Cuando parecía que los precios de la mayoría de los granos no encontraban un piso, en las últimas semanas asistimos a un alza generalizada que cambia totalmente las cuentas de los productores tanto para la cosecha vieja como para la que se inicia.
En efecto, la suma de un "weather market" o mercado climático en los Estados Unidos, las demoras en la recolección de la cosecha local y los ajustes en el tipo de cambio llevaron a que se registraran alzas en las cotizaciones que rompieron ciertos límites psicológicos que impedían que se intensificaran las ventas internas, afectando los márgenes de los operadores y restringiendo el tan necesario ingreso de divisas.
Según información oficial del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, USDA, la condición de los cultivos norteamericanos no es la mejor.
La falta de precipitaciones adecuadas en gran parte de la región productiva llevó a que el desarrollo del maíz y la soja en particular no sea tan favorable como la del año pasado a la misma fecha, e incluso al promedio de los últimos 16 años.
La suma de un ‘weather market’ o mercado climático en los Estados Unidos, las demoras en la recolección de la cosecha local y los ajustes en el tipo de cambio llevaron a que se registraran alzas en las cotizaciones que rompieron ciertos límites.
A modo de ejemplo, la soja que hasta algunas semanas atrás se negociaba a 230 dólares la tonelada en el disponible y 240 dólares la tonelada en las primeras posiciones del nuevo ciclo, tuvo mejoras en torno a los 15 a 20 dólares la tonelada.
Esto condujo a que los precios en Chicago, el mayor mercado mundial de estos commodities, tuvieran fuertes fluctuaciones, primero con marcadas alzas, para luego registrar fuertes bajas, concretando así la ansiada "toma de ganancias" de los operadores.
No obstante la mejora se mantiene a pesar de esta fuerte volatilidad en los precios, reflejándose en los mercados locales con subas más que significativas.
A modo de ejemplo, la soja que hasta algunas semanas atrás se negociaba a 230 dólares la tonelada en el disponible y 240 dólares la tonelada en las primeras posiciones del nuevo ciclo, tuvo mejoras en torno a los 15 a 20 dólares la tonelada, valores mucho más atractivos, con cierta similitud a lo negociado en el ciclo anterior.
Algo similar se dio en maíz y trigo, este último con niveles para la nueva cosecha superiores a los 175 dólares la tonelada, activando así las ventas "futuras" de muchos productores que de esta forma cubren sus costos y aseguran cierto nivel de ganancia.
A ello se sumó un avance lento de las tareas de recolección en muchas zonas por excesos hídricos. Recién a mediados de julio finalizó la cosecha de soja, en tanto que el maíz sólo se encuentra completado en un 60%.
Mientras que los ajustes en el precio del dólar, que pasó de los 16 a 16.3 pesos el dólar a un nivel en torno a los 17.5 a 18 pesos el dólar se tradujo en precios internos muy interesantes.
Los actuales niveles en torno a 4.300 pesos la tonelada para soja o 3.000 pesos para trigo y 2.500 pesos para maíz, se volvieron muy atractivos a los ojos de los productores, definiendo así sus ventas tanto de la cosecha vieja como, vía "forward", del nuevo ciclo.
Como consecuencia de ello, las ventas de soja del presente año, que difícilmente superaban en forma conjunta para la exportación e industria las 500 a 700 mil toneladas semanales, se dispararon por encima de las 2 millones de toneladas en el último período.
Esto, sin dudas, permitirá que muchos operadores cuenten no sólo con la mercadería física, sino también con "precio hecho" pudiendo así establecer en nivel de márgenes tanto para la exportación, como para la industria.
(*) Director de Agritrend SA.
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