La carta que la asesora presidencial Cecilia Nicolini envió al Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) por la demora en las entregas del segundo componente de la vacuna Sputnik, en la que sugirió la posibilidad de romper el contrato por encontrarse el país “en una situación muy crítica” –hay más de 2 millones de personas esperando la segunda dosis- y que el incumplimiento deja al país con “muy pocas chances de seguir luchando por este proyecto” –donde desliza un supuesto apoyo geopolítico a esa vacuna creada en 2020 en el país que gobierna Vladimir Putin-, desató una fuerte polémica y volvió a enfrentar al oficialismo y a la oposición. Mientras la Casa Rosada consideró normal el reclamo de la funcionaria y “exagerada” la interpretación que se le dio en la agenda pública, dirigentes de Juntos por el Cambio reclamaron que los funcionarios brinden “explicaciones” en el Congreso y que finalmente “era necesario” completar el esquema de inmunización a contramano de lo que planteaba hasta hace poco el relato oficial. Nicolini junto a la ministra Carla Vizzotti (Salud) son las dos delegadas de Alberto Fernández en la negociación por las vacunas contra el coronavirus. De hecho, ambas funcionarias regresaron la semana pasada de Londres donde habían visitado los laboratorios de AstraZeneca y hace meses habían viajado a Moscú para conocer el funcionamiento del Instituto Gamaleya, que produce la Sputnik V.
Ayer en Casa Rosada intentaron minimizar la polémica y justificaron la misiva enviada por la funcionaria que ocupa un despacho en el segundo piso del palacio gubernamental. “Es un reclamo por vacunas. No se entiende la controversia”, dijo una fuente consultada que desechó que la misiva haya blanqueado un apoyo geopolítico a Rusia en la denominada “guerra por las vacunas”.
Sí había cierto malestar hacia la comisión de Salud de Diputados que, se sospecha, habría filtrado la carta; a ese cuerpo legislativo es enviada toda la documentación confidencial que firma el Ejecutivo con los laboratorios.
Prioridades y aclaraciones
Más allá de la controversia pública por la aparición de la carta, la oposición rápidamente salió a cruzar al Gobierno por haber privilegiado el vínculo con Gamaleya por sobre otros laboratorios y no haber exigido antes el cumplimiento del contrato. “El Gobierno se irritó mucho y hasta nos insultó cuando dijimos que se ataron a Rusia y a Putin. El mail de la asesora Nicolini confirma que lamentablemente se priorizó la ideología y la geopolítica a la hora de salvar vidas. Es elocuente que el Gobierno advierta a los rusos que firmó un DNU para poder contratar con firmas de EEUU. ¿Qué significa esto? ¿Qué finalmente Rusia frenaba la llegada de dosis de EE UU y que la Argentina aceptó esta condición aún cuando miles de argentinos estaban muriendo?”, disparó el diputado radical Mario Negri al tiempo que exigió que “desde el Presidente a la Ministra de Salud, deben explicar urgentemente todo esto”.
A su turno, Adolfo Rubinstein, ex ministro de Salud de Cambiemos, sostuvo que la misiva “es la crónica de una muerte anunciada. Hace meses denunciamos que Rusia no cumple el contrato.
El gobierno encara negociaciones como si fueran con un amigo y no con otro Estado. Es patético.
El sesgo ideológico y geopolítico no está saliendo carísimo”.
En el Gobierno acusaron recibo de las acusaciones y deslizaron que el presidente Alberto Fernández le pidió a Nicolini que saliera a aclarar lo sucedido. En declaraciones radiales matutinas, la funcionaria dijo que “los reclamos siguen porque tenemos contratos firmados y queremos que lleguen vacunas para poder inocular a la gente” y que la polémica comunicación se trató de una comunicación más entre “las tantas notas, llamados, Whatsapp y reuniones que tenemos con todos los fabricantes y productores para que puedan llegar vacunas a la Argentina lo antes posible”. En su defensa, añadió que tras la carta “la Argentina recibió hace más de 10 días más de 1,5 millón del componente 2 y el laboratorio Richmond (que produce localmente la Sputnik) recibió insumos para elaborar más componente 2 en el país”.
Su compañera de viaje por los laboratorios extranjeros, la ministra Vizzotti, consideró que es “una práctica muy común enviar (notas) a proveedores y discutir contratos, felicitar y presionar, entre comillas, para que se cumplan los contratos”
COMENTARIOS