Una historia ya conocida por los productores: nos acercamos al uno a uno de "cambiemos". El dólar en un piso de 20 pesos y la soja en el récord de $ 5,500 ó 280 u$s la tonelada.
Las nuevas metas inflacionarias proyectadas por el Banco Central y su política de tasas de interés por arriba de la misma, no han cambiado sustancialmente la relación microeconómica.
Nada ha cambiado, todo sigue igual y no hay impacto positivo significativo en el negocio agropecuario, por el contrario vamos en dirección al precipicio del uno a uno.
El segundo martes de enero, la licitación del Banco Central colocó la tasa de interés de las LEBAC en el 28%, una baja de apenas 75 puntos básicos cuando el mercado esperaba 225 puntos de ajuste como mínimo.
La consecuencia, el dólar que venía subiendo previo al día de la licitación, arañando los 19,75 $ el u$s y en busca de los 20 $ el u$s, corrige en los 19 $ el u$s y analistas ya prevén que podrá bajar incluso por debajo de ese nivel, pero si el Central sigue bajando la tasa es probable que vaya en busca de los 20 $ el u$s.
El primer análisis es contundente, durante el 2018 continuará el dólar atrasado y la inflación seguirá en aumento, sustentada en el aumento de los combustibles y tarifas.
En tanto, el éxito del modelo, si se lo puede llamar éxito, es ver si los precios no ajustan por inflación y no se trasladan a los bienes y servicios que cotizan en pesos, es decir cautivos del mercado interno.
Son bienes y servicios imposibles de reemplazar por importados, y por este motivo el productor se encuentra en un escenario que ya conoce.
Aumento de los costos de producción en dólares, aumento en los rindes de indiferencia y caída en la rentabilidad. Esta situación puede ser revertida por dos caminos, aumento de la productividad o incremento en el precio de los commodities.
Nada ha cambiado, todo sigue igual y no hay impacto positivo significativo en el negocio agropecuario, por el contrario vamos en dirección al precipicio del uno a uno.
El productor no maneja los precios internacionales, pero sí puede tener cierta incidencia en el alza de la productividad. El tema central, y que debe ser el centro del debate, es si el aumento de la productividad es suficiente para compensar la suba de los costos internos.
Todo indica que hasta el momento esto sólo es posible en modelos de alta tecnología y productividad.
La política de dólar atrasado y altas tasas, durante todo el 2017, tuvo sus consecuencias y una de ellas ha sido la caída en el ingreso de divisas.
El menor ingreso de divisas de la década, registrado durante el 2017, coincide con un período en el cual los productores retuvieron el mayor volumen de soja de la década, a la espera de dos hechos que finalmente se produjeron, ajuste en el tipo de cambio y la reducción del 0,5% mensual de las retenciones a la exportación a partir del 01 de enero del nuevo año fiscal.
Si bien el tipo de cambio se ajustó hacia arriba a partir del conocimiento de las nuevas metas de inflación y tasas del Banco Central, la realidad nos muestra que durante la presente semana de enero la licitación de tasas de LEBAC se fijó en el 28% anual, retroalimentando una nueva baja del dólar, pero la tasa siguió bajando en el tercer martes, volviendo a influir en la suba del dólar.
Los productores no deben esperar sustanciales cambios en sus márgenes brutos, a menos que el precio de los commodities aumenten durante el 2018 en un nivel suficiente para compensar la pérdida constante de competitividad, tanto a nivel productivo como en las exportaciones.
Durante lo que va del mes de enero, el Banco Central bajó la tasa de referencia de las LEBAC’s por tercer martes consecutivo.
En la jornada del pasado martes 23 de Enero, el mercado de dinero entre bancos, el "call money", operó en baja pactándose a un promedio del 26,50 % TNA y en "swaps" cambiarios se pactaron 285 millones de dólares el Jueves y el viernes.
Las LEBAC en el mercado secundario se operaban al plazo de 28 días al 27,05% TNA y la de 266 días al 25,30 % TNA. La baja de la tasa en la licitación del martes pasado fue de 0,75% y acumula 1,5% en el mes.
La reacción del dólar no se hizo esperar, tanto operadores mayoristas como los minoristas, se lanzaron a la compra de la moneda estadounidense, como lo vienen haciendo en estos últimos meses el ciudadano de a pie, compras a un ritmo de u$s 2,900 millones mensuales.
Así en lo que va de enero el valor del dólar creció el 5,37% cuando a lo largo de todo el año 2017 sólo se registró un incremento de 17,36%, contra 24,8% de inflación. Y el dólar Banco Nación cierra la jornada a 19,40/19,90. En la City ya se habla de un dólar piso en 20 $.
Durante el último trimestre del 2017, el productor vendió menos soja a la espera de una mejora en el tipo de cambio y de la reducción del 0,5% mensual en las retenciones, a partir de enero: De acuerdo con datos de las compras de la exportación y la industria aceitera publicados por el Ministerio de Agroindustria.
Entre las compras a precio y las fijaciones de los contratos a fijar, los productores vendieron hasta fin de diciembre del 2017 un total de 39,18 millones de toneladas de soja.
Si consideramos que la cosecha total fue de 56 millones de toneladas, el saldo sin vender en manos de productores o sin fijar, llega a un total de 16 millones de toneladas.
Descontados 3 millones de toneladas entre uso de semilla "propia" y un nivel de existencias finales razonables, el saldo neto sin vender sería de 13 millones de toneladas.
Este es el volumen que los exportadores y aceiteras tienen pensado comprar en los próximos tres meses, hasta que ingrese el volumen de producción de la nueva campaña 2018, cambiando drásticamente el patrón de compras histórico, cuando finaliza una cosecha y comienza la otra.
Por este motivo el mercado de la soja disponible en las tres primeras semanas de enero se mantuvo muy firme, ante la incertidumbre que genera la falta de lluvias y su impacto en el volumen final de la nueva cosecha, y por la suba registrada en el valor del dólar, que ya se confirma podrá sostenerse en el piso de 20 $/u$s.
En este escenario, si el aumento del dólar no se traslada a precios podremos tener cierta mejora en la competitividad del productor agropecuario, se podrá licuar parcialmente el incremento de los bienes y servicios en pesos.
Sin embargo contra esto, hay que destacar la suba que se ha producido en el precio del gas-oil y las naftas, ya muy cerca de los 30 $ el litro. Y esta alza será difícil que no se traslade a los precios de los servicios atados al gas-oil, como los trabajos de siembra, pulverización y cosecha.
(*) Analista de Mercados.
COMENTARIOS