Una de las paradas del viaje que unió a los dos obeliscos.
Una de las paradas del viaje que unió a los dos obeliscos.
DEPORTE Y RECREACIÓN

El grupo Bandidos Rurales unió los obeliscos de Junín y Buenos Aires en una nueva travesía

El equipo de ciclismo aficionado integrado por cinco amigos concretó el pasado 25 de marzo el viaje de 270 kilómetros, en un total de 13 horas de pedaleo. "Es una experiencia impresionante amanecer en la ruta", expresó Eduardo Herrera, uno de los protagonistas de la aventura.

La travesía es la excusa para un nuevo encuentro de amigos, unidos por la pasión de viajar en bicicleta. El pasado 25 de marzo, el desafío de Bandidos Rurales consistió en unir los obeliscos de Junín y Buenos Aires en un extenuante recorrido de 270 kilómetros por ruta.

El objetivo, finalmente, fue cumplido con éxito por este grupo de ciclistas aficionados, especialistas en largos recorridos, que se destacan por aferrarse a un principio fundamental a la hora de sortear una verdadera prueba de supervivencia: el trabajo en equipo.  

"Somos un grupo de cinco amigos y en este última viaje se sumó un ciclista más. El año pasado, hicimos algunos viajes muy lindos, como el Camino de los Siete Lagos y una recorrida por San Luis, de más de 400 kilómetros en bicicleta, en tres días", comentó a Democracia Eduardo Herrera, uno de los protagonistas del equipo.

Junto a él, integran Bandidos Rurales -nombre que adoptaron por la costumbre de entrenar en caminos rurales- Daniel Cofreces, Juan Carlos Dortona, Eduardo "Toro" Rassi y Fernando Mercado, además de Sergio Valdez, quien se incorporó para la travesía de los dos obeliscos, y Gastón Pérez, que cumplió un rol clave en la asistencia a los pedalistas.

La idea surgió a raíz de la visita a Luján que concretan cada año, en uno de los habituales paseos de bicicleta. La propuesta, entonces, fue extender el recorrido, hasta el punto de encuentro entre las avenidas Corrientes y 9 de Julio, en pleno centro porteño.

"Salimos el 25 de marzo, a las 23, y llegamos a las 14 del día siguiente", recordó Herrera, quien precisó que, en total, fueron 13 horas de pedaleo, más otras dos que se agotaron en los puntos de descanso y abastecimiento y la solución de algunos imprevistos, como pinchaduras de cubiertas.

El grupo fue escoltado por algunos familiares y allegados, encargados de suministrar agua y alimento a los ciclistas y colaborar con las precauciones que demanda una aventura en la oscuridad de la ruta.

"La clave fue mantenernos unidos, ir todos juntos, intercambiar las linternas para que no se agoten las baterías y turnarnos para ir pedaleando adelante y guiar al resto. Amanecer en la ruta es una experiencia impresionante, nos tocó una noche fría, con algo de viento, pero lo pudimos sobrellevar", indicó Herrera.

El futuro

Apenas transcurrieron unos pocos días desde que concretaron la prueba de los dos obeliscos, pero los integrantes de Bandidos Rurales ya están pensando en lo que viene.

"Somos un grupo de amigos que se junta por la bicicleta, somos personas de 65 años, 62, 60, es decir, no somos chicos. Pero siempre estamos pensando en nuevas travesías y en proponernos un desafío", insistió.

"Ya estamos pensando en hacer otra aventura. Empezamos a organizarla con tiempo, porque hay muchos lugares para conocer. Por ejemplo, el año pasado fuimos el pueblo de Gouin (partido de Carmen de Areco), fueron casi 140 kilómetros de viaje, y descubrimos que allí se hacen unos pasteles riquísimos. La travesía es la excusa para un encuentro de amigos", aseguró Herrera, entusiasmado como los demás "bandidos rurales" en el próximo camino a recorrer. 

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