La Provincia estudia aplicar aulas virtuales por si se prolonga la suspensión de clases
Mientras se implementa el plan de continuidad escolar, analizan el dictado de actividades a distancia más allá del 31 de marzo.
A 72 horas de la suspensión de clases en todos los niveles educativos, comienza a implementarse en la provincia de Buenos Aires el plan de continuidad pedagógica para que más de cinco millones de estudiantes puedan acceder a los contenidos escolares desde sus casas, a través de cuadernillos impresos o desde la plataforma alojada en abc.gov.ar. Las medidas de emergencia -que se anunciaron el domingo pasado y continuaron durante toda la semana para frenar la propagación del coronavirus- van en línea con las aplicadas en el ámbito nacional y se mantendrán, al menos, hasta el 31 de marzo. Mientras, en el Gobierno ya trabajan en el diseño de aulas virtuales para el dictado de clases a distancia ante la eventualidad de que la “cuarentena” escolar pueda extenderse más allá de estos 15 días iniciales. “Hoy es imposible anticipar si la asistencia a las escuelas estará estrictamente suspendida hasta el 31 de marzo y si a partir de allí se retomarán normalmente. No sabemos todavía cómo opera la propagación del virus en verano y cómo en invierno. Es algo que está en estudio”, admitieron fuentes de la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia, y aclararon que la vuelta al colegio dependerá de las recomendaciones sanitarias que acompañen a la evolución del COVID-19. “Todo se hace en absoluta coordinación con la Nación”, subrayaron. La activación del plan de contingencia, reconocieron en Educación, se precipitó ante la expansión del virus chino en el país y la decisión de suspender las clases para contenerlo. No es que en las escuelas no se trabajara ya con dispositivos para “atajar” imponderables climatológicos, sanitarios, cuando no edilicios. Jamás se pensó en uno para atender una emergencia como la actual, que afecta a todos al mismo tiempo y en distintos espacios. Un fenómeno masivo y veloz que, en medio del vértigo, obligó a llevar la escuela a casa: con cuadernillos virtuales por nivel (inicial, primario y secundario) y grado, y otros en papel que -en paquetes termosellados- comenzarán a llegar hoy a las escuelas, según anticiparon voceros bonaerenses. Ambos contienen actividades de Literatura, Matemática y Educación Sexual Integral. Al material alojado en la plataforma online se podrá acceder desde cualquier dispositivo gratuitamente (sin gasto de datos móviles). En cuanto al material impreso, se distribuirán 648.000 ejemplares (que las familias podrán retirar en las escuelas o recibir en sus casas), un cálculo que se hizo sobre la base de los estudiantes con problemas de conectividad. CORREO, WHATSAPP Y TELÉFONO ¿Cómo se garantizará la continuidad pedagógica? “Con correcciones y acompañamiento a través del correo electrónico, por WhatsApp o llamada telefónica, en caso extremo. La idea es mantener el vínculo entre los docentes, los alumnos y los padres”, señalaron desde la DGCyE, sin pasar por alto “el impacto negativo que puede tener esto, hay consecuencias no deseadas frente a las medidas preventivas que se tuvieron que tomar. Trabajamos para revertir esto”. No se analiza, por el momento, recuperar los días de clase que se perderán hasta el 31 de marzo. “Pero eso no quiere decir que no lo consideremos. Todo dependerá de la evolución del virus”, advirtieron en fuentes gubernamentales. Claro está que el escenario actual es excepcional. Y sobre ese pantano incierto, las autoridades educativas, como el resto, caminan en estos días. Ensayando con un plan de continuidad pedagógica que, como se deslizó, podría ser la prueba piloto para el desembarco de la modalidad virtual en el dictado de clases. “Trabajamos en la capacitación de pedagogía virtual y para generar aulas virtuales”, anticiparon en Educación sobre lo que podría significar un punto de quiebre a partir de esta pandemia: que los hogares devengan en aulas. ¿Hasta cuándo? “Nadie sabe qué pasará el 31 de marzo, pero por las dudas nos preparamos para cualquier contingencia”, asumían en la Provincia, convencidos de que, pese a la contingencia, las escuelas deben permanecer abiertas: entre otras cuestiones, para garantizar el plan de continuidad, el funcionamiento de los comedores -de los que dependen más de 1,6 millones de alumnos y alumnas (ver aparte) y para reforzar las condiciones de higiene (tarea para la que, según datos de la Provincia, se destinó una partida total extra de 58,8 millones, 60 por ciento más que lo previsto para este mes). Todo con una guardia “mínima” -de la que está exceptuada la población de riesgo, embarazados y quienes tienen a cargo a menores en edad escolar- determinada entre directivos e inspectores. Decisión a la que hizo lugar la Provincia luego de que e los gremios Feb y Suteba pidieran dispensar a los maestros de cumplir horario escolar, “en resguardo de su salud”.