“A Rey muerto, Rey puesto”. Una frase que le viene como anillo al dedo al kirchnerismo, que dejó con una debilidad total de poder al presidente Alberto Fernández y empoderó al tercer socio político de la coalición -que funcionó poco o nada en la gestión-, Sergio Massa. Claro que a Cristina Kirchner no le vayan a hablar de superpoderes y menos por encima de ella.
También está claro que las sospechas detrás de este golpe de shock político apuntan a la Vicepresidenta. Fue muy llamativo el silencio que guardó desde que Silvina Batakis fue elegida como ministra de Economía. Aunque en el kirchnerismo deslizaban en off que la funcionaria contaba con el aval de ella -de hecho surgió del riñón de un camporista, Wado de Pedro-, jamás hubo ni un mísero tuit de respaldo de parte de la Vice.
La ortodoxia mayor que quiso inyectarle a la economía la exministra, como intento de bajar el gasto público, no lo pudo o quiso digerir el cristinismo. “El plan de ajuste tiene el completo aval de la coalición política, inclusive de la Vicepresidenta”, aseguró Batakis en sus reuniones ante la gerencia del Fondo Monetario, funcionarios del Tesoro y empresarios de EE UU. Una frase que habría rebasado el vaso y el principio del fin de la funcionaria en el Palacio de Hacienda. En el medio, un papelón internacional más: la responsable de explicarles cómo iba a seguir el rumbo económico, a la vuelta a su país ya había sido desplazada del cargo.
Guste o no, esta vez el kirchnerismo contó con el respaldo de los gobernadores peronistas. Fueron ellos lo que les dieron un ultimátum de cambios en el rumbo y en el Gabinete a Alberto Fernández, en el improvisado almuerzo de mitad de semana en la Casa Rosada, en el cual el Presidente esperaba un nuevo respaldo político y se encontró con esa sorpresa.
Es que muchos de esos mandatarios encendieron luces de alerta porque ven peligrar sus reelecciones en sus provincias por la crisis. Y fueron los mismos que impulsaron a Massa como superministro.
De todos modos, no se involucraron todos los gobernadores peronistas (12 de 19). En la lista de ausentes hay que anotar al cordobés Schiaretti, que desde hace rato no comulga con el oficialismo nacional y menos con el kirchnerismo. Su último enojo es por el trato al campo. Lo hizo saber con su visita a la Exposición Rural, tomando toda la distancia posible de la interna oficial.
Desafío muy importante
Mientras, Sergio Massa, un equilibrista dentro del peronismo y con pasado en la Ucedé, tiene el desafío más importante en su carrera política que siempre fijó como destino final la Presidencia de la Nación. Ya tuvo un intento en llegar, en 2015, pero quedó tercero. En 2019 prefirió la actual alianza con el Frente de Todos y encabezó la lista de diputados, quizás ya mirando al 2023.
Por eso ahora pone en juego todo su capital en el área más complicada de gestión teniendo en cuenta la situación crítica por una inflación galopante -este mes la calculan con un piso no menor de 7 por ciento- y una pobreza que crece - y se acerca a un 40 por ciento o más- aunque declare que hace 7 años que estudia Economía. Lo ayudan algunos vínculos políticos en los Estados Unidos y un círculo de empresarios locales principalmente del sector financiero. No parece ser suficiente.
Los mercados
Por lo pronto, los mercados le vienen dando una mano antes de asumir: el dólar informal cayó unos cuantos pesos, los títulos argentinos en Wall Street subieron, los bonos en dólares repuntaron y el riesgo país bajó bastante, aunque sigue muy arriba. Pero se sabe que el humor de los mercados es efímero, y siempre se está a la espera de buenas señales. Manejan el día a día.
Sin embargo, el designado superministro dijo que las primeras medidas las dará a conocer el próximo miércoles, cuando se hará cargo oficialmente de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura. Batakis se quedó en anuncios y quizás fue uno de los motivos que no le respondieron -el blue llegó hasta $340 y el riesgo país casi a 3.000 puntos-, aunque la principal razón habría que buscarla en que nunca contó con el respaldo político necesario para llevar a cabo medida alguna de ajuste.
Fue la incertidumbre quizás lo que hizo disparar la cotización del “verde”. Pero se sabe que la clase media -más en el mes del aguinaldo- y la clase alta, sobre todo, siempre son grandes compradoras de dólares, como refugio de ahorro. También las empresas, que también se volcaron a comprar bonos en la moneda estadounidense. Hay que ver cómo sigue en la semana que empieza. Mucho dependerá de las señales que se den, equipo y anuncios de medidas.
Ahora se abren varios interrogantes: el superministro ¿hará un fuerte ajuste del gasto? ¿Con qué alcance? ¿Lo apoyarán la Vicepresidenta y los suyos? ¿Cumplirá el acuerdo con el FMI? ¿Qué pasará con los proyectos de Salario Universal o moratorias previsionales -más subsidios-, que impulsan desde el propio Frente de Todos? ¿Intervendrá en el mercado cambiario? ¿Cómo retomará la quebrada relación con el campo, que sigue siendo la vaca lechera del país? Son muchos los temas a resolver y no hay mucho tiempo.
Mientras empresarios y economistas se preguntan si Massa tomará medidas drásticas o impopulares para bajar el déficit público. ¿Cristina dejará que avance con reformas estructurales? Seguramente se mantendrá el discurso del Instituto Patria de que cualquier medida tendrá que ser “con la gente adentro”, aunque ya muchos quedaron afuera.
Finalmente, en la city porteña se escuchó hablar que detrás del plan económico estaría Emmanuel Álvarez Agis, quien fuera viceministro durante el mandato de Axel Kicillof en el Palacio de Hacienda, aunque es más cercano ahora al massismo. Por lo pronto, por estas horas no hay pistas concretas, pero lo único que se comenta que es indefectible que se vaya a una devaluación, lo más seguro gradual. El kirchnerismo no aceptaría un shock también económico.
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