Si hay un momento en el que la dirigencia se pone nerviosa, es en el período inmediatamente anterior al cierre de listas. Aún los políticos más experimentados padecen las presiones de sus adversarios y de sus propios seguidores, que pugnan por llegar bien parados a las elecciones. Por estos días se corporiza una vez más ese microclima viciado de intrigas y acusaciones cruzadas.
En la semana que pasó, dos hechos estuvieron en boca de todos: la muerte del financista Aldo Ducler y el intento fallido del oficialismo por suspender al camarista Eduardo Freiler. Ambos episodios pusieron los reflectores sobre Cristina Kirchner, ya que se habló del manejo de los recursos públicos que hizo el kirchnerismo y de la supuesta protección judicial a la ex presidenta.
La muerte de Ducler, que debe ser aclarada por la Justicia, trajo a la memoria el pecado original del kirchnerismo: la duda nunca despejada sobre los fondos de Santa Cruz que Néstor Kirchner sacó del país cuando era gobernador de la provincia. El financista participó de esa operación y desde entonces guardó el secreto, pero había empezado a dar señales en sentido contrario.
Incluso llegó a hacer una presentación ante la Unidad de Investigación Financiera (UIF), en la que conectó aquellos fondos con la campaña presidencial de 2003 y la posterior compra de una parte de YPF por parte de la familia Eskenazi. La diputada oficialista Elisa Carrió sostuvo que la información que entregó Ducler coincide con la que ella aportó en una causa sobre la petrolera nacional.
Ducler ya había sido financista de la campaña de Eduardo Duhalde y “Palito” Ortega en 1999. El bonaerense perdió esa elección con Fernando de la Rúa y la crisis de 2001-2 lo terminó llevando a la Presidencia en forma interina. Cuando tuvo que elegir un delfín, se inclinó por Kirchner pese a que en privado tenía dudas sobre los fondos de Santa Cruz, y muchos de sus allegados creían que era un error. Primó su rechazo a Carlos Menem.
El caso Freiler
Si la muerte de Ducler reflotó aquellas dudas del pasado, el caso del camarista Freiler representa la disputa más actual entre el macrismo y el kirchnerismo en los Tribunales. El magistrado pudo respirar aliviado luego de que el oficialismo postergara el juicio político en su contra, al no contar con los votos necesarios en el Consejo de la Magistratura. Lo salvó un académico kirchnerista.
Freiler es acusado de haberse enriquecido en forma ilícita y está en la mira de Cambiemos desde que comenzó la gestión del presidente Mauricio Macri. Por eso ayer el camarista dijo que el oficialismo busca “convertir al Consejo de la Magistratura en un ´comisariado´ político para sacar a los jueces que no son afines al Gobierno”. Y agregó: “No les voy a dar el gusto de renunciar”.
El puesto de Freiler en la Sala I de la Cámara Federal es estratégico, ya que el tribunal de alzada tiene a su cargo la revisión de causas como Hotesur, por la que están imputados Cristina Kirchner y sus hijos Máximo y Florencia. La ex presidenta afronta estos problemas justo cuando debe definir si será candidata a senadora nacional por la Provincia, como le pide un sector del PJ bonaerense.
La ex primera mandataria no arrancó el año con la intención de postularse como aspirante al Congreso, pero en las últimas semanas creció la presión de Máximo y la Cámpora que para obtener candidaturas necesitan a Cristina con el poder que tendría si encabezara las listas y de los intendentes –sobre todo los del Conurbano- bajo la advertencia –solapada aún- de que no les da igual que ella se presente o la reemplacen Daniel Scioli o Verónica Magario, la jefa comunal de La Matanza.
Sin embargo, el armado kirchnerista en la Provincia se extiende bajo la supervisión de Máximo y La Cámpora, cuyos dirigentes afirman que ya tienen el 90% de los distritos bonaerenses alineados con la ex presidenta. El 10% restante se lo conceden a Florencio Randazzo, el ex ministro del Interior y Transporte, quien resiste los constantes planteos para armar una lista única del PJ.
