Doro Antonio Alciati de flamantes 50 años de edad (los cumplió el 25 de mayo pasado), es un amante de los deportes, que practicó desde su niñez, pasando por la adolescencia, juventud y en la actualidad.
Es hijo de Carlos Domingo Alciati y Dora Cañete, formó pareja con María José Morsilli y tiene tres hijos, Romanella, de seis 6 años; Fausto, de 5; y Aureliano, de 3 y reconoce con orgullo que "Me llamaron Doro por mi mama, Dora".
Inicialmente, al ser entrevistado por Democracia, el deportista y empresario comenzó señalando:
"Fuí al Jardín San Jorge, hasta tercer grado, luego al Colegio Padre Respuela y cuando nos ausentamos con mi familia por dos meses por viajar a Europa, al regresar repetí y como no se podía continuar, terminé la Primaria en la querida Escuela nº 35 de campo. Allí, al medio día se servía el almuerzo, logré un bagaje enorme de vida, aprendí más de la cuenta, no por lo educativo, si por el contexto. La Secundaria quedó unos años pendiente 'atragantado de una vida'. Lo hice siendo grande y virtualmente, yendo a rendir a Morón. En esa instancia descubrí la materia Sociología Contemporánea y fue un 'flechazo'. Cuando terminé de cursar me propuse hacerla virtualmente, así que empecé Sociología y Relaciones Internacionales. Metí dos materias, me encantaba y me encanta, pero empezaron a nacer mis hijos y mi vida ya había transcurrido, no podía estar con ellos, y no lograba ya poder con todo: la empresa, el estudio, la familia, etc. Pero mi sueño es volver cuando ellos estén en la Universidad, de viejito, para ser uno más y enseñar con el ejemplo".
"Quede impregnado del deporte, de la competición para siempre"
Al referirse a su infancia, reconoció seguidamente que "fue de mucha libertad, 'salvaje' en el buen sentido, un trotamundos de muchos barrios de diversos extractos sociales de Junín. Por algún motivo, algo me ligaba o me acercaba, era muy vago. A los 9 años, mi papá me compró una bicicleta de carrera, me la trajo en el asiento de atrás de la cupé 1947 que tenía. Eso fue un antes y un después, algo que me cruzó transversalmente para siempre. Debuté en el querido Club B.A.P., en una pista de tierra con peralte, algo épico. Corrí hasta los 13 años, pero de una manera muy intensa, desproporcionada, otra época, no existían ciertas presiones. Cuando dejé, sentía ser un pájaro libre, suelto, no obstante quedé impregnado del deporte, de la competición, para siempre. De ahí en mas no hice más que trabajar, pasa la vida y vuelvo de grande -a los 26 años- al deporte, participando en duatlones, pero no queriendo ya competir".
Ampliando, Doro dijo que "nunca había corrido a pie constantemente , no podía, corrí uno y vi como todos me pasaban corriendo, todos me dejaban atrás. No podía correr ni a 5'30" el kilómetro. Perdía todo el tiempo que había ganado en la 'bici', así que fue otro antes y otro después. Me dediqué a pleno durante 14 años sistemáticos y consecutivos, sin parar hasta a llegar a salir campeón del Duatlón del Noroeste, que comprendían unas 15 fechas a lo largo del año. Había gran furor en todas la localidades donde se competía y por esa época, alrededor del año 2000, descubrí las carreras de montaña, los Adventure Race de Sebastián Tagle. Fue algo que me apasionó y corrí muchas, entre ellas el Cruce de los Andes en el 2002, en pareja con Fabián Maravilla y saliendo quintos en la general. Fueron 90 kilómetros a tope, 30 kilómetros por día. Cuando mantuvo esa competencia su esencia y no estaba tan devenida en un turismo exquisito -que buscó ser mas negocio que carrera-, seguí participando. Además, intercalé en carreras con la bicicicleta con ruedas de tubo y me preparé solo para correr la Doble Bragado en el 2004, gracias a Sebastián Manuel Cancio. Pude terminarla y también corrí un solo Maratón. Además,hice varios cruces de natación en la Laguna de Gómez, seguí compitiendo en duatlón e intercalé con carreras de mountan-bike, ya que el duatlón fue siempre sobre caminos rurales y estaba acostumbrado a la montaña. Por otra parte, soñaba correr con mi amigo Sebastián Cancio en la prueba de 200 kilómetros de tierra en Junín; el también quería, pero los diferentes compromisos nacionales como internacionales, no le permitían poder hacerlo. Hasta que un día se dio y me dijo 'la vamos a correr amigo'. Lo hicimos en el 2007, fueron durísimos los 200 kilómetros de tierra, terminamos segundos. Los primeros 100 fueron a fondo, exploté y me quise bajar, pero cuando le dije a 'Seba' que no seguía más, me gritó y me levantó de un abismo, así que aún no entiendo como pude seguir pero terminamos los otros 100 kilómetros 'fugados' con otra pareja. Fue lo más difícil, poder aguantar el ritmo de un corredor único (Cancio), quien quedará en la historia para siempre y hoy, doy gracias de haberlo hecho. Cuando volví, de grande, fue correr de manera amateur, porque el deseo de ser profesional ya no podía ser. Yo ya estaba en el negocio de cabeza (agencia de venta de combustibles) y fue 'coquetear' como podía con el deporte, sabía que el cuarto de hora ya había pasado, así que dejé a los 40 años".
