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Miguel Ángel Pichetto es el dirigente justicialista con mayor relevancia institucional y desde ese sitial procura que el PJ deje atrás la experiencia kirchnerista.
PANORAMA POLÍTICO DE LA SEMANA

El peronismo debate el post kirchnerismo

Una porción importante del peronismo, más asentada en la dirigencia que en sus bases, cree que Cristina Kirchner se metió en un callejón sin salida. Por eso ya comenzó un plan de reorganización del PJ que no la cuenta entre sus filas, como una represalia directa al desaire que hizo la ex presidenta al armar su propia fuerza política para competir en las elecciones bonaerenses.
“A Cristina la quieren afuera”, deslizó un viejo conocedor de la interna peronista, en cuyos pliegues se delinea un nuevo esquema para acomodar al PJ a los tiempos que corren. Esto es, a una supremacía de Cambiemos y más específicamente, al poder guiado por la mesa chica del PRO. Algo similar a lo que, desde el plano institucional, ensayó la UCR en tiempos de adversidad.
La cara visible de este grupo es Miguel Angel Pichetto. El histórico senador por Río Negro es el dirigente justicialista con mayor relevancia institucional y desde ese sitial procura que el PJ deje atrás la experiencia kirchnerista. “Nuestro partido no es de centroizquierda”, advirtió el último jueves ante una platea compuesta por la vieja guardia peronista, todos ex menemistas y duhaldistas.
De esas filas partidarias surgió el auditor general de la Nación, Oscar Lamberto, justamente a propuesta de Pichetto. Y es posible que otro veterano dirigente del sector, el cordobés Humberto Roggero, sea designado como defensor del Pueblo antes de fin de año. Si se examinan esos movimientos, se trata de una jugada defensiva para ocupar cargos destinados a la oposición más dialoguista.
El peronismo orgánico buscará así convertirse en un interlocutor directo del Gobierno y aislar políticamente a Cristina Kirchner en el Senado, reduciéndola a una expresión opositora sin capacidad de poner en aprietos a Cambiemos. Los popes sindicales, que siempre anticipan las jugadas por venir, ya dieron un giro de 180 grados para iniciar un acercamiento al presidente Mauricio Macri.
A puro pragmatismo, los jerarcas de la CGT se sentaron a la mesa con el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, pese a que habían lanzado un plan de lucha desde la Plaza de Mayo pocas semanas atrás, con lo cual dejaron descolocadas a otras centrales sindicales y a partidos opositores que venían fogoneando un paro nacional antes de las elecciones del 22 de octubre. Pero eso no sucederá.
En la Casa Rosada tienen un elemento a su favor: las distintas fuerzas de oposición se enfocaron en denunciar los males de dos reformas (laboral y previsional) que aún no sucedieron y que por lo tanto no son tangibles. Esa prédica en el aire puede servirle a la dirigencia opositora para decir en el futuro que tenía razón, pero con certeza que no será una herramienta de recolección de votos.

Camino a las elecciones
Las elecciones legislativas tendrán lugar en menos de un mes. Y la más acuciada por mejorar su performance es Cristina Kirchner. La ex presidenta y su equipo de colaboradores saben que si no logran sumar adherentes respecto de los que consiguió en las PASO, entonces la derrota estará a la vuelta de la esquina. Por eso comenzaron a tomar algunos riesgos que antes habían evitado.
El más evidente de ellos fue la entrevista que dio a agenda abierta, hablando incluso de los hechos de corrupción que se registraron durante su administración. Pero los sondeos que se hicieron tras esa presentación no arrojaron mejoras en la intención de voto de la UC, sino que potenciaron a Esteban Bullrich, aun cuando el candidato de Cambiemos no se caracteriza por su popularidad.
El ex ministro se siente más cómodo en su ámbito natural, vinculado a la educación -como lo comprobó su reciente visita a la universidad de La Matanza junto a la gobernadora Vidal-, que en el roce “cuerpo a cuerpo” que requiere una campaña electoral como la de la Provincia. A la inversa, Sergio Massa está moldeado para ese contacto, pero no está acertando con el mensaje.
En los últimos días se enredó con referencias a su eventual regreso al PJ tras las elecciones y fue Margarita Stolbizer la que debió marcar la cancha. “La discusión del peronismo no le resuelve los problemas a la gente”, advirtió la diputada del GEN, quien irá incrementado sus críticas al presidente Macri en detrimento de las que ya se le conocen a Cristina Kirchner.
Es que los cuestionamientos de la candidata de 1 País a la ex presidenta sirvieron para posicionarla el año pasado -tras el raquítico caudal electoral que obtuvo en 2015- pero no redundaron en votos para fortalecer su alianza con Massa. Por el contrario, ese electorado hipercrítico de Cristina Kirchner enfiló directo hacia Cambiemos, que estratégicamente propició la división de aguas.

