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Franja Morada celebró 50 años, reivindicando la educación laica

Franja Morada, la agrupación política universitaria del radicalismo, celebró 50 años con una masiva reunión que tuvo lugar en la noche del sábado en Rosario, oportunidad en la que, además, se conoció el “Manifiesto radical por la defensa de la educación común, laica, gratuita y obligatoria”.

El encuentro en Rosario reunió a históricos dirigentes de Franja Morada,  entre ellos Ernesto Aracena, Miguel Molinero, Ricardo Campero, Miguel Ponce,  Pini Elías, Marcelo y Adolfo Stubrin, Federico Storani, Laura Musa, Emiliano Jaccobitti,  Rafael Pascual y militantes de todo el país.

 

Franja Morada reivindica y actualiza los principios de la Reforma Universitaria de 1918 que se logró durante el gobierno  de Hipólito Yrigoyen y, en ese contexto, el documento consensuado por dirigentes del radicalismo, difundido en la reunión, reafirma "las ideas y luchas que forjaron la educación común, laica, gratuita y obligatoria en la Argentina".

Advierte, seguidamente, que las declaraciones del ministro de Educación, Esteban Bullrich, “manifestando su apoyo a la enseñanza religiosa en las escuelas públicas, lleva a retrotraer más de cien años las agujas de la historia”.

El "Manifiesto radical" lleva, entre otras firmas, las de Ricardo Alfonsín, Juan Manuel Casella, Aldo Neri, Miguel Ponce, Elba Roulet, Rafael Pascual, Daniel Larriqueta, José Bielicki, Pedro Calvo, entre otros.

En tal sentido el documento señala que la escuela debe ser “el espacio que permita la formación de las personas articulando con una pedagogía para la transformación; ella no puede realizarse adecuadamente sin autonomía y espíritu crítico”,  y recuerda además que la Constitución Nacional garantiza “la libertad de conciencia y de culto”.

Reafirma, además, que “defender la laicidad en la educación pública implica poder pensar, elaborar, discutir, ejercer y compartir libremente distintas perspectivas tales como la sexualidad, cambio climático, ciencia y nuevas tecnologías, interpelando y consolidando una sociedad moderna, abierta y pluralista, enriquecida en la diversidad cultural”.

 

El documento hace referencia luego a la crisis educativa y propone “una agenda de las reformas educativas” que “debe surgir del diálogo y consenso entre todos los actores del sistema educativo. Donde no se eluda el principio rector de la exigencia”.

“Mejor y más educación en una sociedad donde la cosificación de los jóvenes, la trivialidad como modelo o la banalización de la vida exigen encontrar respuestas y explorar nuevos caminos ante el poder omnipresente de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías”, agrega el documento radical.

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