Lamentablemente, las precipitaciones de las últimas semanas llegaron tarde como para paliar la terrible y profunda sequía que abatió los cultivos de la cosecha gruesa en la Pampa Húmeda.
El excesivo calor, los vientos cálidos y secos, los días largos y la escasez de lluvias, conformaron un cóctel explosivo, generando pérdidas notables, posibles menores rindes a los estimados y serios inconvenientes de calidad comercial.
Lógicamente deberemos esperar a que comiencen a entrar las máquinas a los lotes y verificar cuáles serán los rindes por hectáreas, pero lo perdido, perdido está, y será muy difícil que con el transcurso de las semanas y a pesar de que llueva, la situación mejore.
Por eso, es que estimamos una producción de alrededor de 38 millones de toneladas de soja. Esto representa una merma del 30% sobre los 54 millones de toneladas estimadas a la finalización de la siembra de la oleaginosa.
Esta importantísima reducción de producción representa una disminución de ingresos por divisas de alrededor de 5.600 millones de dólares y 1600 millones de dólares menos que ingresarían al fisco nacional en concepto de retenciones a las exportaciones.
Verdaderamente es una muy mala noticia no tan sólo para las economías del interior del país, para los pueblos y ciudades de las provincias involucradas, sino también para el erario público.
Esta importantísima reducción de producción representa una disminución de ingresos por divisas de alrededor de 5.600 millones de dólares y 1.600 millones de dólares menos, que ingresarían al fisco nacional en concepto de retenciones a las exportaciones.
Debemos considerar, que muchos pueblos y ciudades del interior, esperan con ansias las cosechas, que es el momento de recuperar las deudas otorgadas en créditos comerciales, y poder comenzar las ventas contra dinero disponible.
Muchos comercios esperan este momento de zafra para "comenzar el año comercial". Al haber bastante menos cosecha, las cobranzas de las deudas comienzan a dificultarse y las posibles nuevas ventas empiezan a dilatarse o directamente a diluirse.
Pero lo que más llama la atención a los productores y algunos analistas nacionales, es que los valores internacionales de la soja en vez de subir por las chances de que ocurra una menor cosecha en nuestro país, los precios se encuentran tranquilos y con algunas bajas puntuales.
Es más, al conocerse el último informe de oferta y demanda mundial del USDA norteamericano donde bajaban la posible producción argentina de 54 millones de toneladas a 47 millones de toneladas, ese mismo día, las cotizaciones en el mercado de Chicago fueron a la baja.
Los que hace algunos años nos encontramos analizando los mercados agropecuarios, ya hemos visto y estamos bastante acostumbrados a los "manejos" de información por parte del organismo norteamericano.
En este último informe que hacemos referencia, el mercado esperaba un ajuste hacia abajo bastante mayor a lo que ocurrió.
Pero muchas veces, el USDA intenta que el impacto no sea tan importante, para evitar fuertes fluctuaciones en las cotizaciones, "jugando" no tan sólo con las cifras de producción de los países, sino también subiendo o bajando las cifras de crushing (molienda) o de exportaciones.
Así fue como la última vez, con la baja de producción de Argentina, informaron una disminución en el comercio de los EEUU y un aumento de producción en Brasil, como para compensar en cierta medida la baja de producción de nuestro país.
Pero sabemos que en el próximo informe y ya sobre el comienzo de nuestra cosecha, el organismo norteamericano tendrá que ajustar nuevamente hacia abajo las cifras de producción de Argentina y quizás no tenga nada para ajustar e intentar atemperar la baja de los guarismos de producción. Y cuando esto ocurra, las cotizaciones internacionales de la soja, los aceites y los subproductos se ajustarán hacia arriba.
Al menos, ya los exportadores y las fábricas de nuestro país vienen anticipando sus compras, en relación a los volúmenes de otros años en esta misma época.
Esto demuestra la seria preocupación de los industriales y exportadores ante la firme posibilidad de que la cosecha esté cerca de los 38 millones de toneladas por nosotros informada.
(*) Analista agropecuario.
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