Estrategias comunes para luchar contra la langosta
La plaga de langostas ha sido desde siempre un problema para la agricultura y ganadería a nivel mundial. En la parte sur del continente americano, la especie que causa estragos es Schistocerca cancellata, conocida como langosta sudamericana.
En nuestro país, los primeros registros de lucha contra la langosta datan de mediados del siglo XIX, fenómeno que, como se puede ver, se extiende hasta nuestros días en varias provincias.
Schistocerca cancellata ha representado históricamente el mayor problema agropecuario, especialmente durante el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, períodos en los cuales se registraron grandes pérdidas económicas.
Desde 1954, luego de una década intensiva de controles que involucraron a casi 7.000 operarios, aviones y más de 12.000 toneladas de insecticidas, la plaga entró en estado de recesión reduciendo su área de infestación, la cual había alcanzado casi todo el territorio argentino.
El Programa Nacional de Acridios tiene 100 años de antigüedad y actualmente pertenece a la Dirección Nacional de Protección Vegetal del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad y Agroalimentaria (Senasa).
En nuestro país, los primeros registros de lucha contra la langosta datan de mediados del siglo XIX, fenómeno que, como se puede ver, se extiende hasta nuestros días en varias provincias.
Posee como objetivo la prevención y por esto trabaja en la vigilancia continua y sistemática de las áreas de reproducción permanente de las langostas.
Estas acciones se enmarcan en una estrategia preventiva que busca localizar focos de la plaga, especialmente estadios juveniles, e instrumentar acciones de control.
El conocimiento del ciclo biológico y de las características morfológicas de cada estadio de la plaga reviste una vital importancia al momento de implementar las medidas de control, ya que el mismo debe efectuarse cuando la langosta se encuentra en estado ninfal (nombre del estado inmaduro antes de transformarse en adulto volador).
Esa es la oportunidad para realizar aplicaciones de insecticidas, especialmente en agrupamientos con un elevado número de ninfas por metro cuadrado.
La particularidad de las langostas -que la diferencia de las tucuras- es la habilidad de cambiar su comportamiento y fisiología (color, tamaño y forma) en respuesta a cambios en la densidad poblacional, pasando de un estado solitario a gregario y viceversa.
Esta transformación relacionada a la capacidad de agregarse activamente para formar mangas, sumado a su capacidad de dispersión (puede volar hasta 150 kilómetros por día) y su voracidad, determinan una gran amenaza para toda la actividad agropecuaria del país.
En 2015 ocurrió una explosión demográfica sin antecedentes en los últimos 60 años en nuestro país, destacando que la situación de aumento poblacional de langostas en forma notoria ocurre desde 2014 en varias partes del mundo con otras especies de langostas.
Con respecto a la langosta sudamericana, la principal hipótesis de la explosión demográfica actual se atribuye a causas climáticas (inviernos benignos con precipitaciones mayores al promedio en los últimos años), que permitieron que esta especie desarrolle una tercera generación invernal.
No obstante, y gracias al trabajo del Senasa, el Ministerio de Agroindustria de la Nación, los gobiernos provinciales y los productores, se logró un gran éxito en el control de la plaga, no habiéndose registrado daños significativos y relevantes en cultivos agrícolas.
Ante el nuevo cuadro de situación que presenta este 2017, el Senasa declaró la emergencia fitosanitaria hasta 2019, y dado que la plaga también se encuentra en Bolivia y en Paraguay, la Argentina trabaja con ambos estados instrumentando estrategias comunes en el manejo de la misma.
(*) Ingeniero Agrónomo. Programa Nacional de Acridios del Senasa