Rubén Darío Cacheiro: “Miche”
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Rubén Darío Cacheiro: “Miche”

Subcampeón provincial de bochas en la década del ´70. Fue presidente del club Junín y uno de los directores más queridos en los anales del secundario juninense.

Históricamente me decían gordo, y también Miche, por la propaganda de Michelín. Era un gordo de 90 kilos que jugaba al fútbol y en esa época estaba de moda porque mi abdomen se asemejaba a esta publicidad.

Nací en Junín, en el Hospital Ferroviario por el ´56. Mi viejo ferroviario y mi vieja ama de casa. Viví en el barrio El Picaflor. Actualmente estoy en el barrio 9 de Julio. Jugábamos a la pelota, a la figurita. Era común el barrio contra barrio, jugábamos contra los chicos de a la vuelta manzana.

Teníamos como campo deportivo lo que hoy es el Colegio Marianista, que en ese momento era la Casa Maternal. Ahí jugábamos al fútbol.

Históricamente del Club Junín. Mi papá y mi mamá fueron socios vitalicios. Yo y mi esposa también somos socios vitalicios. Mi hija y mis nietos tienen la misma edad de vida que de socios del club Junín. Hay una historia albirroja. Siempre digo que los colores de mi sangre son blanco y rojo, pese a que también tengo sangre verde.

Es que salí de mi casa para la derecha. Si hubiese salido para la izquierda tenía a Los Indios y Ciclista.

Nunca jugué al fútbol en clubes, pero si tanto en la escuela primaria como secundaria en los intercolegiales. 

Jugué al básquet hasta los 16 años en el club Sarmiento. Tuve de profesor a Rubén Darío Cárdenas.

Pero me dediqué mucho a las bochas desde los 17 años en adelante hasta que el club Junín decidió sacar la cancha. Tuve la oportunidad como juvenil de disputar dos campeonatos provinciales y dos nacionales.

Y fui subcampeón invicto de la provincia en Bahía Blanca. Esa vez no se jugó la final donde llegamos invictos con Azul y le dieron el título a ellos porque tenían menos tantos en contra que nosotros.

Fue justo cuando trajeron los restos de Eva Perón al País y se frenó todo, un parate general y cada cual a su casa.
Tuve la posibilidad de tener una escuela de dirigentes en mi vida que me llevó, a los 18 años, a ser directivo del club Junín. Y estuve 23 años. Me fui en el 2000 como presidente del club, pero la gente que primero me llevó de la mano fueron los mentores de mi carrera. Le dieron a un joven la chance de manejar los destinos de uno de los clubes más importantes de la ciudad.

La época como presidente del club Junín fue brillante. Hubo una idea interesante que la llevó a cabo el entonces presidente Hildemar Chacón, junto con Cacho Muscariello, de cambiar la entrada del club. Sacaron el acceso de Garibaldi y Lebensohn, y se empezó a entrar por Julio Campos. Eso generó una explosión edilicia y deportiva.

Cuando me fui en el 2000 mi última obra fue la pileta climatizada. Había casi 3700 socios, que después llegó con Pepe Echeverría a 3800 en un corto lapso.

El club se manejó como una empresa. Pero hubo gente que en su momento puso su casa de garantía para hacer obras. Por ejemplo, Hildemar Chacón garantizó con su casa la obra del gimnasio, con una empresa de Chacabuco. Había gente en ese tiempo que además de horas le ponía dinero a las instituciones.

La idea siempre fue sacar a los chicos de la calle y a través del deporte formarlos como seres humanos.

El director

Comencé en la escuela técnica como kiosquero. Una vez que terminé la primaria en la 22 inicié en el ´70 el secundario y me recibí de técnico mecánico electricista en 1975. Vino en 1976 el golpe militar y yo que tenía todo arreglado para entrar en una empresa siderúrgica muy importante de la región se vieron truncadas. Me correspondía por ser el mejor promedio de la promoción.

En Junín me ofreció la gente de la cooperadora de la escuela – con un amigo- que me hiciera cargo del kiosco. Y durante 3 meses estuve manejando el kiosco. En ese interín el profesor Emilio García me llevó a dar clases a Viamonte. Luego me vine a dar clases al Industrial. Fue raro porque ganaba 100 en el kiosco y 10 como docente. Por una cuestión ética, me dediqué a la docencia.

Hice la capacitación docente en el Instituto 20 y estuve 39 años y 10 meses como docente de la casa, 10 años en la escuela técnica de Viamonte, fui durante 5 años vicedirector y desde 1996 a 2016 tuve el honor de dirigir el Industrial. Toda una vida.

En casi 100 años el Industrial recién va a tener 14 directores. Es una escuela donde hubo gente con muchos años en el cargo. Me tocó pasar por muchas. Nosotros fuimos los expulsados del CONET y quedamos a la deriva. Después sufrimos la famosa transformación educativa de Duhalde, donde teníamos alumnos en nuestra escuela, pero pertenecían a otra y rompían los enseres acá, pero pagaban la cooperadora allá.

Hasta que logramos con la ley de educación técnica profesional que la escuela se catapultara. Y encontramos el camino demostrando que seguimos con nuestra filosofía aún desobedeciendo. Cuando vino la posibilidad del famoso plan de mejoras la escuela se equipó a un nivel extraordinario y fui elegido referente de la región 14 de todos los directores de educación técnica. 

Puedo decir que duermo tranquilo porque me equivoqué menos consultando con la gente que me acompañó, siempre excelentes equipos. Le he posibilitados a través de la bolsa de trabajo de la escuela, a muchísimos alumnos tener su trabajo por ser egresados del Industrial.

Cuando ando por la calle no me faltan los saludos, los abrazos, ese reconocimiento que es una caricia al alma y me hace sentir muy bien. 

Y sentirme bien significa haber cumplido como profesional, haber cumplido como hijo, padre y esposo… y hoy como abuelo.<

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