La capacidad de la molinería de fabricar harina con condiciones panaderas se encuentra resentida en esta campaña mientras que además del nuevo ciclo 2013-2014 ya se sabe que el 22 por ciento de los cultivos se encuentran en malas o regulares condiciones por problemas de déficit hídrico.
Así la molinería y la exportación atraviesan turbulencias y la política de retenciones (23 por ciento a las exportaciones de trigo) y de ROEs (Permisos de exportación) no parecen haber dado resultado, además de que las condiciones climáticas conspiran en contra.
Los pronósticos no son halagüeños: se sabe por ejemplo que en algunas partes de la región núcleo, como podría ser Pergamino en la provincia de Buenos Aires, hay dos centímetros de humedad con un trigo en cañazón que ya no permite prever altos rindes.
Cuando se pone el acento sobre la política oficial, el asunto pasa por el efecto logrado que es una drástica reducción del área implantada respecto de otros ciclos agrícolas y que ahora es de 3.9 millones de hectáreas trigueras.
Emilce Terré, analista de mercado de la Bolsa de Comercio de Rosario fue cáustica al decirnos que la cosecha del año pasado resultó escasa y de poca calidad y ahora se ven las consecuencias.
La molinería busca mercadería que sirva para hacer pan y la exportación vender buena calidad y por lo tanto el precio esta semana avanzó hasta los 2.600 pesos por tonelada de un trigo que no aparece.
Convertidos esos 2.600 pesos del trigo suponen unos 450 dólares la tonelada mientras que a diciembre, la brecha es de unos 200 dólares, porque se paga a futuro 210 dólares la tonelada de ese cereal que también atraviesa dificultades.
El panorama está complicado, la superficie implantada es de 3.9 millones de toneladas de trigo en todo el país, pero el 22 por ciento ya no está en buenas condiciones.
“A medida que transcurren las semanas aumenta la superficie de trigo que presenta malas condiciones o que directamente no llega a cosecha”, indicó el último Panorama Agrícola Semanal (PAS) de la Bolsa de Cereales porteña.
Las zonas en dificultades son del Norte y Sur de Córdoba, NEA, NOA y Centro-Norte de Santa Fe, “con pérdidas de rendimiento irreversibles”, señalaron los técnicos del PAS.
Además explicaron, “numerosos cuadros ya fueron secados de forma anticipada con el fin de destinar dichos lotes a la siembra de cultivos estivales”, como es la soja y en menor medida el maíz.
“En contraposición más del 50% de la superficie triguera nacional, ubicada en el sur, centro y este bonaerense, se mantiene con buenas a muy buenas condiciones gracias a las reiteradas precipitaciones que se registraron”, precisaron los analistas.
Sin embargo, las bajas temperaturas de las últimas semanas, si bien aún no afectan al potencial de rendimiento ya que el cultivo transita etapas tempranas, demoran el crecimiento e impactan en el desarrollo del mismo.
El maíz tampoco la tiene todas con él, lleva un retraso interanual del 10 por ciento de siembra, según el PAS.
La incógnita en este caso, es que si el maíz que no se implanta irá a la fecha tardía de segunda o esos lotes pasarán directamente a la soja que es más resistente a la falta de agua.
En tanto, las retenciones son un peso plomo en la economía del productor, como salieron varios referentes a denunciar, en plena campaña pre electoral de los comicios legislativos.
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