Eran las 20:20 cuando Mauricio Macri subió al escenario en el estadio Orfeo. A esa hora de la noche cordobesa, el alcalde porteño y candidato presidencial de Cambiemos empezó a cerrar su campaña de cara a las elecciones del próximo domingo. Y lo hizo ante miles de personas -algunos calcularon unas 5 mil y otros subieron la apuesta a 7 mil- que en su mayoría fueron movilizadas por la UCR de la provincia mediterránea.
Catorce minutos después, Macri concluyó su breve discurso y se dio el gusto de terminar el acto bailando al ritmo de Gilda. “Sí se puede”, cantaron entonces los militantes del PRO que con sus remeras amarillas se entremezclaron entre los radicales. Abajo del escenario, lo aplaudían Gabriela Michetti, María Eugenia Vidal y “Lilita” Carrió, todas vestidas de rojo.
“Este es el momento, el cambio es ahora, hoy y acá”, sostuvo Macri en el pasaje más contundente de su discurso. El candidato presidencial de Cambiemos, que pugna por entrar al ballotage contra el postulante oficialista Daniel Scioli, prometió además que no hará cadenas nacionales si llega a la Presidencia: “No estoy dispuesto a hablar y no escuchar”, señaló.
A su alrededor cayeron globos celestes y blancos, pero como en la mayoría de los actos del PRO también los hubo amarillos. “Para estar acá hemos puesto generosidad y humildad”, agregó Macri mirando directamente a sus socios políticos Ernesto Sanz y Carrió. Aunque no hizo ninguna referencia a la negativa a integrar a Sergio Massa a la alianza opositora.
En cambio, Macri apuntó contra el kirchnerismo y prometió sanear el INDEC, mantener la independencia del Poder Judicial –”no voy a poner y sacar jueces a mi antojo”, prometió- y mejorar las relaciones internacionales: “No estoy dispuesto a ver el mundo como un enemigo”, dijo. También concedió al oficialismo: “No estoy dispuesto a cambiar lo que sí se hizo bien”.
Los ex candidatos presidenciales Carrió y Sanz, pasadas las ocho de la noche, se convirtieron en la antesala de la presentación de Macri. La titular de la Coalición Cívica atacó directamente a Aníbal Fernández: “Vamos a derrotar al jefe del narcotráfico en la Argentina”, sentenció “Lilita”, en uno de los pasajes más aplaudidos del acto en el coqueto estadio Orfeo local.
Por su parte, el presidente de la UCR reivindicó la actuación de su partido en la constitución de la alianza Cambiemos: “Vinimos a dejar las camisetas partidarias para lograr una Argentina que nos incluya a todos. Por supuesto que no fue fácil, pero aquí estamos”, sostuvo y agregó: “Nos debíamos a nosotros mismos darle al país la posibilidad del equilibrio en materia política”.
Antes de que subiera Macri al escenario, también tomaron la palabra los dirigentes radicales que apuntalan al PRO en el interior del país. Entre ellos, se destacó especialmente el senador mendocino Julio Cobos. “Hay que ordenar el país, no se progresa en el desorden. La inflación es un ajuste que carcome el poder adquisitivo de los asalariados”, dijo el ex vicepresidente.
También habló el neuquino Héctor “Pechi” Quiroga, después de los cordobeses Ramón Mestre –intendente de la ciudad de Córdoba- y Mario Negri, diputado nacional y dueño de un discurso con tendencia a la imitación de Raúl Alfonsín, en el tono y la cadencia del fraseo. Luego fue el turno del entrerriano Alfredo De Angeli, quien subió el tono hasta darle un estilo peronista.
Pero el estilo del PRO fue retomado por María Eugenia Vidal, que le puso un toque femenino e intimista: “Nos decían que era imposible la Provincia pero ya probamos que no. El domingo vamos a hacer posible lo imposible”. A su lado estuvo Gabriela Michetti, ambas vestidas igual, con una camisola roja. “Este proyecto facilita la argentina del se puede”, dijo también emocionada la actual senadora.
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