El Banco Central (Bcra) modificó ayer su estrategia de intervención sobre la plaza cambiaria para, por primera vez desde que se inició esta corrida contra el peso, recordarles a los que apostaron por una escapada sostenida del dólar que también pueden perder dinero.
Ese mensaje tal vez sea el dato central de una jornada en la que, finalmente, el accionar oficial no logró evitar que el billete termine ofrecido al público por encima de los $18 (cerró a un promedio de $18,04 el vendedor) pero tal vez logre torcer la tendencia del mercado al lograr que los inversores, fondos y empresas que pagaron en operaciones mayoristas más de $17,70 por el billete (llegó a negociarse a $17,82 en el momento más álgido de la rueda) deban anotar al final del día un quebranto inesperado.
Claro que la jugada estuvo lejos de ser gratis: en el mercado se estima que el Bcra debió sacrificar US$584 millones de las reservas, cifra levemente inferior a los US$720 millones que ya llevaba utilizados en este tipo de intervenciones en los últimos 10 días.
La diferencia fue que aquellas ventas se contentaban con fijarle un techo al valor del billete (lo que en los hechos terminó estimulando la demanda al quedar la sensación de que había aparecido un proveedor regular a un precio más bajo del que parecía estar dispuesto a convalidar el mercado) y la de ayer (que había arrancado de igual modo) la modificó a mitad de rueda para impulsar una baja intradiaria en el precio.
La estrategia oficial apunta a evitar que la corrida esterilice los esfuerzos que, en paralelo, desarrolla el Bcra para tratar de asegurar una baja de la inflación, una tarea que se le volvió más titánica que lo que sus propias autoridades imaginaban, en muchos casos, por ajustes de precios que dispone el propio Gobierno.
POR LAS PASO
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