NEGOCIOS AGROPECUARIOS

El campo no paró el 6 de abril

La adhesión a la medida de fuerza impulsada por la Confederación General del Trabajo el pasado jueves no llegó al campo donde las cosechadoras siguieron implacables en su paso por los surcos de soja, donde la lluvia lo permitió.
El paro encontró a los productores en plena cosecha de soja y maíz de la campaña 2016-2017 y mientras hubiera “piso” para entrar, se trabajó fuerte.
Pergamino, una de las ciudades cabeceras de la zona núcleo productiva argentina, ubicada en el noreste de la provincia de Buenos Aires y rodeada de miles de hectáreas de la oleaginosa y también del cereal se constituyó en muestra de cómo la gente que vive de los recursos que genera el campo decidió no adherir.
Así fue, según evaluó el diario La Opinión, de Pergamino, que la medida se sintió con mayor fuerza durante la mañana del jueves, pero con el correr de las horas la situación se fue normalizando y aquellos lugares que permanecían cerrados retomaron su labor, tal como sucedió con las estaciones de servicio y los comercios en general.
La actividad comercial hasta el mediodía fue prácticamente normal en Pergamino, con un 80 por ciento de los negocios abiertos, pero el ritmo fue habitual durante la tarde dado que todos los comercios “levantaron las persianas” para retomar la actividad, teniendo en cuenta que el movimiento en las calles céntricas no tuvo cambios significativos comparado con un día hábil.
Una de las cuestiones que llamó poderosamente la atención fue que a nivel local las dependencias comunales prestaban los servicios y cumplían con los cronogramas establecidos, incluso con la recolección de los residuos en los barrios de Pergamino.
Mientras que ese jueves, la Sociedad Rural Argentina (SRA), que preside Luis Miguel Etchevehere consignaba en un comunicado que “en el convencimiento de que la Argentina progresa trabajando, hoy, el campo no para”.
En el mensaje, manifestaron que “se necesita del trabajo y el esfuerzo de todos los argentinos para acompañar el camino de crecimiento que está dando sus primeros pasos”.
Ocurre que la percepción de los ruralistas era que los hombres de campo no interrumpirían sus actividades, producto de las cuales algunos viven todo el año y que sus familias seguirían el mismo camino.
Por su parte, la Confederación Intercooperativa Agropecuaria Coninagro ya había sostenido que el paro de la CGT no era “oportuno”.
“Como representantes de los productores agropecuarios y sus cooperativas, Coninagro quiere expresar que, frente al cambio del escenario político, económico y social, es importante fortalecer el empleo y la producción, pilares fundamentales para salir del estancamiento”, había señalado en un escrito.
Con el título “Coninagro apuesta al trabajo”, la entidad que preside el mendocino Carlos Iannizzotto señaló que “quedan innumerables cosas por resolver en Argentina”, pero “la respuesta no es la huelga general”.
Por su parte en Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) que, como las otras entidades, representa a miles de productores en todo el país, su presidente Dardo Chiesa, eligió hablar de un “clima enrarecido” en un artículo de opinión.
“Hoy vemos con asombro una escalada de violencia y agresiones hacia las instituciones y las autoridades nacionales de la República Argentina que parece no haber llegado a su fin”, dijo.
Se refirió a los bloqueos de accesos a las ciudades, cortes de rutas y calles que se entremezclan con declaraciones de representantes de algunos sectores que expresan sin tapujos que desean que a este “gobierno elegido democráticamente le vaya mal”.
Explicó que días atrás un reducido grupo de piqueteros cortó la ruta y logró suspender finalmente un remate ganadero que se iba a llevar a cabo en el predio de la bonaerense Sociedad Rural de Azul, “en una clara afrenta a las libertades de comercio y de tránsito”.
En un comunicado de prensa inmediatamente después, la Confederación denunció que “ante la gravedad de estos hechos y el peligro de que este tipo de acciones de protesta comience a repetirse en distintos puntos del país, desde CRA expresamos que estos bloqueos impiden la normal comercialización de animales”.
Analizaron que se ocasiona no solamente un grave perjuicio en los productores ganaderos y las casas consignatarias, sino que afectan directamente el trabajo de miles de argentinos que forman parte de esta cadena de comercialización, desde los empleados rurales, veterinarios y cuidadores, hasta los camioneros encargados del traslado de los animales, entre otros trabajadores.
Por su parte, el jueves, Omar Príncipe, presidente de Federación Agraria Argentina, eligió pedirle al Gobierno “que asista urgentemente a los pequeños productores damnificados por el agua y el granizo”.
“En los últimos días ocurrieron fenómenos climáticos intensos en las provincias de Tucumán, La Pampa, Mendoza y Salta, cuyos efectos empeoraron en muchos casos las difíciles situaciones que ya atravesaban los pequeños y medianos productores agropecuarios”, afirmó.