El salto de Argentina al mercado emergente desde la categoría de frontera en los índices de MSCI supondrá un mayor flujo de capitales al sector financiero del país y un empujón a su confianza en un momento especialmente delicado por la fragilidad del peso y la llegada del FMI.
El miércoles la calificadora estadounidense Morgan Stanley Capital Internacional devolvió a Argentina una posición que había perdido en 2009, dentro de una clasificación que es tomada como referencia por buena parte de los fondos e inversores internacionales, que tienden a igualar en sus carteras la composición de esos índices, en los mercados de acciones y de deuda.
El profesor e investigador de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Católica Argentina Ignacio Carballo explicó que la clave para la llegada prevista de un mayor flujo de capitales es que el mercado de los países emergentes, que la nación ahora comparte con otros como China o Rusia, es 80 veces más grande que el de economías “de frontera”, que incluye a Serbia o Líbano.
Esto, junto a una menor percepción de riesgo, atraerá a Argentina unas inversiones que los analistas estiman entre 3.000 y 5.000 millones de dólares, aunque con destino al sector financiero, mientras que su impacto en la economía real sería mucho más tardío y sujeto a condicionantes.
Carballo afirmó que una de las primeras reacciones será una revalorización de las acciones argentinas, y de hecho, el jueves, en la primera jornada tras conocerse la decisión de MSCI, la Bolsa de Buenos Aires rebotó más de un 6 %, un beneficio directo que, para los más optimistas, hará que esas compañías apuesten por inversiones productivas.
Además, las firmas cotizadas tendrán la posibilidad de financiarse en el mercado de valores, en vez del de crédito, poco accesible por las elevadas tasas de interés, lo que a su vez dejaría disponible un mayor flujo de préstamos para las empresas que no forman parte de los mercados bursátiles.
También la deuda de Argentina, en su condición de emergente, tendría una mayor demanda que, por consiguiente, abarataría su costo, aunque tras acudir al rescate del Fondo Monetario Internacional (FMI) el recurso a la financiación privada será mucho menor en los próximos años.
Pero en un plano más amplio, el haber mejorado en su calificación tiene una implicación en la confianza que genera Argentina, destacó Carballo, en un momento de importantes dificultades económicas que se han plasmado especialmente en la caída del peso, cuyo valor ahora puede verse sostenido por la llegada de capitales extranjeros.
“Recordemos que cuando hablamos de ‘corrida’ cambiaria estamos hablando de desconfianza”, señaló el economista, para quien el ascenso en la categoría de MSCI imprime un “aire optimista” en medio de una situación de incertidumbre.
Argentina pasó a ser considerada como mercado de frontera en 2009, durante el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, ya que los índices de la calificadora estadounidense están ligados al adecuamiento a las “normas de juego” internacionales, que Carballo ejemplificó con cuestiones como la fiabilidad de las estadísticas o las restricciones a la circulación de capitales e inversiones.
La vuelta al grupo de mercados emergentes había sido una de las metas del Gobierno de Mauricio Macri desde que asumió el poder, con medidas como la supresión del conocido como “cepo” cambiario (que ponía trabas a la compra de dólares), y un discurso en el que tiene mucho peso la promesa de nuevas inversiones privadas.
(*) Columnista de EFE
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