Hechos resonantes
Algunos hechos resonantes potenciaron esa grieta. Uno de ellos fue la muerte del fiscal Alberto Nisman en enero de 2015, justo cuando se aprestaba a informar en el Congreso los pormenores de su denuncia por el acuerdo con Irán. En aquel momento el kirchnerismo alentó la hipótesis del suicidio, pero ahora una pericia de la Gendarmería determinó que se trató de un asesinato.
Como suele suceder en la Argentina, los investigadores terminan siendo los investigados. La jueza y la fiscal que actuaron originalmente en el caso, Fabiana Palmagini y Mónica Fein, quedarán apuntadas como funcionales al gobierno anterior, que no puso mucho empeño en que se conociera la verdad. Y las nuevas pesquisas se enderezarían ahora hacia la inteligencia militar.
Esto es, al aparato de inteligencia paralelo que manejaba el por entonces jefe del Ejército, César Milani, ahora detenido enriquecimiento ilícito y  por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura. Todo el caso Nisman, en rigor, está atravesado por una “guerra de servicios” que se desató durante el último gobierno kirchnerista. Y que le terminó explotando en las manos a la ex presidenta.
Ese oscuro trasfondo generalmente impide que se conozca la verdad. Y construye historias que el poder de turno quiere escuchar. En este contexto, el trabajo de los jueces es muy complicado, si bien es cierto que a veces son víctimas de su propia ineptitud, o de lo que es peor, compromisos y amenazas de las administraciones de turno.

El caso Maldonado
Guido Otranto, el juez del caso Maldonado, dijo en un reportaje que la posibilidad más “razonable” era que el artesano se hubiese ahogado. Tras esa declaración  a sus superiores no les quedó más alternativa que apartarlo de la investigación. Al Gobierno no le cayó bien esa decisión, porque interpretó que la Justicia cedió a la presión del CELS de Horacio Verbitsky, pero hay otro dato de sentido común para apuntar: el juez Otranto es el mismo que ordenó a la Gendarmería despejar la ruta 40.
¿Puede investigar un magistrado sobre las posibles consecuencias de una medida que él mismo instruyó? En medio de esta controversia, ahora la causa pasará a manos de la Justicia federal de Rawson, en la otra punta de Chubut, y los tiempos de la investigación podrían demorarse aún más, mientras que comienza a prepararse una nueva marcha a Plaza de Mayo para el 1 de octubre.
Para ese momento, la campaña electoral ingresará en su etapa más caliente, ya que sólo tres días después tendrá lugar el primer debate entre Bullrich, Massa, Florencio Randazzo y Néstor Pitrola en el canal de cable TN, sin la presencia de Cristina Kirchner. La ex presidenta propicia otro debate –de incierta realización- a desarrollarse en el ámbito de una universidad pública del Conurbano.
Pero más allá de que padezca el efecto de la “silla vacía” e incluso de que pueda perder las elecciones, Cristina Kirchner está lejos de aceptar que la marginen del PJ. Tanto es así, que algunos intendentes como Gustavo Menéndez (Merlo) y Walter Festa (Moreno) ya se anotaron en la pelea por la sucesión del matancero Fernando Espinoza en el máximo sillón del peronismo bonaerense.
Cristina Kirchner buscará así seguir teniendo predicamento con la fuerza de los votos que obtenga el 22 de octubre. Pero hay otro peronismo que ya está pensando en una etapa post kirchnerista.

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