Walter Bento, el juez federal de Mendoza, que tiene a su cargo los procesos electorales en esa provincia, se convirtió en foco del debate en los tribunales: ocupa su puesto en el juzgado, teniendo un procesamiento confirmado como jefe de una asociación ilícita que cometió delitos de cohecho activo, lavado de activos y enriquecimiento ilícito, entre otros. Pesa sobre él una orden de detención que no se cumple a raíz de sus fueros. Pero ahora se le ha sumado un nuevo pedido de detención luego de que la justicia mendocina lo imputara por más delitos por tráfico de influencias a favor de un empresario amigos que tenia deudas con la Afip.
La denuncia en su contra en el Consejo de la Magistratura, con pedido de desafuero incluido, no avanza. Los pasillos de ese organismo señalan que el kirchnerismo lo protege. Con la llegada del presidente de la Corte Suprema Horacio Rosatti a ese organismo, los consejeros por unanimidad sólo firmaron su expulsión de un concurso. Es que Bento pretendía competir para convertirse en integrante de la Cámara Federal de Casación Penal.
“No tengo nada que ver con todo esto que me atribuyen: con nadie ni con nada. Tengo que demostrar que soy inocente”, dijo Bento desde su cargo, en entrevistas que brindó a medios de Mendoza, mientras hablaba de pruebas inventadas en su contra.
Walter Bento asumió al frente del juzgado federal 1 de Mendoza con competencia electoral en septiembre de 2006, tras un concurso. El juzgado estaba vacante desde 2002 cuando el entonces juez federal Luis Leiva fue destituido, luego de que el fallecido banquero Raúl Moneta denunciara que ese magistrado le había pedido una coima.
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