En medio del debate sobre los beneficios que traería para la Argentina el acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, las exportaciones en especial del sector agropecuario se convirtieron en la principal locomotora del comercio exterior argentino, trayendo además algún alivio a la caída de la actividad económica y a los ingresos fiscales.
El intercambio comercial argentino llegó el mes pasado a U$S 10.661 millones, impulsado especialmente por el crecimiento de las exportaciones, que llegaron a U$S 6017 millones, gracias a la cosecha récord, y alcanzaron así el mayor nivel desde junio de 2015. El dato generó euforia en el Gobierno, debido a que luego de la crisis del 2002, el sector agropecuario fue el que comenzó la recuperación de la economía. El mes pasado, en tanto, las importaciones, se ubicaron en U$S 4.644 millones.
De este modo, las exportaciones dieron un salto de 16,5% en comparación a mayo de 2018, mientras que las importaciones retrocedieron por quinto mes consecutivo en el año, esta vez en torno al 28%. Como resultado, en mayo se registró un superávit de U$S 1.373 millones y ya acumula U$S 4.528 millones desde enero
Exportaciones
La contrapartida de los buenos datos de la balanza comercial se relacionan con el tipo de productos que Argentina le vende al mundo.
Según el Indec el incremento fue del 61,1% en las ventas externas de productos primarios en la comparación con mayo de 2018. El salto refleja la comparación con una muy débil cosecha gruesa (soja y maíz) el año anterior, debido a la sequía.
Los otros rubros que registraron un buen comportamiento fueron las exportaciones de combustibles y energía (28,9%) y manufacturas de origen agropecuario, con un avance del 4%.
Los bienes industriales, en tanto, continúan moviéndose en terreno negativo, registrando una baja de 0,7%, si bien cabe destacar que en los últimos meses viene reduciéndose el nivel de contracción de las exportaciones en este segmento.
Desde la consultora DNI, que dirige Marcelo Elizondo se interpreta que en mayo comenzó a sentirse el efecto de la cosecha récord” y esto fue así, aún a pesar de la aplicación de derechos de exportación a todos los bienes desde septiembre de 2018.
Por el lado de la industria el resultado es claramente negativo. Siempre de acuerdo a Elizondo, el sector depende fundamentalmente de las exportaciones a Brasil y ese país no despega.
Otras consultoras, como ser Iaraf, señalan que el superávit comercial está estrechamente ligado a la caída de las importaciones.
Entre enero y mayo solo “se importó las tres cuartas partes en términos físicos que lo que se importó en 2018.
El impacto recesivo dio de lleno en la demanda de insumos y bienes intermedios, y también en otros segmentos. Las importaciones de bienes de capital se contrajeron 40%, reflejando la fuerte contracción de la inversión”, enfatizaron.
Lo cierto es que desde el oficialismo festejan el salto exportador. Así el ministro de Agroindustria bonaerense, Leonardo Sarquís consideró que “nunca la Argentina tuvo tanto impulso exportador como ahora ni tanta integración con el mundo”, y señaló que “se abren grandes oportunidades en un mercado de más de 800 millones de personas, donde sabemos que Buenos Aires será una gran protagonista”.
“Este Gobierno puso a las exportaciones en el centro de la estrategia productiva y tenemos que seguir en ese camino”, dijo. Pero el debate sobre los beneficios del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea para lograr ese objetivo quedó instalado.
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