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Hubo una explosión y crece el pesimismo por el submarino

Confirmaron que hubo un ruido compatible con una explosión no nuclear, 3 horas después de la última comunicación con tierra. Crece la desazón de las familias.

La Armada Argentina reveló ayer que el miércoles 15 de noviembre pasadas las 10 de la mañana, tres horas después del último contacto del submarino ARA San Juan con su base, se registró una explosión en la zona donde se encontraba el sumergible que cumple hoy 9 días desaparecido con 44 personas a bordo.
La explosión, detectada como una “anomalía hidroacústica”, fue reportada por  agencias internacionales especializadas que derivaron la información a la comunidad submarinista mundial, en la que se encuentra el embajador argentino en Austria, Rafael Grossi, especialista nuclear.
Se indicó que fue “un evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear consistente con una explosión”. 
En el contacto establecido a las 7,30 del miércoles de la desaparición, el jefe del ARA SAn Juan informó que “hubo una anomalía con las baterías”.
“No fue advertencia, fue un principio o falla eléctrica en el compartimento de baterías que fue subsanado”, según indicó en el parte oficial de la tarde el vocero de la Armada, Enrique Balbi.
“No contaba en ese momento con el acompañamiento de una corbeta, que sí siguió un tramo de dicho viaje por adiestramiento”, aunque recaló antes por lo cual no estaba obligado a seguir al sumergible hasta su apostadero en Mar del Plata.
 

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“La corbeta no hubiera evitado” la contingencia, aclaró el portavoz oficial.
Consultado por la permanencia con vida de los tripulantes, aseguró: “No hacemos conjeturas, sí evaluamos escenarios para encarar el esfuerzo de búsqueda”.
De ese modo, Balbi ratificó que continúan la búsqueda “nacional e internacional” del submarino.
Por la mañana, al confirmarse la información sobre la implosión, los familiares de los tripulantes protagonizaron el pico de las situaciones de impaciencia vividos desde que el sumergible se encuentra desaparecido.
La escena en la base naval de Mar del Plata se completó con familiares en crisis de nervios y episodios de agitación por las suspicacias generadas por las demoras en la entrega del parte oficial de la mañana tanto como las conjeturas que estimularon el pesismismo de hallar con vida a los tripulantes.
“Mandaron a navegar una mierda”, graficó Itatí Leguizamón, esposa de uno de los marineros del San Juan.

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