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La carga impositiva se incrementa hasta el 64,5% en el cultivo de soja.
PRESIÓN IMPOSITIVA

El 60,4% de la renta agrícola no queda para el productor

El índice FADA, que mide la participación del Estado tomando el valor de la producción menos los costos, muestra el peso de la carga tributaria que soporta el campo.

El campo se queja por la presión tributaria que soporta la producción y asegura que la carga impositiva devora la rentabilidad y desalienta la inversión, situación que se agrava a partir de la actualización de las retenciones.
En medio de ese debate entre la Mesa de Enlace que agrupa a las entidades rurales y el Gobierno nacional que encabeza Alberto Fernández, la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) dio a conocer la última medición de su ya popular “Índice FADA”. 
Este informe, que mide la participación del Estado en la renta agrícola, tomando el valor de la producción menos los costos, evidenció que la administración fiscal para el promedio de los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol es del 60,4%. 

De cada $100 de renta que genera una hectárea agrícola, $60,40 se lo llevan los distintos niveles de gobierno. David Miazzo.

En otras palabras, “de cada $100 de renta que genera una hectárea agrícola, $60,40 se lo llevan los distintos niveles de gobierno”, explica el economista y jefe David Miazzo. Si comparamos con la medición de septiembre de 2019 aumentó un 4%, ya que la anterior fue de 56,4%.
A su vez, este particular índice mide también cada cultivo en particular y demostró que en el caso de la soja es del 64,5%, maíz 53,9%, trigo 53,5% y girasol 62%. Las diferencias entre cada cultivo radican en los impuestos y en la renta que genera cada uno, ya que a menor rentabilidad, mayor es la participación relativa de los impuestos.

Nación, provincia y municipios
Los impuestos pertenecen a distintos niveles de gobierno, como también es distinta la distribución que se hace de ello. Así, detalla que, de lo recaudado, el 95,5% pertenece a impuestos nacionales, el 3,9% a provinciales y el 0,6% a municipales. De esos impuestos nacionales, el 62,1% son de carácter no coparticipable, mientras que el 33,4% es coparticipable con las provincias.
Del 95,5% de los impuestos nacionales, el 62,1% son de carácter no coparticipable, mientras que el 33,4% es coparticipable con las provincias. Los impuestos no coparticipables están compuestos principalmente por los derechos de exportación, como también el impuesto a los créditos y débitos bancarios. Los coparticipables son en su mayoría el impuesto a las ganancias y el IVA.
Las provincias reciben parte de este 33,4% como coparticipación y también recaudan impuestos propios. En el Índice FADA nacional se consideran el impuesto inmobiliario rural y el impuesto a los ingresos brutos, con una alícuota reducida, ya que ni Córdoba ni Santa Fe, por ejemplo, cobran este impuesto. Así, los impuestos provinciales explican el 3,9% de los impuestos totales.
Por último, los impuestos municipales explican el 0,6% de los impuestos en el Índice FADA promedio nacional. El componente central de estos impuestos municipales son las tasas viales. 

Precios, tipo de cambio y costos
Respecto al índice anterior, se observaron mejoras en los precios de soja y maíz y una reducción sustancial en trigo. La mejora de los precios internacionales ayudó a amortiguar el efecto de la suba de derechos de exportación. En los últimos 12 meses, el incremento del tipo de cambio fue del 59%, pasando de $37,70 por dólar a $59,80. En los últimos 3 meses, se incrementó un 4,9%. 
Por su lado, los costos en dólares se han mantenido relativamente estables. Mientras que los costos en pesos, fletes y labores agrícolas, todavía no se han actualizado completamente, porque la actividad agrícola es estacional.
El índice mostró que un 60% de los costos de una hectárea de soja están dolarizados, mientras que el restante 40% están pesificados. Si se considera el costo de la tierra dentro del esquema de costos, los costos dolarizados pasan a representar el 71%.
En el caso del maíz, como los fertilizantes y semillas tienen más peso que en el caso de la soja, los costos dolarizados ascienden al 66% de la estructura, mientras que los pesificados alcanzan el 34%. Si se considera el costo de la tierra, el peso de los costos dolarizados asciende al 72%.
El componente en pesos también suele tener una alta relación con el dólar por dos motivos: la rápida transmisión de la devaluación a los precios que hay en una economía inflacionaria como la argentina; y porque dentro de los costos pesificados está, por ejemplo, el flete cuyos costos dependen en gran medida del precio del combustible y este está ligado directamente al precio del petróleo y del dólar. Lo mismo con las labores. Además de que el valor de los camiones y maquinaria también guarda correlación con el tipo de cambio. 

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