Nací en Colón, provincia de Buenos Aires, el 24 de abril de 1954.
Colón era una ciudad chica, donde todos nos conocíamos, tranquila. Ahí completé los estudios y tuve una feliz infancia y adolescencia, en un barrio de calles de tierra y muchos potreros donde jugábamos al fútbol.
Eran lugares de encuentro para charlar y "organizar planes de acción". Íbamos mucho al cine, que junto al club Hispano Americano, eran sitios de convocatoria para disfrutar de otros deportes como básquet, pelota paleta y, por supuesto, la natación en la época veraniega.
La natación fue mi deporte preferido. Desde muy chico mis padres me llevaban allí, la única pileta en el pueblo, y ellos junto a mi abuela fueron quienes me enseñaron a nadar.
En aquella época se organizaban torneos en diferentes localidades, donde llegaban representaciones de clubes de la zona como Junín, Colón, Chacabuco, Pergamino, San Nicolás, Venado Tuerto, y era una verdadera fiesta del deporte.
Todos esperábamos ansiosos que llegara la temporada de pileta para participar de estos eventos. Ahí se ponía todo el esfuerzo para sumar puntos en cada carrera y llevarse el club el trofeo del torneo, y por supuesto cada uno su medalla.
En esa época Newbery y Jockey Club de Venado Tuerto eran quienes lideraban los encuentros, y era muy atractiva la rivalidad de Newbery con el Club Social y Junín. Quiero destacar el alto nivel de nado de todos quienes participaban en esas contiendas acuáticas, más aún que era muy poco el tiempo de entrenamiento porque se volvía de un parate de meses, y adaptarse al ritmo que exigían las competencias implicaba un gran esfuerzo y dedicación. Recuerdo que se nadaba con gran estilo, a pesar del poco tiempo disponible ya que no existían piletas cerradas.
Hubo un año, 1970, que Hispano Americano de Colón no participó en competencia de nado, y como en esos encuentros siempre se hacía amistad con chicos de otros lugares, es que tengo la oportunidad de viajar a Junín; nunca imaginé lo que el destino me deparaba. Allí conocí a la familia de Juanjo Paz y Patricia Rémoli, que tan amablemente me recibieron y ofrecieron quedarme. Y así, como un juego, comenzó todo.
Empecé a frecuentar diariamente la pileta de Newbery y ahí conocí al equipo de natación con quienes viví una etapa inolvidable en mi vida, compartiendo no solo la natación, sino la vida en Junín, frecuentando con ellos lugares diversos como el bowling, Augustus, Caravaca, los cines, el Auto Moto Club, las noches del básquet en Ciclista, la Laguna de Gómez, el bar Los Tribunales, entre tantos otros.
Éramos un grupo de jóvenes con ganas de disfrutar sanamente la vida. Entre ellos puedo mencionar, además de Juanjo y Patricia y Mónica Rémoli, a Hugo y Marcelo Balestrase, Liliana Pérez Mernes, Tatato Moccagatta, Mirta Carrón, Nora Andrades, Rodolfo Pedernera, José Carnigno, Cecilia Zazo, Claudio Gabrielli (hoy secretario de Newbery), Walter Destéfani, Gloria Voda, Eduardo y Titi Hankin, Daniel de Camilis, Mercedes Manifesto, Marita y Chuli Fusé, Eduardo Cognini y Roberto Amor. Pido disculpas si omito alguien. Con este grupo tuve una experiencia maravillosa, y fueron los 100 años de Newbery que nos reencontró otra vez. Y así continúa nuestra amistad, nacida desde el deporte.
Quiero mencionar el recuerdo que tengo siempre de la bondad de Yolanda (mamá de Juanjo), Marta (mamá de Patricia) y su abuela, Ida Marcaccio de Mariotti; a ellas, gracias, gracias de corazón. También al profesor Leonard, siempre dispuesto a corregir y animar la tarea.
El cruce de la Laguna fue el 9 de marzo de ese año, 1970. Muchos del equipo de Newbery participaron. Fueron 3km. Era mi primera competencia en aguas abiertas y tuve la suerte de ganar el cruce. Fue por la insistencia de los chicos que decidí estar representando al equipo, y ese fue el comienzo de una seguidilla futura en ríos, lagos y lagunas, pero nunca en mar. Y ese año también fue el último en participar en torneos de pileta, y fue representando al club Newbery. Después todos festejamos el triunfo llenando la copa con sidra en el bar Los Tribunales (Rivadavia y Lebensohn).
Junín fue ese año (¡¡intenso!!). Vino gente a hablar con mi familia para llevarme a Bs. As., a entrenarme para las olimpíadas de Múnich en 1972, pero la prioridad era terminar los estudios, así que se perdió esa oportunidad. Luego la vida nos marcó diferentes caminos, estudio, trabajo, conformar una familia. Pasó el tiempo, y en ese transcurso siempre aparecía un aguas abiertas y, si podía, me tiraba. Así fue que este año me entero del Sudamericano Master y fue Tatato Moccagatta quien me contactó con gente de Necochea, ADA (Asociación Deportiva Arenas), para que pueda participar, ya que es necesario hacerlo por una institución federada. Y además fue este amigo, quien fuera entrenador de Meolans, nadador del Newbery y hoy mundialmente conocido, quien me aconsejó el entrenamiento adecuado para alcanzar el triunfo y récord argentino en los 50 metros estilo mariposa, en la categoría de 70/74 años.
Hoy continúo con el entrenamiento, por ahora tranqui y pensando en un próximo aguas abiertas. Pero pasa por mi cabeza (no decidido aún) participar en el mundial de Singapur 2025. Se verá.
¿A quién admiro como mejor nadador? Es difícil, siempre aparecen esos monstruos derribando tiempos, pero la primera impresión fue Luis Alberto Nicolao; y a nivel internacional fue Ian Thorpe, nadador australiano.
Estoy muy agradecido por lo que me ha brindado la natación: una vida saludable, muchos recuerdos y amigos. ¡¡¡Gracias totales!!!
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