Cristina Kirchner no conduce, lidera. La diferencia entre una cualidad y la otra quedó en evidencia en los últimos días, cuando fracasó en su intento por armar una lista única y terminó arriando a buena parte del peronismo bonaerense afuera del PJ. Por peso propio, la ex presidenta puede encarnar el anti-macrismo, pero carece de capacidad para atraer a otros referentes opositores.
Algunos dirigentes, como los que siguen a Florencio Randazzo, piensan que a la ex mandataria ni siquiera le interesa acercar posiciones y generar consensos. Con ironía, la emparentan con Elisa Carrió, por aquello de las rupturas y la revulsión como marcha política. Pero a decir verdad, “Lilita” atraviesa ahora por una etapa orgánica en Cambiemos, aun cuando hace notar sus diferencias.
En cambio, Cristina Kirchner no considera que su destino político deba quedar ligado al PJ bonaerense. El nacimiento de la alianza Unidad Ciudadana es una prueba de ello, ya que la integran partidos menores, la mayoría sin anclaje en el peronismo. Como dijo el jefe del bloque de senadores del PJ, Miguel Ángel Pichetto, se asemeja más a una fuerza de centroizquierda.
Ese sesgo complica a los intendentes peronistas –sobre todo a los del Conurbano- de cara a su base electoral y definitivamente ahuyenta a los sindicalistas, cuya dirigencia está formada en la ortodoxia pejotista. Tampoco cae bien entre los gobernadores justicialistas, que de a poco van formando una nueva liga desde la que tratarán de incidir en las grandes decisiones de 2019.
“Cristina ya no está en el peronismo”, advirtió el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, uno de los que tiene aspiraciones presidenciales. Otros miran azorados lo que está sucediendo con el PJ bonaerense: “Son una banda; están enterrando al peronismo”, lanzó el chubutense Mario Das Neves. Existe en algunos sectores la sensación de que se va rumbo hacia una implosión del PJ.
Entre Moreau y Randazzo
Entre quienes no ocultan ese temor, recuerdan lo que le pasó a la UCR tras el desastre de la Alianza, cuando el candidato presidencial fue Leopoldo Moreau y ni siquiera llegó a obtener el 2,5% de los votos. “Eso es lo que van a sacar con Randazzo”, afirman con tono socarrón en el kirchnerismo, mientras ultiman los detalles del acto de este martes en el estadio de Arsenal.
Allí, Cristina Kirchner blanquearía su candidatura a senadora nacional por la Provincia, junto a Daniel Scioli y a dirigentes con peso en el Conurbano, como el matancero Fernando Espinoza, quien afronta la paradoja de ser el presidente del PJ bonaerense y, al mismo tiempo, impulsar a otras fuerzas políticas de cara a las elecciones legislativas. Por eso algunos piden su renuncia.
Pero difícilmente Espinoza les vaya a dar el gusto. Mientras tanto, la ex presidenta hablará el Día de la Bandera para hacer un crudo diagnóstico sobre la realidad económica y social del país. De acuerdo a los pocos dirigentes que intercambian opiniones con ella, el discurso buscará dejar en claro que Cristina Kirchner es la única opción de mayorías para los opositores más acérrimos.
Esto es, para el tercio de los votantes bonaerenses –suponen- que no tienen ningún tipo de contemplación con el gobierno del presidente Mauricio Macri ni el de la gobernadora María Eugenia Vidal. Tanto es así, que Cristina Kirchner acusaría a otros dirigentes opositores –como Randazzo y especialmente Sergio Massa- de ser funcionales a los intereses de Cambiemos.
Claro que fiel a su estilo, la ex mandataria nunca los mencionará con nombre y apellido, pese a que los señalará como miembros del “pan-oficialismo”, que le permitió a la administración de Cambiemos tomar deuda en el exterior para financiar el Presupuesto nacional. “Si esto sigue así, la Argentina termina en un desastre”, advirtió Axel Kicillof, quien podría estar en la nómina K.