Sus ídolos en el deporte y la pandemia
Luego de señalar que "mis ídolos de chico fueron Trillini Caino, Haedo, Moyano, Palma, Alexandre, Ianone, Biera, los locales Hugo Medina, Gerardo Crisafulli y Sebastián Cancio, Pantani entre otros ciclistas; en fútbol Kempes, Luque, Maradona y Messi y en básquet, Ginóbili", Alciati expresó, sobre su época de deportista y la actual:
"Hacer comparaciones entiendo que no es acertado. Los tiempos son distintos y principalmente los contextos. Cuando a uno le gusta algo y hay amor y compromiso, se entrena, no importa si es mucho o poco, todo es posible en el afán de conseguir un objetivo íntegro. La tecnología puede absorber tiempo de ellos, pero si hay un rector, tutor que indique el deporte y lo induzca al descubrirlo sanamente, el deporte hará solo su trabajo. Pero tiene que haber un inductor para que propiamente los nuevos tiempos tecnológicos, no hipotequen la esencia de la vida, la actividad física".
Al referirse a la pandemia generada por el coronavirus, Doro dijo:
"Desde el minuto cero supe que iba ser la prueba de vida de mayor aprendizaje que pueda recibir esta sociedad contemporánea. Más allá de las comprensiones lógicas, no hay dimensión de la enseñanza, y no tanto para nosotros con cierta madurez, si no para los jóvenes y niños. Ellos tendrán el sesgo de haber sido partícipes de un suceso que, indefectiblemente, les planteó la vida de una manera que había que volver a la esencia en diversidades de aspectos. El deportista está incluido, le sirve, le sirvió, a no ser aquel que estuviera en el final de su carrera deportiva, o al que estuviera en su mejor momento y lo alejara de la competición. Duele, pero no es trágico, se puede volver a ser el de antes si se quiere", sentenció.
"Me gusta ayudar para acompañar un sueño"
Luego, el entrevistado comentó, en relación al apoyo que junto a su empresa le brinda a deportistas locales:
"Me gusta ayudar genuínamente, me gusta ayudar para acompañar un sueño, un deseo profundo. Conozco esos sentimientos, conozco las carencias, las virtudes, los compromisos de palabras, de miradas. Nunca terminan mis lágrimas con cada deportista argentino que llega a ser mundialista, a ser olímpico, es algo que me trasciende, me llena el alma ese orgullo máximo de representar a tu país. El camino transitado en el medio, las adversidades, las dificultades, esa impronta argentina que nunca deja de faltar como condimento distintivo, es los que nos toca, es nuestra cultura".
En cuanto al deporte local, reconoció que "no puedo casi verlo, lo veo en lo general y deseo ver una política que abarca todo. En ese sentido, hay muchas carencias, la de poder mirar más allá de un presente o pasado. Obviamente, habiendo en el medio deficiencias de políticas educacionales básicas primarias, difícilmente se logren las metas deportivas, más allá de las que culturalmente están arraigadas. Proyectar a un deportista potencial a ser olímpico con protagonismo a tal edad futura o para un mundial, no sucede, no hay planificación verdadera. Son aproximaciones de algunos deportistas en particular, ya que ellos mismos se planifican llegar a cierta citas máximas futuras. Cuando se busca el éxito o el protagonismo, tiene que estar en el medio un trabajo duro, a conciencia de muchos años, salvo excepciones. Cuando digo tutor, rector, está la figura de un Estado detrás, que pueda articular esa política contenedora".
"Acercar el espíritu para concretar los objetivos generales"
Finalmente, a la hora de los agradecimientos, Doro Alciati hizo un reconocimiento general, por "todo lo que recibí. Es indistinto si fue bueno o no tanto, pero soy un convencido de que para el triunfo tiene que estar la derrota como inspiración al objetivo, la adversidad necesaria. Ello para ser más fuerte y acercar el espíritu para concretar los objetivos generales", completó el reconocido empresario local.
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