Un factor que amenaza la disponibilidad de agua
Las estimaciones proyectan ambientes secos con más déficit y zonas húmedas con más lluvias.
El agua es un recurso natural indispensable, que obliga al mundo a reflexionar sobre su acceso, su uso y gestión sostenible. Como si su escasez no fuera suficiente, el cambio climático amenaza, aún más, su disponibilidad. Así lo creen los especialistas quienes aseguran que las estimaciones proyectan ambientes secos con más déficit y zonas húmedas con más lluvias.
Para Pablo Mercuri –director del Centro de Investigación de Recursos Naturales (CIRN) del INTA Castelar–, frente a este escenario posible, en el que el cambio climático profundizará la disponibilidad dispar del agua en los territorios, “resulta fundamental gestionar de manera eficiente el recurso”.
En este sentido, puntualizó: “Hay una tremenda necesidad de conservar el agua y manejarla, más aún, cuando nos paramos frente al mundo como un supermercado proveedor de alimentos”. Y agregó: “Tenemos que tomar conciencia que el factor limitante es la disponibilidad de agua”.
“El sistema es sostenido por producciones a cielo abierto, miramos al cielo y estamos pendientes de los pronósticos climáticos”, indicó Mercuri quien reconoció: “Esperamos que llueva sin pensar en la gran cantidad de agua que tenemos disponible en el suelo, en los ríos y lagunas”.
En este sentido, subrayó: “Necesitamos pensar en cómo gestionar el agua que tenemos”. Para Mercuri, subsanar esta situación es posible de la mano del trabajo de instituciones como el INTA que trabajan en el cuidado, el manejo eficiente y la gestión del agua por cuencas.
“Es clave plantearnos cómo manejamos las áreas donde hay mucha agua y analizar, en conjunto y articulación interdisciplinaria, cuáles son las prácticas de manejo más adecuadas, según la zona”, sintetizó.
Un recurso esencial del desarrollo sostenible
En la Argentina, el 82 % del recurso hídrico superficial ocupa el 24 % del territorio, en especial en zonas húmedas y subhúmedas. De lo disponible, sólo se usa el 4 %, es decir unos 814 kilómetros cúbicos al año, de los cuales 200 corresponden a la agricultura de secano y 26 a riego.
Se trata de un elemento transversal para la competitividad de las distintas cadenas productivas y un bien escaso que requiere un uso eficiente, para lo cual es importante tener en cuenta la equidad social y el desarrollo territorial.