La cosecha de granos gruesos ya viene, las tolvas aguardan la recolección, los maíces de primera deben perder humedad en las plantas para evitar al productor pagar altas sumas por secado artificial, y la soja ya casi está a punto.
Sin embargo, las últimas lluvias perjudicaron las tareas previas al inicio de la cosecha en varios lugares porque los caminos estuvieron intransitables y los cultivos sin chances de ser cosechados en lo inmediato.
Pero el campo vibra con la nueva etapa, por su parte, las especialistas de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), Sofía Corina y Emilce Terré señalaron que la soja “sufre el debilitamiento de la demanda internacional de sus subproductos que, junto con la confirmación de una abultada oferta sudamericana, se traslada en una marcada presión bajista para su precio”.
Según su análisis, los commodities agrícolas locales (la soja no se ha movido de los 3.900 pesos la tonelada) se encuentran, en general, sumidos en una tendencia bajista que se sustenta tanto en los descensos del mercado externo de referencia (Chicago) como en la expectativa de una muy buena afluencia de granos gruesos en vísperas del ciclo comercial 2016-2017.
“Siguiendo la referencia de la Cámara rosarina maíz, trigo y soja han visto sus precios erosionarse un 5%, 13% y 9%, respectivamente, durante los últimos 30 días, incluso a pesar de la suba del 1% en el valor de la divisa norteamericana, que sin embargo no logra recuperarse de los $ 15,5 el dólar”, manifestaron.
Por otro lado, los exportadores privilegian la recepción de mercadería ya acondicionada para cargar a bodega inmediatamente.
Están frente a compromisos de embarcar, que según la agencia marítima Nabsa rondan el millón de toneladas para los puertos del Gran Rosario en los próximos 15 días, en la avalancha maicera.
Mientras que algunos temas lograron poner frenéticos a funcionarios y dirigentes de asociaciones afines: la situación de SanCor, los arándanos y la vapuleada venta de limones a Estados Unidos en tanto, México parece abrir una ventana de ingreso a esta producción argentina.
Por su parte, SanCor, que ya cerró cuatro plantas se comprometió con el Gobierno (ministerios de Agroindustria, Trabajo y Producción) y con el gremio de los trabajadores de la industria lechera, Atilra, a concebir un plan de reestructuración serio y a largo plazo.
Sin embargo esta semana filtró en un matutino porteño que piensa despedir mil empleados y reprogramó a sus tamberos proveedores de materia prima los pagos de febrero hasta 2018, pero abonará en abril próximo la producción de este mes de marzo.
Respecto del posible despido de mil empleados, el gremio dijo que SanCor tiene en condiciones de jubilar a 400 trabajadores y que casi el 10% de los 4.000 que posee en forma directa, aceptarían un ofrecimiento de retiro voluntario en condiciones ventajosas.
“Por lo tanto no existe la necesidad de hablar de mil despidos ni de cierre de plantas, porque la cooperativa en un momento de su historia por una necesidad logística instaló fábricas que en la actualidad pueden agruparse”, dijeron las fuentes gremiales.
El problema, según señala Atilra es la materia prima, porque ahora SanCor procesa entre 1,2 y 1,5 millones de litros de leche por día (la mitad que hace cuatro meses) cuando deberían ser 6 millones diarios y el faltante de productos ya se ve en góndolas.
La Cooperativa no gestiona pedidos a los supermercados y las preferencias de los consumidores emigran a otras marcas: La Serenísima para quesos y Tres Niñas para la leche.
En tanto, la Comisión de Lechería de Federación Agraria reclamó asistencia urgente para salvar a los productores lecheros y advirtió que en unos meses el país podría estar importando materia prima y los tambos siguen cerrando.
A su vez, productores de arándanos reclamaron a diputados nacionales que se declare el estado de emergencia en la actividad porque entre 2015 y 2016, hubo un incremento en volumen en ventas al exterior alrededor del 15 por ciento, pero comercialmente fue la peor época de la historia en términos económicos.
Respecto del esperado ingreso de los limones frescos a Estados Unidos, en breve se vencen los 60 días que pidió la administración de Donald Trump para revisar la normativa de exportación.
Por ese motivo y ante la ausencia de señales del Gobierno norteamericano al respecto, la Agregaduría agrícola en la Embajada de la Argentina en Washington y la Cancillería están con manos a la obra para incentivar la exportación. Los productores citrícolas tucumanos por ahora tienen decepción porque el futuro es incierto.
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