La linqueña Avril García, de 20 años -que cumplió el 26 de septiembre pasado-, es integrante de la selección argentina de vóleibol femenino "Las Panteras" y llegó a afirmarse en el combinado nacional luego de una carrera que inició a sus ocho años de vida.
Se desempeña como central, mide 1,86 metros y actualmente juega en Francia, en el Levallois París Saint Cloud Volley, entidad que la contrató basándose en las destacadas actuaciones que viene cumpliendo la juvenil y talentosa jugadora, hija de Luis García y de Soledad Grosso Manessi, quienes tienen otra descendiente, Luana García.
Entrevistada por Democracia a través de redes sociales, Avril -quien cursa idiomas inglés y francés- dijo desde la capital francesa, "La Ciudad de la luz": "Comencé a jugar en el Centro de Educación Física de Lincoln, a los ocho años y luego pasé al Club Rivadavia, al año siguiente. En el C.E.F. estuve con el profesor Omar Castrounovo y en Rivadavia con Claudia Zanini, con quien entrené desde los 9 a los 15 años.
En esa época competíamos en la Liga del Noroeste de Vóleibol (AVNOBA) y en los Juegos Bonaerenses. Actualmente, cuando voy a Lincoln, intento hacerme un lugar y voy al Club a ver a Claudia, los demás profesores, las nenas que entrenan ahí. Es como mi segunda casa, porque pasé muchos años ahí adentro y creo que también es lindo volver a sentir esa sensación de cuando era chica y anhelaba seguir creciendo. Es hermoso también poder volver y que haya más nenas, que se hayan podido realizar torneos más relevantes en el Club hablando de vóley, como la Li.Pro.Bo. (Liga Provincial), que es un clasificatorio al torneo más importante del país que es la Copa Argentina".
Su recordado paso por el club Junín
También Avril se destacó como jugadora en nuestra ciudad y al respecto, recordó: "A los 14 años me cambié al Club Junín, ya que sabía que iba a poder salir a competir a torneos con más jerarquía y al haber más chicas, los niveles de entrenamiento eran más elevados. Juan Manuel López y Marcos Ilaqcua, quienes fueron mis entrenadores en ese tiempo, me ayudaron a mejorar muchísimo, y con ellos y sus familias tuve una relación hermosa, la cual hoy sigo sosteniendo. Mi vitrina fue creciendo (de trofeos) y en los torneos me empezaron a ver los entrenadores de las selecciones de Provincia y llegaron las convocatorias.
En el año 2018 tuve mi primera convocatoria, la cual no pasé ni la primera etapa (risas) y en 2019, ya en Junín, quedé seleccionada para representar a la Provincia en una categoría más grande que la mía. Era la Sub-17 y yo tenía 14 en ese entonces. El técnico era Héctor Gallardo, quien luego de ese torneo me llevó a jugar a Olimpo de Bahía Blanca, en la Liga A-2 Argentina y así, seguí consiguiendo más experiencia y rodaje, con niveles de exigencia más altos. Ese año asistí a una prueba en el Club Gimnasia y Esgrima La Plata, ciudad en la que tengo familiares (su abuela materna, Ana Manessi, entre otros) y siempre estoy viajando a esa ciudad. Fuí a Gimnasia sin muchas aspiraciones de quedar, solo de divertirme y compararme con el nivel de las otras chicas, pero enseguida -después de la prueba-, me citaron a mi sola, para verme y llamarme a jugar la Liga A-1, el máximo nivel del vóleibol femenino en la Argentina. Aún tenía 14 años, fue una locura y como era muy chica, mis padres no me dejaron quedarme a vivir todo el año, entonces solo jugué la Liga 2020 hasta marzo, que arrancó la pandemia. En febrero de esa temporada tuve mi primera convocatoria con la Selección U-18, en Bahía Blanca, y fui con la cabeza en dar lo mejor de mi, sin muchas esperanzas de quedar, pero la experiencia iba a ser la mejor que hubiese vivido. Como sorpresa, en el primer amistoso de esa concentración, me pusieron en el equipo titular y no me sacaron más. Fue un sueño que jamás creí que llegaría", rememoró emocionada.
La selección es un "sueño" hecho realidad
Luego de señalar, en cuando a sus referentes en este deporte, que "No tengo uno solo, veo a muchísimos jugadores de élite que juegan en Italia, Turquía, Francia, rescatando de cada uno buenas cosas para aprender. No creo que haya un solo jugador/a que pueda hacer todo perfecto", la entrevistada dijo, en relación a lo que significó ser llamada a la Selección Nacional: "Fue un sueño que jamás pensé que iba a hacerse realidad, siempre lo vi demasiado lejos, como una ilusión, y me enseñó que las cosas no son imposibles, por más que creas que si, siempre hay que esforzarse sin esperar resultados a veces inmediatos.
Es disfrutar el proceso y las cosas llegan a su tiempo, y eso me pasó a mí con la Selección, siempre me vi lejos, pero al final estaba mucho más cerca de lo que tenía en mente. Al principio fue difícil, nadie me conocía, nadie sabía mi nombre, el entrenador en realidad me había llamado porque mi técnico en Gimnasia de La Plata le insistió, sino no se si hubiese llegado en ese momento. La mayoría de las chicas jugaba en clubes conocidos, yo era la única que venía del interior, pero con el tiempo me fui adaptando", relató.
Su presente en París
Sobre su actualidad en la capital de Francia, García manifestó: "Por suerte, París es una ciudad hermosa, llena de historia y lugares para recorrer, Francia en si tiene muchas cosas hermosas, así que trato de despejarme visitando nuevos lugares. Además, estoy estudiando idiomas, porque es indispensable la comunicación para poder jugar en el exterior, para todo. Está bueno cada vez absorber más y nuevos conocimientos en cuanto al idioma, además de que al ser mi trabajo, lo necesito bastante avanzado".
En lo familiar, la ascendente jugadora nacida en Lincoln no dudó en expresar: "Los lugares donde tengo mi familia (Lincoln, General Pinto, ciudad de su abuela materna) son sitios de refugio, donde se que vuelvo y van a estar, que me van a esperar con los brazos abiertos para esos momentos donde necesito sacar la cabeza del vóley, del día a día automático y del estrés que trasciende el jugar todas las semanas. Volver a conectar con tus raíces, con tu historia, te pone los pies en la tierra. Ahora más que nunca, ya que estoy lejos de casa, pero sé que ellos están allá esperándome y apoyándome cada día en esto que elegí, así que eso me deja un poco más tranquila.
Ellos (su familia) fueron la base de todo mi presente, sin la ayuda de mis seres queridos no podría estar acá viviendo de lo que amo", para señalar como corolario, al respecto: "Agradezco a toda mi familia y amigos, ya que sin los ladrillos que ellos aportaron, no podría haber construido este muro enorme y fuerte, porque me dieron pequeñas cosas que se acumulan y conforman el todo", completó la telentosa Avril García la charla con Democracia.
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