El presidente Alberto Fernández recibió este lunes a las Abuelas de Plaza de Mayo, Madres Línea Fundadora y otros organismos de DD.HH. y aseguró que en la Argentina “no hay presos políticos”, sino “detenidos arbitrarios”.
Minutos antes, el detenido ex ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, se había manifestado quejándose por la falta de reflejos políticos del actual gobierno para propiciar su liberación.
“Es increíble que habiendo un gobierno del mismo signo político, nuestro vicepresidente de hace cuatro años esté preso. Como mínimo debería estar con prisión domiciliaria, junto con sus hijos y familia”, sostuvo De Vido en diálogo con la radio AM 530.
En tanto que la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, afirmó tras la reunión con el presidente que Fernández “no quiere presos políticos”, al referirse a un pedido para impulsar la libertad de la dirigente Milagro Sala.
La respuesta del mandatario conformó a las Abuelas. Carlotto comprendió que Alberto Fernández “no quiere que se diga que él tiene presos políticos” y confió en que la situación de los detenidos arbitrarios cambiará en paralelo a las reformas de la Justicia que planteará el Poder Ejecutivo.
“Un milagro no se puede pedir, ni que las cosas cambien de hoy para mañana, porque tampoco es correcto. Nosotros no queremos que se hagan las cosas fuera del lugar propicio”, dijo Carlotto.
Y remarcó que durante el encuentro, el jefe de Estado manifestó que Argentina “no tiene presos políticos”, sino que hay dirigentes que “están siendo víctimas de una persecución política, que es otra cosa”.
De Vido
“Más que un preso, uno se siente un pelotudo”, dijo a su vez, Julio De Vido en la AM 530.
Además, el ex titular de la extinta cartera de Planificación Federal se quejó de que ningún funcionario visite a Boudou en la cárcel de Ezeiza.
“Se sienten cómodos con nuestra prisión”, afirmó.
El 14 de diciembre pasado, cuatro días después de que el kirchnerismo regresara a la Casa Rosada, la Justicia le concedió la prisión domiciliaria a De Vido.
Según De Vido, el único integrante del gobierno nacional que se mostró interesado por la situación de los presos K fue el viceministro de Justicia, Martín Mena, cercano a Cristina Kirchner.
Vale señalar, a mediados de diciembre el cura Francisco “Paco” Oliveira inició frente al Palacio de Tribunales una huelga de hambre por “una Navidad sin presos políticos”, con la adhesión de organizaciones de derechos humanos.
El cura fue separado por el obispo de Avellaneda-Lanús, Rubén Frassia, porque se pronunció a favor de la legalización del aborto.
Oliveira mantuvo la huelga por tres días en una de las esquinas de la Plaza Lavalle, frente al Palacio de Justicia, sede de la Corte Suprema de la Nación, donde se montaron varios gazebos para albergar a quienes lo acompañaron.
El reclamo, exhibido en pancartas, pedía la libertad del ex vicepresidente Amado Boudou, el ex ministro de Planificación Federal Julio De Vido, y los dirigentes Milagro Sala y Luis D’Elía, entre otros.
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