El presidente del Banco Central, Miguel Pesce, sostuvo ayer que "no es necesario ni ajustar ni aplicar devaluaciones bruscas".
Con los dólares financieros en niveles de $300 y el blue en $273, el Gobierno busca una salida para evitar una depreciación fuerte del peso, que también siga impactando en una baja de los bonos soberanos.
El presidente del BCRA rechazó de plano la posibilidad de una devaluación del tipo de cambio oficial.
"No hay ninguna razón para que esto suceda. Estamos en una coyuntura difícil, pero la vamos a poder superar. No es necesario ni ajustar, ni producir bruscas devaluaciones, ni nada por el estilo", enfatizó.
Dijo que existe un "problema coyuntural con la importación de energía".
"Esperamos sobre el final de agosto o septiembre poder ir reduciendo estos pedidos de financiamiento que le hemos hecho a las empresas", señaló.
Pesce también negó que vayan a faltar productos esenciales en las góndolas y apostó al diálogo que mantuvo en los últimos días con la COPAL (alimenticias) y distintos grupos empresariales.
"Nadie quiere que haya una devaluación, una caída fuerte del salario, que haya un ajuste, porque a las empresas les trae dificultades traer financiamiento, pero más dificultades le trae caer en una situación recesiva", consideró.
El Banco Central debió vender unos US$ 730 millones en la última semana para tratar de evitar una corrida que no da señales de frenarse.
Pesce dijo que "tanto en el largo plazo como breve el mercado cambiario tiene que responder de otra manera a lo que está sucediendo ahora".
"La Argentina siempre tuvo problemas en su balanza cambiaria. Siempre exportamos poco para el volumen de crecimiento que queríamos tener", sostuvo.
Reconoció que se atraviesa una "coyuntura compleja", pero confió en que "en el largo plazo, cuando disminuya el nivel de exportaciones cuando no haga tanto frío.
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