Economía vs. corrupción
Es que la ex presidenta centrará la campaña en cuestionamientos al rumbo económico. Por su parte, la alianza oficialista Cambiemos espera confrontar con el kirchnerismo, para fomentar la polarización, y para ello no tiene mejor tema que la corrupción. O la “lucha contra las mafias”, como lo plantea la gobernadora Vidal. Aunque siempre con el estilo edulcorado del PRO.
El foco de la campaña oficialista también estará puesto en la provincia de Buenos Aires. Así quedó demostrado en la reunión del Consejo Nacional del PRO que se hizo el viernes en Pilar. Allí se registró un pormenorizado análisis del cuadro electoral bonaerense, a cargo del jefe de Gabinete Federico Salvai, que contrastó con la displicencia que mostraron Rodríguez Larreta y Santilli.
El jefe de gobierno porteño y su segundo se mostraron relajados, tanto que no prepararon ni comunicaron datos concretos sobre la situación electoral porteña. “¿Ustedes no trajeron power-point?”, preguntó a modo de broma el titular del PRO nacional, Humberto Schiavoni, tras la exposición de Salvai. En la Provincia, Cambiemos no está para relajarse como en la Capital.
En este territorio, cuenta con Carrió como una candidata ideal para el perfil del electorado macrista, mientras que Martín Lousteau intenta hacer pie y oficia –pese a su enojo con Rodríguez Larreta- como un tapón para el crecimiento de fuerzas alternativas. Él mismo podría ser una de esas alternativas aunque su postura a medio camino entre oficialismo y oposición lo perjudica.
La líder del GEN, Margarita Stolbizer, propició un acercamiento entre Lousteau y su socio político Sergio Massa, pero el ex embajador en Washington argumentó que lo hubiera “desperfilado”. Lousteau hace una cuenta sencilla y observa que el kirchnerismo no es fuerte en la Capital, con lo cual al macrismo no le resultaría nada sencillo promover una polarización “a la bonaerense”.
El Congreso en campaña
En la Provincia el escenario sería diferente, sobre todo si Cristina Kirchner se anota en la carrera electoral. Por eso el esfuerzo de Massa y Stolbizer pasa por denunciar la existencia de una “falsa grieta” entre el macrismo y los K. De allí que ambos pidieran una sesión especial de Diputados para el jueves, con el objetivo de tratar un rechazo al “dietazo” y su plan “Bajemos los precios”.
Pero el oficialismo no tiene ninguna intención de seguirles el juego. Un día antes, el 21, la bancada de Cambiemos en la Cámara baja buscará aprobar la “Ley de víctimas”, que ya tiene sanción en el Senado. Y una semana después, el miércoles 28, encabezará otra sesión para fijar límites a las excarcelaciones. Ambas iniciativas buscan atemperar la oleada de hechos de inseguridad.
La inseguridad pega
Más allá de los cambios que introdujo Vidal en la Policía, el oficialismo necesita sintonizar con la demanda de seguridad que es prioritaria en el Conurbano y las principales ciudades de la Provincia, entre ellas La Plata. En el Congreso también avanzará con iniciativas anticorrupción, como la responsabilidad penal para personas jurídicas, pensando en Odebrecht y en los K.
Afuera del ámbito el Congreso, la alianza Cambiemos anunciaría el próximo jueves –dos días antes del cierre de listas- a sus candidatos para la Provincia. Vidal, Marcos Peña y Durán Barba decidieron esperar hasta último momento para observar los movimientos de Cristina Kirchner y también de Massa, que aún no confirmaron sus candidaturas. El que no se baja es Randazzo.
El ex ministro kirchnerista ratificó que seguirá adelante para tratar de despejar rumores que anticipaban deserciones importantes de su espacio. Más allá del alcance de sus pretensiones, Randazzo significa para Cristina la reencarnación de su gran error político en 2015, cuando bendijo a Scioli y a Aníbal Fernández. Su sola presencia la molesta. Y le resta apoyos.
Tal vez por eso decidió ir por afuera del PJ. Como si necesitara dinamitar al partido que la sustentó cuando fue presidenta, para volver al poder. En Cambiemos, por ahora, festejan la decisión de Cristina. Las urnas dirán quién se equivoca.
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