que era el límite”, se defendió el funcionario.
La situación, con la llegada cada vez más intensa de gente, se desbordó y derivó en golpes y empujones entre la militancia, que buscaba derribar las vallas, y la Policía. Según D’Alessandro, “hubo 20 efectivos heridos” y “no se tiraron balas de gomas ni gases lacrimógenos”. Además, denunció la presencia de barras bravas “de Moreno y Temperley”, acusó al kirchnerismo de buscar “hechos de sangre” y de romper “edificios, coches y mobiliario de la Ciudad”.
D'Alessandro negó que la Policía de la Ciudad haya agredido a Máximo Kirchner
Como contrapartida, autoridades, dirigentes y militantes del kirchnerismo (estuvieron presentes Axel Kicillof, Juan Grabois y Mayra Mendoza, entre otros) denunciaron una “represión policial”. Al respecto, aportaron imágenes en donde afirman que el diputado oficialista y líder de la Cámpora Máximo Kirchner fue agredido e insultado por efectivos mientras intentaba ingresar al domicilio de Cristina Kirchner, su madre.
“Bajo ningún punto de vista las imágenes (que se filtraron de ese momento) muestran que le hayan pegado o algo por el estilo. Quisieron avasallar a la Policía, quisieron pasar por arriba. Estuvieron entrando y saliendo todo el día diferentes funcionarios. No había problemas”, dijo D'Alessandro. Y agregó que “el problema es que [Máximo Kirchner] quiso abrir paso a militantes. Todo el que quería pasar, pasaba. Ahora no podés ir de a 50 a visitar a una persona”.
En medio de los incidentes por la instalación de vallados, D’Alessandro y el ministro de Gobierno, Jorge Macri, negociaron con el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, y el viceministro de Justicia de la Nación, Juan Martín Mena, para llegar a un acuerdo. Como resultado, pactaron permitir las marchas en apoyo a Cristina pero sin acampes ni fuegos artificiales y con un esquema de horarios a respetar.
En paralelo, el ministro de Seguridad porteño desmintió la versión del kirchnerismo de que desde el Gobierno de la Ciudad llevaron dos volquetes con piedras para incitar hechos de violencia. Esa es otra ridiculez total. Mirá si vamos a llevar piedras para que les tiren a nuestros propios policías. Una locura total. No existe. Era contratado por un particular y lo estaban sacando”, remarcó.
La interna de Juntos de Cambio se coló en medio de lo sucedido en Recoleta
D’Alessandro, por último, afirmó que no piensa renunciar y se defendió de las críticas que le hizo Patricia Bullrich, ex ministra de Seguridad de la Nación de Mauricio Macri y presidenta del PRO, quien cuestionó al Gobierno de la Ciudad por hacer retroceder a la policía porteña de los alrededores de la casa de Cristina Kirchner en Recoleta.
“No entiendo por qué es funcional al kirchnerismo. No está bueno ningunear a la fuerza de seguridad que cumple órdenes y lo que hicieron fue poner el cuerpo. Hay que tener memoria: el 14 de diciembre de 2018 se paralizó una sesión porque le sacaron las vallas a la Gendarmería que conducía ella. Hay que dejar las mezquindades políticas de lado y ser responsables”, finalizó.
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