ALMACENAJE DE GRANOS
El que guarda bien, siempre tiene…
El INTA formula recomendaciones para reducir pérdidas y lograr una buena conservación en los silos.
En plena cosecha, conviene tener en cuenta las recomendaciones del INTA para reducir pérdidas y lograr una buena conservación de los granos, que eviten perjuicios y pérdidas económicas para los productores.
De acuerdo con las explicaciones de Ricardo Bartosik, coordinador nacional de Eficiencia de Poscosecha de la entidad, la clave está en atender a la “temperatura y humedad” de los granos, ya que “todos los procesos biológicos regulan su velocidad en línea a estos factores”.
El técnico de Balcarce enfatizó en que “la calidad de los granos constituyen la base alimentaria de la población. Asegurarla será responsabilidad del productor y del resto de la cadena de poscosecha”. Para ello, deben tenerse en cuenta la humedad y temperatura del grano a conservar.
“La humedad es un factor limitante tanto para asegurar la calidad como para determinar el tiempo de almacenamiento”, explicó Bartosik. Para ello, será fundamental conocer el porcentaje de humedad que contiene cada grano –los parámetros óptimos son 14% en trigo, 12% en cebada cervecera y 8% en colza–.
En el caso de almacenar grano húmedo para posterior secado, es imprescindible contar con un sistema de aireación reforzada que permita controlar la temperatura de la masa. En línea con esto, el técnico advirtió sobre los riesgos de las altas temperaturas y el elevado tiempo de permanencia en la secadora, que pueden dañar la calidad panadera del trigo o la viabilidad de la cebada.
En cuanto a la temperatura del granel, el especialista sugirió mantenerla “lo más baja posible” para retrasar el deterioro causado por los hongos, carcomas, gorgojos y demás insectos plaga. Lo ideal sería que sea inferior a los 18 °C o lo más bajo que la condición climática del lugar permita”.
Para mantener la temperatura de los granos en los valores adecuados, se pueden utilizar mecanismos de aireación o refrigeración artificial, en especial durante la noche. Una vez enfriado, se recomienda sellar las bocas de los ventiladores para evitar la circulación de aire por convección y la entrada de insectos.
“La baja conductividad térmica del grano permitirá mantener la masa de grano fría durante un tiempo prolongado aun cuando la temperatura ambiental exterior aumente”, indicó Bartosik.
Metal o bolsa: algunos recaudos
El especialista aseguró que “ya sea en silobolsa o silo de metal, en ambos métodos los recaudos a tomar serán mayores si se busca un guardado seguro”.
Según un estudio del INTA, entre el 5 y 8% de las bolsas sufre algún problema durante el almacenamiento que compromete la calidad del grano y resulta en pérdidas económicas. Para evitar esto, el técnico aseguró que las causas radican en una falta de planificación, previo al embolsado.
En esta línea, Bartosik recomendó armarlas en terrenos altos, sin irregularidades ni rastrojos y con el pasto corto, proteger a las bolsas de los animales y respetar el estiramiento aconsejado por el fabricante para evitar los riesgos de rotura. Y destacó la importancia de respetar las temperaturas y humedades máximas de embolsado.
Para conservar esto, consideró “fundamental” mantener la hermeticidad de los silobolsas para evitar el intercambio de aire y, así, controlar la actividad de insectos y hongos. “Si el grano se almacenó libre de infestaciones, podrá conservarse de igual modo durante el tiempo deseado”, indicó de la Torre.
De acuerdo con las explicaciones de Ricardo Bartosik, coordinador nacional de Eficiencia de Poscosecha de la entidad, la clave está en atender a la “temperatura y humedad” de los granos, ya que “todos los procesos biológicos regulan su velocidad en línea a estos factores”.
El técnico de Balcarce enfatizó en que “la calidad de los granos constituyen la base alimentaria de la población. Asegurarla será responsabilidad del productor y del resto de la cadena de poscosecha”. Para ello, deben tenerse en cuenta la humedad y temperatura del grano a conservar.
“La humedad es un factor limitante tanto para asegurar la calidad como para determinar el tiempo de almacenamiento”, explicó Bartosik. Para ello, será fundamental conocer el porcentaje de humedad que contiene cada grano –los parámetros óptimos son 14% en trigo, 12% en cebada cervecera y 8% en colza–.
En el caso de almacenar grano húmedo para posterior secado, es imprescindible contar con un sistema de aireación reforzada que permita controlar la temperatura de la masa. En línea con esto, el técnico advirtió sobre los riesgos de las altas temperaturas y el elevado tiempo de permanencia en la secadora, que pueden dañar la calidad panadera del trigo o la viabilidad de la cebada.
En cuanto a la temperatura del granel, el especialista sugirió mantenerla “lo más baja posible” para retrasar el deterioro causado por los hongos, carcomas, gorgojos y demás insectos plaga. Lo ideal sería que sea inferior a los 18 °C o lo más bajo que la condición climática del lugar permita”.
Para mantener la temperatura de los granos en los valores adecuados, se pueden utilizar mecanismos de aireación o refrigeración artificial, en especial durante la noche. Una vez enfriado, se recomienda sellar las bocas de los ventiladores para evitar la circulación de aire por convección y la entrada de insectos.
“La baja conductividad térmica del grano permitirá mantener la masa de grano fría durante un tiempo prolongado aun cuando la temperatura ambiental exterior aumente”, indicó Bartosik.
Metal o bolsa: algunos recaudos
El especialista aseguró que “ya sea en silobolsa o silo de metal, en ambos métodos los recaudos a tomar serán mayores si se busca un guardado seguro”.
Según un estudio del INTA, entre el 5 y 8% de las bolsas sufre algún problema durante el almacenamiento que compromete la calidad del grano y resulta en pérdidas económicas. Para evitar esto, el técnico aseguró que las causas radican en una falta de planificación, previo al embolsado.
En esta línea, Bartosik recomendó armarlas en terrenos altos, sin irregularidades ni rastrojos y con el pasto corto, proteger a las bolsas de los animales y respetar el estiramiento aconsejado por el fabricante para evitar los riesgos de rotura. Y destacó la importancia de respetar las temperaturas y humedades máximas de embolsado.
Para conservar esto, consideró “fundamental” mantener la hermeticidad de los silobolsas para evitar el intercambio de aire y, así, controlar la actividad de insectos y hongos. “Si el grano se almacenó libre de infestaciones, podrá conservarse de igual modo durante el tiempo deseado”, indicó de la Torre.