El voto peronista
La tesis de Randazzo, que aún debe verificarse, sostiene que tras su confirmación de que irá a las PASO el 13 de agosto, finalmente Cristina desistirá de candidatearse porque sólo encabezaría una lista de unidad. Y entonces crecerían sus chances contra los “mulettos” de la ex presidenta. Luego, en la elección de octubre, buscaría ampliar a todo el peronismo el voto duro del kirchnerismo.
Es que para el randazzismo, Cambiemos representa “básicamente un frente antiperonista”, sostuvo el jefe de campaña Alberto Fernández. En ese contexto, Randazzo tendría mejores chances que Sergio Massa porque su alianza con Margarita Stolbizer lo alejaría del votante peronista. No obstante, el tigrense sigue tendiendo puentes con sectores justicialistas.
Por caso, sumó al gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet, a la campaña “Bajemos los precios” y asegura por lo bajo que hacia 2019 el límite del armado sólo serán “La Cámpora y el macrismo”. El próximo sábado confirmará la inclusión de Libres del Sur en la alianza 1País en territorio provincial, en un acto que también tendrá lectura porteña por la participación de la diputada Victoria Donda.
En la capital hay conversaciones que llaman la atención. Donda se muestra con Jorge Taiana, del Movimiento Evita, una agrupación que en la Provincia apuntala a Randazzo. Y Massa sumaría al economista independiente Matías Tombolini. Mientras que Martín Lousteau busca afirmarse como candidato alternativo al PRO, en cuyas filas aseguran que se encuentra “en caída libre”.
Lousteau y Massa comparten el mismo dilema: cómo hacer para que la polarización entre Cambiemos y el Frente para la Victoria no los saque de la cancha electoral. También hay entre ellos puentes políticos, ya que el GEN de Stolbizer integra la alianza ECO porteña. Cada distrito tiene sus particularidades, pero no habría que descartar una foto conjunta en la campaña.
De Margarita a Carrió
El día posterior a sufrir el secuestro de su hijo menor y la irrupción en su casa de Castelar por parte de delincuentes, Stolbizer denunció ante la Justicia al Grupo Macri por la venta de acciones de la empresa Autopistas del Sol luego de que el Gobierno autorizara el aumento de tarifas de peajes. La diputada diversificó así las pesquisas judiciales que tenía centradas en la familia Kirchner.
La réplica oficialista no tardó en llegar: Carrió dijo que gente vinculada a Massa había fogoneado la denuncia en su contra realizada por un albañil por enriquecimiento ilícito. Así y todo, “Lilita” tuvo una semana menos intensa, ya que aceptó las explicaciones del director de la AFI, Gustavo Arribas, para descartar que fuera espiada por agentes de inteligencia argentinos en un viaje a Paraguay.
No obstante, Carrió sigue teniendo en la mira Silvia Majdalani, la segunda de Arribas. En la ex SIDE están igualmente más preocupados por las derivaciones del caso Odebrecht, sobre todo si la Justicia brasileña habilita la información aportada por los arrepentidos Youssef y Meirelles. Ambos, dicho sea de paso, estuvieron en la Argentina cuando repartían coimas en toda Latinoamérica.
El período de las operaciones ilegales transcurrió entre 2007 y 2015, con lo cual implicaría a funcionarios kirchneristas, pero en la mira de la Justicia también estarán los empresas de la construcción que tuvieron vinculación con la brasileña Odebrecht, como IECSA, que fuera del Grupo Macri y luego pasó a manos de Angelo Calcaterra, primo del presidente de la Nación.
La proliferación de denuncias –especialmente las que señalan supuestos hechos de corrupción- y el manto de duda que se extiende sobre la presunta intencionalidad de jueces y fiscales traslada el enfrentamiento político a los tribunales. Aunque funcionarios y dirigentes deberían comprender que la judicialización extrema sólo provoca incertidumbre en la sociedad.
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