“No hay marcha atrás. Ya lo decidí”, confirmó Alberto Fernández cuando se le preguntó si aún pensaba en aumentar las retenciones a la soja. Y remató: “Es una decisión solidaria, que incluye beneficios a las economías regionales y no tiene nada que ver con la negociación con el Fondo Monetario Internacional”.
El Presidente aún recuerda las consecuencias políticas y económicas de la Resolución 125 y descarta que la historia vuelva a repetirse. Por eso alienta a que la Mesa de Enlace se encuentre con el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Luis Basterra. Una cita política prevista para mañana -16.30 en la cartera de Agricultura- que corre peligro por la inesperada decisión del gobierno de cerrar los registros de declaraciones juradas de ventas al exterior.
Si el registro está cerrado, no se puede exportar. Y el cierre abrupto es una decisión obvia para que la soja solo pueda ser legalmente enviada al exterior cuando suba la retención que anunciará Alberto Fernández en los próximos días.
“Es una medida que sorprende y deja una profunda sensación de engaño, porque mientras se espera para dialogar, se toman decisiones que no tienen retroceso, de lo contrario no se explica el cierre de un mercado”, aseguró Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) en un comunicado oficial que tituló “Una nueva traición”.
POLÍTICA ECONÓMICA
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