El cardenal Mario Poli fue menos duro de lo que esperaban en Casa de Gobierno en su homilía del tedeum por el 25 de mayo. Si bien pidió en varias ocasiones por una “Argentina fraterna” y apuntó a la ética que deben tener los gobernantes, no hubo mensajes directos sobre el rumbo económico del Gobierno como se temía en la previa.
“Cuando el pan falta en tantas familias es cuando más tenemos que pensar en el prójimo y en sus necesidades básicas: educación, salud y justicia”, aseguró. Fue quizás la frase más contundente. Lo escuchaban el presidente Alberto Fernández, sus ministros, diputados y otras autoridades jerárquicas, entre ellos el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta.
Sí pareció haber un mensaje dirigido a la interna que divide al Frente de Todos y a las peleas políticas entre el oficialismo y la oposición cuando el arzobispo habló de “tensiones que parecen repetir crueles enfrentamientos”. También cuestionó “los enfrentamientos para conservar intereses propios”. “En medio de las tensiones que parecen repetir crueles enfrentamientos, el Papa nos dice con sus gestos del buen samaritano que la existencia de cada uno de nosotros está ligada a la de los demás, la vida no es tiempo que pasa, sino tiempo de encuentro”, aseguró.
Alberto Fernández llegó a la Catedral caminando desde Casa Rosada. Minutos antes había compartido un desayuno con sus funcionarios. En un breve contacto con la prensa pidió por la unidad de los argentinos. “Depende de cada uno de nosotros”, planteó.
COMENTARIOS