Pasados más de 70 días desde el inicio del aislamiento obligatorio frente a la pandemia de coronavirus, la paz y el entendimiento entre el oficialismo y la oposición llegó a su límite en el Congreso.
Luego de mostrarse en sintonía y trabajando de manera conjunta al inicio de la pandemia, el tono de los debates en el Senado y la Cámara de Diputados fue escalando en las últimas semanas con discusiones a los gritos, exabruptos y retiradas dramáticas de las reuniones por parte de la oposición, que denuncia un ánimo "revanchista" por parte del Frente de Todos.
Los oficialistas, a su vez, responden haciendo uso de su mayoría para bloquear iniciativas de Juntos por el Cambio, como el proyecto para derogar los llamados "superpoderes" presupuestarios del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.
La próxima pelea pasará por la suspensión de la movilidad jubilatoria que dispuso el gobierno de Alberto Fernández, que envió el pasado jueves un proyecto para prorrogar esa decisión sin contar todavía con una fórmula alternativa y manteniendo los aumentos por decreto.
El interbloque de diputados de Juntos por el Cambio presentó el viernes un proyecto para derogar esa medida pero, como ocurrió con los "superpoderes", es probable que el oficialismo no le dé quorum ni en las comisiones ni en el recinto para poder debatir el tema.
La grieta no se cierra
La tirria entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio empezó hace algunas semanas en la Comisión Bicameral de Control de la Deuda Exterior, donde el oficialismo impuso su mayoría para abrir una suerte de investigación sobre el endeudamiento bajo la gestión de Macri.
En aquella oportunidad los diputados y senadores de Juntos por el Cambio reaccionaron con un inocultable enojo, como dejó en evidencia el diputado Luciano Laspina cuando, dirigiéndose al senador oficialista José Mayans, vociferó: "Usted me quiere llevar puesto, me quiere pechear, yo tengo cara pero no soy boludo".
A ello le siguió la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo encargada de emitir dictamen sobre los decretos de necesidad y urgencia (DNU), donde el Frente de Todos incluyó un decreto de Macri sobre las escuchas telefónicas que ya había pasado por ese cuerpo parlamentario durante la gestión anterior.
La oposición se retiró de aquella reunión a los gritos, pero el oficialismo avanzó igualmente y aprobó el rechazo de ese DNU en la última sesión del Senado, de la cual los legisladores de Juntos por el Cambio también se retiraron, luego de trabarle al oficialismo el tratamiento de la nueva Ley de Alquileres. El escándalo en torno al tratamiento del DNU se dio en medio de una denuncia contra la gestión de Macri por presunto espionaje ilegal, lo que caldeó aún más los ánimos entre el oficialismo y la oposición.
De esta manera, queda cada vez más lejos el espíritu de colaboración que ambos sectores mostraron al inicio de la pandemia, cuando los jefes de las bancadas opositoras se mostraban junto a sus pares oficialistas en conferencias de prensa donde aseguraban haber dejado de lado "la grieta" en pos del objetivo superior de luchar contra la pandemia.
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