Alexander Zverev nació hace 20 años en Alemania y esta temporada saltó a la popularidad al ganar dos Masters 1000 (Roma sobre polvo de ladrillo y Montreal sobre cemento) más otros tres torneos (Washington, Munich y Montpellier).
Actualmente se ubica en el puesto siete del ranking mundial y tercero en el escalafón de la actual temporada detrás del español Rafael Nadal y el suizo Roger Federer, que están teniendo un año espléndido.
Pero, sin lugar a dudas, que Nadal, con 31 años, y Federer, con 36, tendrán en los próximos meses una dura competencia de Zverev, probablemente similar a la que en su momento le plantearon el serbio Novak Djokovic y el escocés Andy Murray, hoy alejados del circuito por lesiones.
El alemán mide 1.96, es diestro, pega revés a dos manos y juega con una soltura propia de aquellos que nacen para meterse en la historia grande del deporte.
Y si hablamos de desparpajo, lo que hizo el canadiense Denis Shapovalov en Montreal es también un buen ejemplo.
Ingresó al certamen gracias a una invitación de la organización y tuvo que levantar cuatro match points para no irse en la primera ronda frente al brasileño Rogerio Dutra Silva (66 del mundo), a quien venció por 4-6, 7-6 y 6-4.
Pero en la siguiente instancia, Shapovalov, de apenas 18 años y 143 del mundo, dio el batacazo ante el argentino Juan Martín del Potro y salió para siempre del anonimato.
Zurdo, con revés a una mano y una estatura de 1.83, el canadiense le ganó en los octavos de final al mejor tenista del año, Nadal, que buscaba el 1 en Canada, para luego meterse en las semifinales, donde lo frenó justamente Zverev.
Cuando se saludaron en la red, Zverev lo felicitó y le dijo que ese había sido el primero de los muchos partidos que van a jugar en sus carreras.
Lo sabe el alemán y ahora lo sabemos todos: el futuro ya llegó.
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