El sol calentó fuerte durante varios días de noviembre y las altas temperaturas favorecieron el secado del grano y permitieron adelantar la cosecha de trigo que, de acuerdo con las primeras estimaciones, ofrece buenos rindes.
Cuando las cosechadoras comenzaron a transitar por los campos y trillaron los primeros lotes, los resultados generaron una agradable sorpresa, superando en la mayoría de los casos las expectativas más optimistas.
Promedios de 42 quintales por hectárea encendieron el entusiasmo y si bien el avance es muy incipiente, es una buena señal para el cultivo en un año con tanta presión de enfermedades por las abundantes lluvias.
Además, hubo rindes máximos de 58 quintales en los alrededores de Cañada de Gómez y Villa Eloísa. Pero también hay lotes severamente afectados por no haberse podido llegar a tiempo a controlar las enfermedades. En General Pinto, en el norte de Buenos Aires, las expectativas retroceden a los 30 quintales por hectárea.
“Es una campaña de buena a muy buena", comentó el ingeniero agrónomo Juan Pablo Ioele, del INTA Marcos Juarez, sobre la actualidad del trigo.
Además de ser un ciclo en donde muchos productores optaron por incorporar el cereal a los planteos, se suma la expectativa de buenos rendimientos: "No va a ser raro encontrarse con lotes de 5.000 kilos por hectárea en muchos casos", comentó al respecto, adelantando que durante la próxima semana podría generalizarse la cosecha.
El agua empujó
Consultado sobre cuáles eran los factores principales que derivaron en una muy buena campaña, Ioele destacó en primer lugar la muy buena disponibilidad de agua durante el ciclo: "Arrancamos con buena humedad durante la siembra y luego las lluvias aparecieron en los momentos justos. Así es que nos acompañó el agua, que es un factor principal que establece los pisos de rendimiento".
En segundo lugar, el control de enfermedades cobró protagonismo: "Tuvimos un impacto muy fuerte de enfermedades, principalmente con roya amarilla, por lo que va a haber mucha diferencia entre los lotes bien tratados y los que se descuidaron". "También hubo una bacteriosis que apareció sobre el final", agregó.
En este sentido, no hay un cultivo que tenga tanta respuesta a la protección en enfermedades como el trigo: "El monitoreo y seguimiento de las enfermedades es vital".
Pero tanto calor…
En tanto, sobre el efecto del intenso calor en el cultivo y lo que puede pasar con los trigales en su conjunto, los especialistas opinaron que “se van a arrebatar, seguro”, contando que ya se observan los efectos con plantas secas y otras muy adelantadas.
Es aquí donde el calor, conocido en la zona como "efecto soplete" impacta sobre el cereal, ya que los cuadros que todavía se encontraban llenando granos se ven afectados y su madurez se adelanta.
Las altas marcas térmicas, el viento soplando del norte y las escasas lluvias dejan muchísimas dudas por el impacto que esto tendría en el peso de los granos. En la última semana, las máximas promediaron entre 34 y 38°C, con valores extremos que superaron incluso los 40°C en Córdoba y Santa Fe.
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