El acalorado discurso de Máximo Kirchner, con severas críticas para la oposición, que desencadenó la no aprobación del Presupuesto 2022 en la Cámara de Diputados, para algunos fue producto simplemente de un “dejarse llevar” por las emociones ante un escenario adverso para el oficialismo. Pero otros, que intentaron ver un poco más allá, sugirieron que todo fue una “puesta en escena”, que fue “un acting”. Y, sobre esta teoría, trazaron distintas hipótesis.
Los más extremistas dieron a entender que fue una estrategia para dejar mal parado al presidente Alberto Fernández, que necesitaba imperiosamente la aprobación para avanzar con la negociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional, organismo con el que el jefe del bloque del Frente de Todos en Diputados suele confrontar por sus políticas. Y, en sintonía con su madre, la vicepresidenta Cristina Kirchner, viene poniendo reparo sobre cómo negocia el Gobierno con el FMI.
Mientras, los más conservadores, no fueron tan lejos y se enfocaron en algo más terrenal: que al tener la partida prácticamente perdida en la sesión por el Presupuesto, Máximo trató de acelerar el trámite con críticas severas para luego culpar a la oposición por su actitud contraria a los intereses del país, y así disimular la simple realidad: que no se contaba con los votos necesarios para conseguir la aprobación de un Presupuesto que tiene muchos puntos que, en la práctica, serían muy difíciles de cumplir.
También estuvieron los que dijeron que Máximo buscó diferenciarse de la oposición, que había manifestado su intención de aprobar el Presupuesto.
En cambio, en algunos sectores del oficialismo interpretan que lo ocurrido fue el resultado de horas de alta presión y no de una sagaz planificación política.
PALABRAS PICANTES
Pero, ¿qué dijo concretamente Máximo Kirchner?
“Me llama poderosamente la atención el comportamiento que están teniendo un ex vicejefe de Gobierno, una ex gobernadora de la provincia de Buenos Aires, un ex ministro del Interior y el ex presidente de esta Cámara ante una situación gravísima en la que dejaron este país cuando lo endeudaron en 44 mil millones de dólares”, aseguró en referencia a Diego Santilli, María Eugenia Vidal, Rogelio Frigerio y Emilio Monzó, que estaban sentados a metros de él.
La chicana provocó la reacción de integrantes de Juntos por el Cambio, que se levantaron de sus bancas a los gritos.
“Yo escuché; aprendan a escuchar”, repitió 8 veces Kirchner. Y avanzó: “Lo que uno quiere es que podamos votar un pedido de nuestro Presidente, un Presidente que se compromete a enviar dos proyectos al Congreso cuando llegue el acuerdo con el Fondo Monetario, que ojalá hubieran reaccionado en el pasado tan meticulosa y agudamente quienes hoy son oposición, para pedir que tamaño endeudamiento pasara por este Congreso para cuidar nuestra democracia”.
“Quizás fue la cobardía de no poder mandar ese proyecto acá, votemos por sí o por no y terminemos con el show”, cerró Kirchner.
Allí, el presidente del bloque del PRO, Cristian Ritondo, respondió: “Presidente, hasta la reciente intervención del presidente de su bloque, nuestro bloque iba a acompañar; pero ahora no va a acompañar que vuelva a comisión”. Y agregó: “¿Sabe qué pasa? Nos tenemos que respetar y entender cuando uno gana y cuando uno pierde. En la Ciudad de Buenos Aires, el kirchnerismo nunca nos votó un Presupuesto; en la provincia de Buenos Aires, nunca votó un Presupuesto; en el gobierno de Mauricio Macri, nunca votó un Presupuesto; si quieren gobernar, dialoguen. Cuando ganan, no dialogan, y cuando pierden tampoco”.
Mario Negri, presidente del bloque radical, se sumó a Ritondo y anticipó que tampoco acompañarían la propuesta de enviar el proyecto a comisión para seguir negociando. Finalmente, se habilitó la votación y la propuesta del oficialismo no fue aprobada.
Tras esto, comenzaron a circular todas las conjeturas ya planteadas.
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