PRODUCCIÓN ALTERNATIVA
Las legumbres vienen marchando
La siembra de arvejas y garbanzos gana espacio en la rotación: son cultivos que consumen menos agua y liberan antes el lote para la siembra gruesa.
La siembra de legumbres se consolida como una alternativa muy interesante en los planteos agrícolas de Santa Fe, Córdoba y la provincia de Buenos Aires. Lo que comenzó como un ensayo de algunos productores de punta y que fue ganando hectáreas por las restricciones comerciales que jaquearon al trigo, ahora puede crecer a partir de sus propias fortalezas: una demanda mundial en claro aumento, un menor consumo de agua en el lote y sus claras virtudes como cultivo antecesor de la soja o el maíz.
En el país, el INTA estima que se implantan unas 500.000 hectáreas cada campaña con legumbres. En la Argentina se siembran legumbres desde hace setenta años. La zona núcleo estaba conformada por el sudeste de Santa Fe y el norte de Buenos Aires, pero en los últimos años se extendió al centro de Santa Fe, al oeste de Entre Ríos y al sudeste, oeste y centro de Buenos Aires. También al este y al norte de Córdoba, en donde hay varios productores que le están “agarrando la mano” a los garbanzos.
Brasil compra más del 90% de la producción argentina, pero también hay embarques a la India, Arabia y Europa. Las exportaciones argentinas de arvejas, por ejemplo, ya superaron la barrera de las 100.000 toneladas.
El bajo consumo de legumbres en el mercado interno juega a favor del perfil exportador. Las 20.000 toneladas anuales que se consumen sólo representan el 10% del volumen que se exporta. “La Argentina tiene una ventaja comparativa muy grande respecto de los principales productores mundiales de legumbres, como Canadá, y debemos aprovecharla. La demanda mundial está en aumento”, planteó Gabriel Prieto, jefe del INTA Arroyo Seco (en Santa Fe), quien fue uno de los disertantes de la Segunda Jornada Nacional de Legumbres, que se realizó esta semana en la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), organizada por el INTA Oliveros.
Prieto contó que los productores que apostaron por este tipo de cultivos obtuvieron muy buenos resultados y que las exportaciones treparon desde las 20.000 toneladas, en el período 2005-2006, hasta más de 120.000 en 2012.
En el INTA Arroyo Seco vienen estudiando las ventajas de este tipo de cultivos para incluirlos en el esquema de rotación. Una de las principales es que consumen menos agua en el perfil (entre 100 y 150 milímetros) que otros cultivos de invierno, un factor que puede no ser tan importante esta campaña, en la que se necesita “bombear” agua porque las napas están saturadas en muchas regiones, pero que es clave en las ciclos más secos, por la cantidad de agua que queda acumulada para el cultivo siguiente.
Este es uno de los puntos a favor como cultivo antecesor, pero también hay que tener en cuenta que desocupan el lote antes que el trigo. “Como resultado de este esquema de rotación, con legumbres, el rendimiento de la soja alcanzó el nivel productivo de una soja de primera”, contó Prieto.
La misma tendencia comprobaron los productores que hicieron la rotación de legumbres con maíz de segunda sembrado en diciembre. “Lograron una gran estabilidad en el rendimiento, que no tuvo siquiera el productor que sembró en septiembre”, aseguró el especialista del INTA Arroyo Seco.
En cuanto al manejo, una cuestión fundamental es elegir lotes que no sean inundables, tratar las semillas con fungicidas y fertilizar en función de los requerimientos del cultivo.
El crecimiento comercial de las legumbres durante las últimas campañas permitió que los productores dispongan de un precio regular para los distintos productos durante todo el año, lo que antes era una incógnita y una desventaja al momento de elegir esta alternativa.
Pero los que quieran entrar a este mercado deben tener en cuenta que hay que contar con contactos que faciliten el desembarco en el mercado exterior. “Lo bueno es que ya hay en el país muchas empresas y cooperativas de primer nivel que proveen insumos y asesoramiento para producir y comercializar las legumbres”, concluyó Prieto.
En el país, el INTA estima que se implantan unas 500.000 hectáreas cada campaña con legumbres. En la Argentina se siembran legumbres desde hace setenta años. La zona núcleo estaba conformada por el sudeste de Santa Fe y el norte de Buenos Aires, pero en los últimos años se extendió al centro de Santa Fe, al oeste de Entre Ríos y al sudeste, oeste y centro de Buenos Aires. También al este y al norte de Córdoba, en donde hay varios productores que le están “agarrando la mano” a los garbanzos.
Brasil compra más del 90% de la producción argentina, pero también hay embarques a la India, Arabia y Europa. Las exportaciones argentinas de arvejas, por ejemplo, ya superaron la barrera de las 100.000 toneladas.
El bajo consumo de legumbres en el mercado interno juega a favor del perfil exportador. Las 20.000 toneladas anuales que se consumen sólo representan el 10% del volumen que se exporta. “La Argentina tiene una ventaja comparativa muy grande respecto de los principales productores mundiales de legumbres, como Canadá, y debemos aprovecharla. La demanda mundial está en aumento”, planteó Gabriel Prieto, jefe del INTA Arroyo Seco (en Santa Fe), quien fue uno de los disertantes de la Segunda Jornada Nacional de Legumbres, que se realizó esta semana en la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), organizada por el INTA Oliveros.
Prieto contó que los productores que apostaron por este tipo de cultivos obtuvieron muy buenos resultados y que las exportaciones treparon desde las 20.000 toneladas, en el período 2005-2006, hasta más de 120.000 en 2012.
En el INTA Arroyo Seco vienen estudiando las ventajas de este tipo de cultivos para incluirlos en el esquema de rotación. Una de las principales es que consumen menos agua en el perfil (entre 100 y 150 milímetros) que otros cultivos de invierno, un factor que puede no ser tan importante esta campaña, en la que se necesita “bombear” agua porque las napas están saturadas en muchas regiones, pero que es clave en las ciclos más secos, por la cantidad de agua que queda acumulada para el cultivo siguiente.
Este es uno de los puntos a favor como cultivo antecesor, pero también hay que tener en cuenta que desocupan el lote antes que el trigo. “Como resultado de este esquema de rotación, con legumbres, el rendimiento de la soja alcanzó el nivel productivo de una soja de primera”, contó Prieto.
La misma tendencia comprobaron los productores que hicieron la rotación de legumbres con maíz de segunda sembrado en diciembre. “Lograron una gran estabilidad en el rendimiento, que no tuvo siquiera el productor que sembró en septiembre”, aseguró el especialista del INTA Arroyo Seco.
En cuanto al manejo, una cuestión fundamental es elegir lotes que no sean inundables, tratar las semillas con fungicidas y fertilizar en función de los requerimientos del cultivo.
El crecimiento comercial de las legumbres durante las últimas campañas permitió que los productores dispongan de un precio regular para los distintos productos durante todo el año, lo que antes era una incógnita y una desventaja al momento de elegir esta alternativa.
Pero los que quieran entrar a este mercado deben tener en cuenta que hay que contar con contactos que faciliten el desembarco en el mercado exterior. “Lo bueno es que ya hay en el país muchas empresas y cooperativas de primer nivel que proveen insumos y asesoramiento para producir y comercializar las legumbres”, concluyó Prieto.