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ELECCIONES

La mira electoral en los antigrieta y gobernadores

Mientras la Casa Rosada mide el impacto que podrían tener los precandidatos lanzados por fuera de la polarización, Cristina Kirchner negocia en provincias.

La llegada de 2019 y la velocidad con la que se impone la agenda electoral colocó a los alfiles de Cambiemos tanto como del kirchnerismo en la búsqueda de herramientas para que el impacto de quienes les pueden absorber votos sea el menor.
En el Gobierno nacional y en el bonaerense todos apuestan a que la polarización marcará como nunca antes la contienda electoral. Mauricio Macri vs. Cristina Kirchner. O, según el libreto de campaña oficialista, “el futuro” vs. “el pasado”.
En ese escenario advierten que no hay por ahora demasiado lugar para la ancha avenida del medio que pregonaba Sergio Massa en 2015. “No había lugar antes ni tampoco ahora”, señala un funcionario con acceso a encuestas. El Gobierno se siente cómodo confrontando y polarizando con el kirchnerismo. Asumen que el kirchnerismo también prefiere rivalizar con el macrismo antes que con cualquier otro. “No lo buscamos, la oferta no puede ordenar la demanda electoral; es al revés”, repiten en Jefatura de Gabinete.
Sin embargo, se multiplican las opciones en el abanico electoral. En Alternativa Federal suman candidatos con diferentes perfiles. Dentro de ese grupo, Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey son los que más potenciales votantes acumulan en los sondeos del oficialismo. “Es como la copia trucha de las camisetas; la gente quiere la original”, chicanea uno de los estrategas de María Eugenia Vidal.
En Cambiemos aseguran que tanto el líder del Frente Renovador como el gobernador salteño representan en mayor o menor medida diferentes versiones con un filtro peronista de los dos grandes protagonistas de la elección. “Massa es más parecido a Cristina y Urtubey es más parecido a Mauricio”, razonan.
Los peronistas alternativos no son los únicos que buscan colarse en medio de la polarización. El economista mediático José Luis Espert ya se decidió a jugar. Hasta este año, el fenómeno de los “libertarios”, como se hacen llamar algunos de sus seguidos, era festejado dentro de Cambiemos, porque inevitablemente parecían correr al oficialismo de la derecha al centro del espectro político.
A su vez, Cristina Kirchner envía emisarios a negociar “neutralidad” con los gobernadores del PJ y en ese tranco se supo ayer que de máxima busca que que se sumen a un armado opositor y como mínimo, que no le jueguen en contra.
En ese trámite adquiere vital importancia la figura de Alberto Fernández. 
El primer acercamiento fue con el mandatario de Entre Ríos, Gustavo Bordet quien hizo un gesto potente: lo recibió y después habló de la “unidad sin exclusiones”.
Unas horas después, el ex jefe de Gabinete se subió con José Luis Gioja a un escenario montado por Sergio Urribarri, “El Pato”, ex gobernador, patrocina a Julio Solanas como candidato a gobernador contra Bordet.
El caso entrerriano es emblemático. En 2015, el PJ ganó, ajustadamente, por unos 20 mil votos, a pesar de la ola amarilla; ahora Bordet agita el PJ Federal pero necesita del peronismo K sin el cual puede perder frente a Cambiemos. Con matices, ocurre lo mismo en Tierra del Fuego, Chubut, Chaco, La Rioja y Tucumán.
La ex presidenta, mientras esconde su carta electoral, ensaya un acuerdo con los gobernadores: el plan de máxima es que se sumen a la unidad del panperonismo; de mínima, que sean "neutrales" en la pelea presidencial.
Eduardo "Wado" De Pedro, diputado nacional, jefe de La Cámpora y enlace preferido de los peronistas no K, y Alberto Fernández son los encargados de la relación con los jefes provinciales.
Algunos se resisten: Juan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey no quiere saber nada con amigarse o pactar con Cristina. El cordobés dice que gana solo y Urtubey explora un formato de colectora.

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